Respuesta:
El agua no solamente es fuente de la vida, sino metáfora del tiempo, del movimiento y de la
permanente transformación de las cosas. Ya lo decía Heráclito hace dos milenios y medio,
como nos lo recuerda José Luis Borges en el poema que nos introduce en este tercer número
de Desastres y Sociedad. La fuerza del agua, asociada a su indetenida capacidad fecundadora,
a su constante cambio de estado, a su infinito y femenino ciclo nos sirve de canal conductor
para analizar una serie de catástrofes ocasionadas por su dinámica y por el olvido de la
metáfora que contiene. En todos los casos el potencial destructivo de los fenómenos hídricos
está asociado a la intervención humana y la imprevisión constituyó un común denomidador.
Desbordes, Inundaciones y Diluvios es América Latina es el título de este especial que busca
exponer y analizar las continuas situaciones de riesgo y las dramáticas consecuencias del
desastre cuando el hombre y el Estado olvida el significado del agua que tiene a la vista.
Iniciamos nuestro especial con una evaluación de desastres en el Perú, el desborde del Rímac,
que en marzo de 1994, dejó diez mil damnificados tras el desencauce de sus aguas un par de
Kilómetros antes de su desembocadura en el Pacífico, en una zona densamente ocupada por
familias de bajos ingresos en la Jurisdicción del Callao, primer puerto de la República.
Evaluamos también el impacto y las lecciones aprendidas en el Ecuador por el deslizamiento
del cerro La Josefina sobre el hilo del río Paute en marzo de 1993. Veinte millones de metros
cúbicos de tierra cayeron sobre el curso de las aguas y formaron una presa de 100 metros de
altura y más de un kilómetro de longitud.
Paralelamente publicamos un minucioso trabajo que refiere los complejos procesos hidrológicos
en el noreste argentino y su relación con el fenómeno “El Niño-Oscilación del Sur” (ENOS).
También incluimos una aproximación al tema de las representaciones mentales y sociales que
el riesgo de inundaciones produce entre los habitantes de un barrio de Buenos Aires, que los
hace vivir literalmente con el Corazón en la Boca. Pasamos luego a América Central, reseñando
una grave situación de desbordes anunciados en el Valle Costarricense de Talamanca, bañado
por el río Telire y donde se asientan también etnias amerindias. El estudio de casos se
completa con los crónicos acontecimientos hidrológicos que se suceden en la cuenca baja del
río Pánuco en México, donde se presentan simultáneamente ciclones e inundaciones.
Distintos contextos que dejan similares lecciones y que señalan nuevas rutas, nuevos soportes
para la reducción de los desastres
Como consecuencia de las intensas lluvias existentes en la Región Ucayali, el 24 de Diciembre del 2001 a las
03:00 horasse inició la crecida de losríos Aguaytía, Yurac y Negro, produciendo inundaciones en las provincias
de Padre Abad y Coronel Portillo perteneciente a la Región Ucayali, afectando con mayor grado las poblaciones
ubicadas en las zonas ribereñas y partes bajas de los ríos afluentes del Aguaytía.
En el distrito de Nueva Requena, el río Aguaytía empezó a incrementar su caudal el 24 de Diciembre a las
06:00 horas, alcanzando su nivel máximo a las 09:00 del 26 de Diciembre inundando el 100% de la localidad
de Nueva Requena.
El mismo día en horas de la madrugada se desbordó el río Pachitea en el distrito de Puerto Inca – Huánuco,
causando daños en diversas localidades.
Explicación:
espero que te ayude
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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El agua no solamente es fuente de la vida, sino metáfora del tiempo, del movimiento y de la
permanente transformación de las cosas. Ya lo decía Heráclito hace dos milenios y medio,
como nos lo recuerda José Luis Borges en el poema que nos introduce en este tercer número
de Desastres y Sociedad. La fuerza del agua, asociada a su indetenida capacidad fecundadora,
a su constante cambio de estado, a su infinito y femenino ciclo nos sirve de canal conductor
para analizar una serie de catástrofes ocasionadas por su dinámica y por el olvido de la
metáfora que contiene. En todos los casos el potencial destructivo de los fenómenos hídricos
está asociado a la intervención humana y la imprevisión constituyó un común denomidador.
Desbordes, Inundaciones y Diluvios es América Latina es el título de este especial que busca
exponer y analizar las continuas situaciones de riesgo y las dramáticas consecuencias del
desastre cuando el hombre y el Estado olvida el significado del agua que tiene a la vista.
Iniciamos nuestro especial con una evaluación de desastres en el Perú, el desborde del Rímac,
que en marzo de 1994, dejó diez mil damnificados tras el desencauce de sus aguas un par de
Kilómetros antes de su desembocadura en el Pacífico, en una zona densamente ocupada por
familias de bajos ingresos en la Jurisdicción del Callao, primer puerto de la República.
Evaluamos también el impacto y las lecciones aprendidas en el Ecuador por el deslizamiento
del cerro La Josefina sobre el hilo del río Paute en marzo de 1993. Veinte millones de metros
cúbicos de tierra cayeron sobre el curso de las aguas y formaron una presa de 100 metros de
altura y más de un kilómetro de longitud.
Paralelamente publicamos un minucioso trabajo que refiere los complejos procesos hidrológicos
en el noreste argentino y su relación con el fenómeno “El Niño-Oscilación del Sur” (ENOS).
También incluimos una aproximación al tema de las representaciones mentales y sociales que
el riesgo de inundaciones produce entre los habitantes de un barrio de Buenos Aires, que los
hace vivir literalmente con el Corazón en la Boca. Pasamos luego a América Central, reseñando
una grave situación de desbordes anunciados en el Valle Costarricense de Talamanca, bañado
por el río Telire y donde se asientan también etnias amerindias. El estudio de casos se
completa con los crónicos acontecimientos hidrológicos que se suceden en la cuenca baja del
río Pánuco en México, donde se presentan simultáneamente ciclones e inundaciones.
Distintos contextos que dejan similares lecciones y que señalan nuevas rutas, nuevos soportes
para la reducción de los desastres
Respuesta:
Como consecuencia de las intensas lluvias existentes en la Región Ucayali, el 24 de Diciembre del 2001 a las
03:00 horasse inició la crecida de losríos Aguaytía, Yurac y Negro, produciendo inundaciones en las provincias
de Padre Abad y Coronel Portillo perteneciente a la Región Ucayali, afectando con mayor grado las poblaciones
ubicadas en las zonas ribereñas y partes bajas de los ríos afluentes del Aguaytía.
En el distrito de Nueva Requena, el río Aguaytía empezó a incrementar su caudal el 24 de Diciembre a las
06:00 horas, alcanzando su nivel máximo a las 09:00 del 26 de Diciembre inundando el 100% de la localidad
de Nueva Requena.
El mismo día en horas de la madrugada se desbordó el río Pachitea en el distrito de Puerto Inca – Huánuco,
causando daños en diversas localidades.
Explicación:
espero que te ayude