En 1968 los medios de comunicacion ocultaron y falsearon la masacre de estudiantes de la UNAM por parte del gobierno mexicano ¿por q en 2014 el gobierno no pudo ocultar la desaparicion de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa
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Der mediático controla a receptores y gobierno / Entrevista con Javier EsteinouPor Arturo Canolun, 28 jul 2014 00:23
Las funciones que dejó de ejercer el Estado las empezaron a ocupar los medios de comunicación, expresó el sociólogo. Foto: Carlos Ramos Mamahua
El Estado mexicano invirtió enormes recursos, durante décadas, para inducir a la población a tener hábitos alimenticios saludables. De ese dato se agarra el doctor en sociología Javier Esteinou Madrid para definir el poder actual de los medios masivos: “En una década, el trabajo publicitario de la televisión modificó ese capital cultural y nos convirtió en el país con más obesos en el mundo, el país con mayor consumo de coca-cola. Y no sólo eso, ha cambiado los valores de la identidad nacional, que es gravísimo. México es el tercer país de todo el planeta donde más cirugías plásticas se practican”.
No se habla en esta entrevista sólo de refrescos y liposucciones. El académico, experto en medios de comunicación en México, pone el anterior ejemplo para subrayar el hecho de que la enorme fuerza de las televisoras y la radio han hecho del “poder mediático” un nuevo poder del Estado cuya creciente omnipresencia ha dado lugar a lo que llama “cuarta república mediática”.
La reciente reforma de telecomunicaciones propició que muchos sectores sociales voltearan a ver a las televisoras y llamaran la atención sobre un poder que rebasa al del gobierno y los partidos políticos. Para Esteinou Madrid, estamos fuera de foco: “La televisión es poderosa todo el año, porque todo el año construye valores, todo el año convoca a la población y la dirige hacia un lado o hacia el otro”.
Doctor en sociología por la UNAM y autor de una buena cantidad de libros que desmenuzan las entrañas del “poder mediático”, Esteinou sostiene que los grande medios –Televisa es actor central, pero no el único, insiste– son el nuevo constructor de la conciencia nacional y su influencia fija políticas públicas, determina comportamientos sociales
Los medios han alcanzado tal fuerza, sostiene, que ya ni siquiera podemos hablar de poderes fácticos ni de telecracia, porque tales conceptos se quedan cortos. Los medios forman parte ya, dice, del “corazón del Estado”.
Luego de hacer un repaso de todos los preparativos que el Instituto Nacional Electoral realiza con miras a las elecciones de 2015, el académico afirma que el aparato formal (el INE) poco podrá hacer frente al “aparato mental (que) va a seguir dominado por las televisoras, que van a posicionar” a los candidatos que ganarán el próximo año y en 2018. El único ingrediente nuevo, asegura, podría ser que dentro de cuatro años haya dos nuevas cadenas de televisión que podrían apoyar a un candidato distinto al de Televisa.
—¿Cuándo y cómo dejamos que Televisa nos engordara?
—A partir de los ochenta se inicia un desmantelamiento del Estado, incluyendo sus bases comunicativas que tenía (IMEVISION, ciertos periódicos). La ideología estatal nacionalista va dejando paso a la ideología del mercado que plantea que todo tiene que ser negocio, aquello que deje dinero en el corto plazo no debe sobrevivir y el Estado ya no lo debe financiar.
“De los ochenta en adelante, especialmente después de la firma del Tratado de Libre Comercio viene toda una fuerza muy grande de desmantelamiento y el mercado como guía del país.
“A partir de esto las televisoras comienzan a fortalecerse y crecer más, porque el Estado se debilita y en esa fase de transición, donde no vuelven a surgir partidos fuertes, ni una capitanía sólida, se suma la caída del PRI en el año 2000 y quedan muchos huecos que ya no puede ocupar la clase política y en el campo del poder no hay espacios libres: todo aquel espacio que se deja es ocupado por algún sector.
“Las funciones que dejó de ejercer el Estado las empezaron a ocupar los medios, especialmente la televisión. Entonces se rompe el equilibrio. Las televisoras eran soldados del presidente y comienzan a adquirir tal poder que van gobernando el país y los funcionarios, el presidente, los gobernadores y los poderes republicanos se convierten en los soldados de las televisoras. Y es ahí donde empieza a surgir el poder de la telecracia.
