En el territorio de lo que hoy es Colombia estos primeros habitantes desarrollaron hacia los 14.000-12.000 AC sistemas de vida móvil basados en la caza y la recolección, sistemas que miles de años después ante la extinción de la mega fauna, se transformarían a la explotación de medio ambientes costeros, a la adopción de la agricultura y de la residencia sedentaria. A finales del último milenio AC la vida de los antiguos pobladores contaba con un marcado desarrollo cerámico y agrícola orientado hacia los cultivos de maíz y yuca, mostrando nuevas tendencias de poblamiento (hacia las laderas de las cordilleras), sí como profundas transformaciones en su sistema económico, político y social. Hacia los primeros siglos de la era cristiana, Colombia se convirtió en escenario de la interacción de numerosas sociedades cacicales con un marcado acento regional. Algunas de estas sociedades de las que perduran piezas de alfarería, orfebrería, recintos ceremoniales y obra hidráulicas, entre otros elementos de la cultura material, alcanzaron una avanzada organización política y social como lo muestra el caso de los grupos Tairona y Muisca. Simultáneamente, cientos de cacicazgos autónomos se distribuían por la amplia geografía de la Costa Atlántica, Los Andes y valles interandinos, mientras en las tierras bajas de la Orinoquia, la Amazonia y el Pacífico vivían comunidades de horticultores, cazadores y pescadores con patrones de vida y de subsistencia diferentes. La arqueología ha clasificado el pasado aborigen en tres períodos, y en algunos casos, y para algunas regiones de América en seis. Esta categorización, que tiene las limitaciones propias de toda explicación evolucionista muestra de todas maneras la complejidad e importancia de estas ocupaciones humanas que antecedieron a la de los pueblos amerindios de la actualidad y que de alguna manera modelaron los paisajes de la Colombia de hoy, y cuyo legado histórico, cultural y económico, no se puede ignorar.
VCCCCCCCCCCCCCCCCC Explicación: