Fue durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) en que la deuda externa creció en un nivel alarmante, debido en parte a la masiva compra de armamento soviético, que convirtió por entonces al Perú en una potencia militar en la sub-región. El gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez (1975-1980) tuvo que renegociar la deuda, aceptando las severas condiciones que impusieron el FMI y los acreedores internacionales. En el segundo gobierno constitucional de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), la situación continuó agravándose, tanto así que en 1984, el Perú dejó de hacer algunos pagos, aunque manteniendo siempre su voluntad de pagar.11 Eso sí, se pidió al FMI ser más flexible en el cobro de los intereses y amortizaciones, exigiendo plazos más largos y rebaja de tasas. De los 10 mil millones de dólares que se debía en 1980 como herencia del régimen militar, se elevó a 14 mil millones en julio de 1985.
Tal era la situación al momento en que asumió el poder el gobierno aprista. En los primeros días del gobierno, el ministro de Economía, Luis Alva Castro, siguiendo la política trazada por García, anunció que se atendería el pago de la deuda externa sin sacrificar más al pueblo y sin aceptar las condiciones propuestas por el Fondo Monetario Internacional.[cita requerida]
En septiembre de 1985, García viajó a los Estados Unidos para presentarse en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, donde dio un discurso memorable. Allí reafirmó su voluntad de destinar solo el 10% de las exportaciones peruana como amortización de la deuda externa. Pero hizo más: amenazó con retirar al Perú de la organización si el sistema internacional no era reformado y dejara de servir solo a los intereses de un solo país (esto es, los Estados Unidos). Esta posición, con lo que pretendía a todas luces asumir un liderazgo tercermundista, le valió una exposición mediática a nivel internacional: el New York Times le dedicó un titular a cinco columnas,12 y en la primera semana de octubre de 1985, la revista Newsweek lo calificó como la estrella política más importante que emerge en América Latina desde Juan Domingo Perón. En diciembre, dicha revista colocó a García entre las diez personalidades más destacadas del mundo.[cita requerida]
En noviembre de 1985, García asistió a la Asamblea bianual de la FAO en Roma, en donde tuvo a su cargo la disertación en memoria de McDougall. En el discurso reafirmó su tesis de la deuda externa, acusó al Fondo Monetario Internacional de ser el causante de la crisis alimentaria en el tercer mundo y anunció que el Perú orientaría su economía a la sustitución de los productos alimentarios extranjeros por propios.
Naturalmente, los países del orbe socialista saludaron complacidos aquella propuesta muy atrevida. En cambio, el FMI declaró al Perú país “inelegible” (es decir, no propenso a crédito) e “insolvente”. La marginación del Perú de la comunidad financiera internacional traería graves consecuencias, tratándose de un país con urgentes necesidades de financiamiento e inversión extranjera.13
Fue durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) en que la deuda externa creció en un nivel alarmante, debido en parte a la masiva compra de armamento soviético, que convirtió por entonces al Perú en una potencia militar en la sub-región. El gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez (1975-1980) tuvo que renegociar la deuda, aceptando las severas condiciones que impusieron el FMI y los acreedores internacionales. En el segundo gobierno constitucional de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), la situación continuó agravándose, tanto así que en 1984, el Perú dejó de hacer algunos pagos, aunque manteniendo siempre su voluntad de pagar.11 Eso sí, se pidió al FMI ser más flexible en el cobro de los intereses y amortizaciones, exigiendo plazos más largos y rebaja de tasas. De los 10 mil millones de dólares que se debía en 1980 como herencia del régimen militar, se elevó a 14 mil millones en julio de 1985.
Tal era la situación al momento en que asumió el poder el gobierno aprista. En los primeros días del gobierno, el ministro de Economía, Luis Alva Castro, siguiendo la política trazada por García, anunció que se atendería el pago de la deuda externa sin sacrificar más al pueblo y sin aceptar las condiciones propuestas por el Fondo Monetario Internacional.[cita requerida]
En septiembre de 1985, García viajó a los Estados Unidos para presentarse en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, donde dio un discurso memorable. Allí reafirmó su voluntad de destinar solo el 10% de las exportaciones peruana como amortización de la deuda externa. Pero hizo más: amenazó con retirar al Perú de la organización si el sistema internacional no era reformado y dejara de servir solo a los intereses de un solo país (esto es, los Estados Unidos). Esta posición, con lo que pretendía a todas luces asumir un liderazgo tercermundista, le valió una exposición mediática a nivel internacional: el New York Times le dedicó un titular a cinco columnas,12 y en la primera semana de octubre de 1985, la revista Newsweek lo calificó como la estrella política más importante que emerge en América Latina desde Juan Domingo Perón. En diciembre, dicha revista colocó a García entre las diez personalidades más destacadas del mundo.[cita requerida]
En noviembre de 1985, García asistió a la Asamblea bianual de la FAO en Roma, en donde tuvo a su cargo la disertación en memoria de McDougall. En el discurso reafirmó su tesis de la deuda externa, acusó al Fondo Monetario Internacional de ser el causante de la crisis alimentaria en el tercer mundo y anunció que el Perú orientaría su economía a la sustitución de los productos alimentarios extranjeros por propios.
Naturalmente, los países del orbe socialista saludaron complacidos aquella propuesta muy atrevida. En cambio, el FMI declaró al Perú país “inelegible” (es decir, no propenso a crédito) e “insolvente”. La marginación del Perú de la comunidad financiera internacional traería graves consecuencias, tratándose de un país con urgentes necesidades de financiamiento e inversión extranjera.13