Las funciones que dejó de ejercer el Estado las empezaron a ocupar los medios de comunicación, expresó el sociólogo. Foto: Carlos Ramos Mamahua
El Estado mexicano invirtió enormes recursos, durante décadas, para inducir a la población a tener hábitos alimenticios saludables. De ese dato se agarra el doctor en sociología Javier Esteinou Madrid para definir el poder actual de los medios masivos: “En una década, el trabajo publicitario de la televisión modificó ese capital cultural y nos convirtió en el país con más obesos en el mundo, el país con mayor consumo de coca-cola. Y no sólo eso, ha cambiado los valores de la identidad nacional, que es gravísimo. México es el tercer país de todo el planeta donde más cirugías plásticas se practican”.
No se habla en esta entrevista sólo de refrescos y liposucciones. El académico, experto en medios de comunicación en México, pone el anterior ejemplo para subrayar el hecho de que la enorme fuerza de las televisoras y la radio han hecho del “poder mediático” un nuevo poder del Estado cuya creciente omnipresencia ha dado lugar a lo que llama “cuarta república mediática”.
La reciente reforma de telecomunicaciones propició que muchos sectores sociales voltearan a ver a las televisoras y llamaran la atención sobre un poder que rebasa al del gobierno y los partidos políticos. Para Esteinou Madrid, estamos fuera de foco: “La televisión es poderosa todo el año, porque todo el año construye valores, todo el año convoca a la población y la dirige hacia un lado o hacia el otro”.
Doctor en sociología por la UNAM y autor de una buena cantidad de libros que desmenuzan las entrañas del “poder mediático”, Esteinou sostiene que los grande medios –Televisa es actor central, pero no el único, insiste– son el nuevo constructor de la conciencia nacional y su influencia fija políticas públicas, determina comportamientos sociales
Los medios han alcanzado tal fuerza, sostiene, que ya ni siquiera podemos hablar de poderes fácticos ni de telecracia, porque tales conceptos se quedan cortos. Los medios forman parte ya, dice, del “corazón del Estado”.
Luego de hacer un repaso de todos los preparativos que el Instituto Nacional Electoral realiza con miras a las elecciones de 2015, el académico afirma que el aparato formal (el INE) poco podrá hacer frente al “aparato mental (que) va a seguir dominado por las televisoras, que van a posicionar” a los candidatos que ganarán el próximo año y en 2018. El único ingrediente nuevo, asegura, podría ser que dentro de cuatro años haya dos nuevas cadenas de televisión que podrían apoyar a un candidato distinto al de Televisa.
—¿Cuándo y cómo dejamos que Televisa nos engordara?
—A partir de los ochenta se inicia un desmantelamiento del Estado, incluyendo sus bases comunicativas que tenía (IMEVISION, ciertos periódicos). La ideología estatal nacionalista va dejando paso a la ideología del mercado que plantea que todo tiene que ser negocio, aquello que deje dinero en el corto plazo no debe sobrevivir y el Estado ya no lo debe financiar.
“De los ochenta en adelante, especialmente después de la firma del Tratado de Libre Comercio viene toda una fuerza muy grande de desmantelamiento y el mercado como guía del país.
“A partir de esto las televisoras comienzan a fortalecerse y crecer más, porque el Estado se debilita y en esa fase de transición, donde no vuelven a surgir partidos fuertes, ni una capitanía sólida, se suma la caída del PRI en el año 2000 y quedan muchos huecos que ya no puede ocupar la clase política y en el campo del poder no hay espacios libres: todo aquel espacio que se deja es ocupado por algún sector.
“Las funciones que dejó de ejercer el Estado las empezaron a ocupar los medios, especialmente la televisión. Entonces se rompe el equilibrio. Las televisoras eran soldados del presidente y comienzan a adquirir tal poder que van gobernando el país y los funcionarios, el presidente, los gobernadores y los poderes republicanos se convierten en los soldados de las televisoras. Y es ahí donde empieza a surgir el poder de la telecracia.