La última jugada entre ellos había sido la idea oriental de "contratar" a Alarico y sus visigodos para que custodiaran Iliria contra los intereses de Estilicón. Pero Alarico no iba a conformarse con Iliria. Había llegado a la conclusión de que el Imperio de Occidente era más débil que el de Oriente, y sólo esperó las condiciones oportunas para lanzarse sobre el oeste. En 400 invadió el norte de Italia. Estilicón tardó en reaccionar, y sólo en 402 estuvo en condiciones de hacerle frente. Los ejércitos (ambos integrados casi completamente por germanos) se encontraron en Pollentia (la actual Pollenza). Estilicón atacó el domingo de Pascua, con lo que pilló por sorpresa a Alarico, que no creyó que fuera a atacar en un día santo. El resultado fue una estrecha victoria para Estilicón, a la que siguió otra más rotunda en Verona, en 403, tras la cual Alarico abandonó Italia y se replegó de nuevo en Iliria.
En Oriente Juan Crisóstomo, el patriarca de Constantinopla, seguía denunciando todo signo de corrupción que llegara a su conocimiento. La emperatriz Eudoxia le preparó una trampa en colaboración con Teófilo, el patriarca de Alejandría. Hizo que Arcadio convocara un sínodo en Constantinopla. A él acudirían numerosos obispos, entre ellos Juan Crisóstomo y Teófilo, y el primero sería acusado de herejía. El veredicto ya estaba acordado. Juan Crisóstomo comprendió la situación y se negó a comparecer, por lo que fue destituido del patriarcado y enviado al exilio. Sin embargo, su exilio duró sólo dos días, pues las revueltas del populacho asustaron a la emperatriz.
En 404 se repitió la jugada, pero esta vez un destacamento de mercenarios germanos ocupó Constantinopla. Los germanos eran arrianos, así que a ellos no les importaban las decisiones de los sínodos católicos. Ahora Eudoxia logró exiliar definitivamente a Juan Crisóstomo sin que el pueblo se atreviera a replicar la decisión. No obstante, aun sin violencia, muchos habitantes de Constantinopla se negaron a aceptar la autoridad del nuevo patriarca. De todos modos, Eudoxia no pudo disfrutar de su victoria, pues ese mismo año murió de parto.
Aunque el intento de invasión de Italia por parte de Alarico había sido frustrado, había conseguido asustar al emperador Honorio, que decidió trasladar la corte de Milán a Ravena, más al sur. Esto hizo que el obispo de Milán perdiera la enorme influencia que había ganado en tiempos de san Ambrosio. Ahora el obispo más importante de Occidente era Agustín, en Hipona.
En 405 murió el rey de Connacht Niall el de los Nueve Rehenes. Sus descendientes, conocidos como los O'Neil, reinaron en Connacht, en Meath y en una parte de Ulster, que unos años antes se había fragmentado en varios reinos: Ailech (el que gobernaban los O'Neil), al norte y el oeste, Oriel, al sur y Dalriada y Ulidia al este. Con el tiempo, los O'Neil llegaron a dominar todo el Ulster.
Los suevos se lanzaron sobre Italia a través de los Alpes. Estilicón pudo frenarlos, pero al precio de dejar desprotegida la frontera del Rin. En 406 una horda de ostrogodos dirigidos por Radagaiso penetró en Italia desde Panonia y nuevamente Estilicón pudo aniquilarlos. El último día de este año, los suevos, conducidos por su jefe Hermenerico, cruzaron el Rin sin encontrar ninguna resistencia. Junto a ellos pasaron los vándalos, dirigidos por Gunderico, y un contingente de alanos.
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La última jugada entre ellos había sido la idea oriental de "contratar" a Alarico y sus visigodos para que custodiaran Iliria contra los intereses de Estilicón. Pero Alarico no iba a conformarse con Iliria. Había llegado a la conclusión de que el Imperio de Occidente era más débil que el de Oriente, y sólo esperó las condiciones oportunas para lanzarse sobre el oeste. En 400 invadió el norte de Italia. Estilicón tardó en reaccionar, y sólo en 402 estuvo en condiciones de hacerle frente. Los ejércitos (ambos integrados casi completamente por germanos) se encontraron en Pollentia (la actual Pollenza). Estilicón atacó el domingo de Pascua, con lo que pilló por sorpresa a Alarico, que no creyó que fuera a atacar en un día santo. El resultado fue una estrecha victoria para Estilicón, a la que siguió otra más rotunda en Verona, en 403, tras la cual Alarico abandonó Italia y se replegó de nuevo en Iliria.
En Oriente Juan Crisóstomo, el patriarca de Constantinopla, seguía denunciando todo signo de corrupción que llegara a su conocimiento. La emperatriz Eudoxia le preparó una trampa en colaboración con Teófilo, el patriarca de Alejandría. Hizo que Arcadio convocara un sínodo en Constantinopla. A él acudirían numerosos obispos, entre ellos Juan Crisóstomo y Teófilo, y el primero sería acusado de herejía. El veredicto ya estaba acordado. Juan Crisóstomo comprendió la situación y se negó a comparecer, por lo que fue destituido del patriarcado y enviado al exilio. Sin embargo, su exilio duró sólo dos días, pues las revueltas del populacho asustaron a la emperatriz.
En 404 se repitió la jugada, pero esta vez un destacamento de mercenarios germanos ocupó Constantinopla. Los germanos eran arrianos, así que a ellos no les importaban las decisiones de los sínodos católicos. Ahora Eudoxia logró exiliar definitivamente a Juan Crisóstomo sin que el pueblo se atreviera a replicar la decisión. No obstante, aun sin violencia, muchos habitantes de Constantinopla se negaron a aceptar la autoridad del nuevo patriarca. De todos modos, Eudoxia no pudo disfrutar de su victoria, pues ese mismo año murió de parto.
Aunque el intento de invasión de Italia por parte de Alarico había sido frustrado, había conseguido asustar al emperador Honorio, que decidió trasladar la corte de Milán a Ravena, más al sur. Esto hizo que el obispo de Milán perdiera la enorme influencia que había ganado en tiempos de san Ambrosio. Ahora el obispo más importante de Occidente era Agustín, en Hipona.
En 405 murió el rey de Connacht Niall el de los Nueve Rehenes. Sus descendientes, conocidos como los O'Neil, reinaron en Connacht, en Meath y en una parte de Ulster, que unos años antes se había fragmentado en varios reinos: Ailech (el que gobernaban los O'Neil), al norte y el oeste, Oriel, al sur y Dalriada y Ulidia al este. Con el tiempo, los O'Neil llegaron a dominar todo el Ulster.
Los suevos se lanzaron sobre Italia a través de los Alpes. Estilicón pudo frenarlos, pero al precio de dejar desprotegida la frontera del Rin. En 406 una horda de ostrogodos dirigidos por Radagaiso penetró en Italia desde Panonia y nuevamente Estilicón pudo aniquilarlos. El último día de este año, los suevos, conducidos por su jefe Hermenerico, cruzaron el Rin sin encontrar ninguna resistencia. Junto a ellos pasaron los vándalos, dirigidos por Gunderico, y un contingente de alanos.
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