Fermentos en la masa" nace con un título netamente evangélico. El libro podría haberse titulado "Consagrados seculares ¡donde las papas queman! Vida de los Institutos Seculares", o también "¡Corazón de la Iglesia en el mundo! ¡Corazón del mundo en la Iglesia!" O el laboratorio experimental en el que la Iglesia examina su relación con el mundo, o el ala avanzada de la Iglesia, o la semilla de santidad arrojada en el surco de la historia.
En todas las fórmulas hay algo de contradicción aparente: estar en el mundo sin ser del mundo, contemplativos en la acción y acción contemplativa, consagrados pero seculares. Y es que los Institutos Seculares son todavía una institución joven dentro de la Iglesia, pues cuentan apenas con algo más de cincuenta años de vida y, sin embargo, ya han escrito de gloria en la historia contemporánea del cristianismo. Resulta una paradoja llamativa y curiosa el hecho de que, por una parte, aparecen en gran medida ignorados por muchos cristianos y, por otro lado, se difunden por todo el mundo, llegando hasta los confines de la humanidad.
Respuesta:
:D
Explicación:
Fermentos en la masa" nace con un título netamente evangélico. El libro podría haberse titulado "Consagrados seculares ¡donde las papas queman! Vida de los Institutos Seculares", o también "¡Corazón de la Iglesia en el mundo! ¡Corazón del mundo en la Iglesia!" O el laboratorio experimental en el que la Iglesia examina su relación con el mundo, o el ala avanzada de la Iglesia, o la semilla de santidad arrojada en el surco de la historia.
En todas las fórmulas hay algo de contradicción aparente: estar en el mundo sin ser del mundo, contemplativos en la acción y acción contemplativa, consagrados pero seculares. Y es que los Institutos Seculares son todavía una institución joven dentro de la Iglesia, pues cuentan apenas con algo más de cincuenta años de vida y, sin embargo, ya han escrito de gloria en la historia contemporánea del cristianismo. Resulta una paradoja llamativa y curiosa el hecho de que, por una parte, aparecen en gran medida ignorados por muchos cristianos y, por otro lado, se difunden por todo el mundo, llegando hasta los confines de la humanidad.