Latinoamérica inicia el 2016 en una situación particularmente distinta a otros años. En la histórica Cumbre de las Américas celebrada en Panamá en abril de 2015, se abrió una nueva etapa en las relaciones entre América Latina y Estados Unidos después del deshielo oficial entre La Habana y Washington. Este nuevo escenario, además de oportunidades, generó y continúa generando muchos interrogantes pero, sobre todo, marcó la pauta para la dinámica regional en los siguientes años. Aún queda por definir cuál será el papel de Estados Unidos en el hemisferio, cómo será la presencia de China y de Rusia en la región, qué papel jugará Cuba en el proceso de paz de Colombia y en la conflictividad política en Venezuela, así como cuál será el posible impacto en la región si el chavismo es desplazado del poder y qué expectativas podemos tener sobre Argentina y México ante un Brasil que mira hacia adentro.
El primer gran hito de 2016 es la instalación de la nueva Asamblea Nacional en Venezuela, la cual se registró el pasado 5 de enero. Cubierta tanto de optimismo de la oposición al ocupar dos tercios de las bancas, como de miedo ante las amenazas del gobierno de desconocerla, el 2016 posiblemente dé continuidad al agitado clima político venezolano de 2015. La victoria de la oposición en las elecciones legislativas ofrece, en teoría, una serie de herramientas que condicionarían el accionar del ejecutivo venezolano, aunque es poco probable que el chavismo esté todavía dispuesto a soltar las riendas, por lo cual acciones como la reciente designación de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia en sesiones extraordinarias de la Asamblea Nacional y la creación de la Parlamento Comunal sirvan como herramientas de cuestionable legitimidad y legalidad para reguardar el poder del chavismo. Sin duda, el chavismo atraviesa uno de sus peores momentos, no solo por los resultados de las elecciones de diciembre de 2015 sino porque la cada vez más marcada fractura interna que parece despojarlo de dos herramientas esenciales: la legitimidad popular y el apoyo militar.
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Respuesta:nero 2016
Latinoamérica inicia el 2016 en una situación particularmente distinta a otros años. En la histórica Cumbre de las Américas celebrada en Panamá en abril de 2015, se abrió una nueva etapa en las relaciones entre América Latina y Estados Unidos después del deshielo oficial entre La Habana y Washington. Este nuevo escenario, además de oportunidades, generó y continúa generando muchos interrogantes pero, sobre todo, marcó la pauta para la dinámica regional en los siguientes años. Aún queda por definir cuál será el papel de Estados Unidos en el hemisferio, cómo será la presencia de China y de Rusia en la región, qué papel jugará Cuba en el proceso de paz de Colombia y en la conflictividad política en Venezuela, así como cuál será el posible impacto en la región si el chavismo es desplazado del poder y qué expectativas podemos tener sobre Argentina y México ante un Brasil que mira hacia adentro.
El primer gran hito de 2016 es la instalación de la nueva Asamblea Nacional en Venezuela, la cual se registró el pasado 5 de enero. Cubierta tanto de optimismo de la oposición al ocupar dos tercios de las bancas, como de miedo ante las amenazas del gobierno de desconocerla, el 2016 posiblemente dé continuidad al agitado clima político venezolano de 2015. La victoria de la oposición en las elecciones legislativas ofrece, en teoría, una serie de herramientas que condicionarían el accionar del ejecutivo venezolano, aunque es poco probable que el chavismo esté todavía dispuesto a soltar las riendas, por lo cual acciones como la reciente designación de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia en sesiones extraordinarias de la Asamblea Nacional y la creación de la Parlamento Comunal sirvan como herramientas de cuestionable legitimidad y legalidad para reguardar el poder del chavismo. Sin duda, el chavismo atraviesa uno de sus peores momentos, no solo por los resultados de las elecciones de diciembre de 2015 sino porque la cada vez más marcada fractura interna que parece despojarlo de dos herramientas esenciales: la legitimidad popular y el apoyo militar.
Explicación: dame corona plis