Así, empieza por reducir y ahorrar en energía, materiales, alimentos y otros productos. Es importante que cada producto que tengamos a mano lo usemos todo lo posible, alargando su vida y utilidad al máximo. De esta forma se tratarán en las plantas especiales de reciclaje y este material volverá a su estado básico para volver a fabricar otro producto nuevo, al que le volveremos a dar el máximo de usos. Con estos tres primeros pasos se disminuye considerablemente la contaminación del suelo.
Además, la vegetación es la mejor forma de limpiar el aire lo que también ayudará a evitar el empeoramiento de este problema y a tener más posibilidades de solucionarlo. El uso adecuado de la tierra ayudará a evitar que esta se contamine y a eliminar los contaminantes que ya pueda haber en ella. Así, apúntate a la agricultura ecológica y usa biofertilizantes, abono orgánico o natural, plaguicidas naturales, etcétera. Si recoges el agua de la lluvia, que es una práctica ecológica muy habitual, asegúrate de que no sea agua de lluvia ácida ni, por supuesto, uses agua usada para limpiar el hogar o la ropa que lleva jabones.
Esto, aparte de ayudar a la economía y las personas del lugar, supone una reducción de la contaminación atmosférica, del agua, del suelo, etcétera. Se reduce notablemente el uso de transportes, por tanto de emisiones de CO2 y otros gases contaminantes, se reduce el uso de productos químicos en los cultivos, etcétera.
Explicación:
Otra opción si decides reducir tu consumo es que optes por los productos más naturales posibles, reduciendo la cantidad de derivados del petróleo. Reduce el uso de productos de limpieza del hogar que sean de origen totalmente químico peligroso para el entorno. Hay infinidad de productos naturales con química natural y no tóxica que no dañan el entorno pero son igualmente efectivos para desinfectar y limpiar. Además, usando los naturales podrás aprovechar el agua que uses en la limpieza para regar.
Respuesta:
Así, empieza por reducir y ahorrar en energía, materiales, alimentos y otros productos. Es importante que cada producto que tengamos a mano lo usemos todo lo posible, alargando su vida y utilidad al máximo. De esta forma se tratarán en las plantas especiales de reciclaje y este material volverá a su estado básico para volver a fabricar otro producto nuevo, al que le volveremos a dar el máximo de usos. Con estos tres primeros pasos se disminuye considerablemente la contaminación del suelo.
Además, la vegetación es la mejor forma de limpiar el aire lo que también ayudará a evitar el empeoramiento de este problema y a tener más posibilidades de solucionarlo. El uso adecuado de la tierra ayudará a evitar que esta se contamine y a eliminar los contaminantes que ya pueda haber en ella. Así, apúntate a la agricultura ecológica y usa biofertilizantes, abono orgánico o natural, plaguicidas naturales, etcétera. Si recoges el agua de la lluvia, que es una práctica ecológica muy habitual, asegúrate de que no sea agua de lluvia ácida ni, por supuesto, uses agua usada para limpiar el hogar o la ropa que lleva jabones.
Esto, aparte de ayudar a la economía y las personas del lugar, supone una reducción de la contaminación atmosférica, del agua, del suelo, etcétera. Se reduce notablemente el uso de transportes, por tanto de emisiones de CO2 y otros gases contaminantes, se reduce el uso de productos químicos en los cultivos, etcétera.
Explicación:
Otra opción si decides reducir tu consumo es que optes por los productos más naturales posibles, reduciendo la cantidad de derivados del petróleo. Reduce el uso de productos de limpieza del hogar que sean de origen totalmente químico peligroso para el entorno. Hay infinidad de productos naturales con química natural y no tóxica que no dañan el entorno pero son igualmente efectivos para desinfectar y limpiar. Además, usando los naturales podrás aprovechar el agua que uses en la limpieza para regar.