La democracia es un sistema político en el cual las decisiones de gobierno se someten a una votación donde gana la mayoría de los votos. La etimología de la palabra democracia es de origen griego. Esta es compuesta por la partícula dḗmos, que puede entenderse como “pueblo”, y krátos, que significa “gobierno, poder”. Por lo tanto, democracia se entiende como gobierno del pueblo o poder del pueblo. Hay, sin embargo, dos formas de democracia: directa y representativa. La primera se refiere a un sistema donde acude toda la población de una comunidad para votar determinadas decisiones; la segunda hace referencia al sistema más popular en la actualidad, en la que el pueblo elige un grupo de personas que los representarán en asambleas o congresos donde estos tomarán las decisiones de Estado.
El origen de su práctica se remonta a la Antigua Grecia, que estaba dividida en ciudades-estado denominadas polis. En estas urbes las decisiones no eran tomadas por un monarca, sino por una asamblea de ciudadanos libres. Es decir, por aquellos varones que tenían la mayoría de edad y que no estaban en condición de servidumbre. De manera que no había representantes que actuaran por el pueblo, sino que todos los ciudadanos sometían a votación las acciones del Estado. Dado que las decisiones tomadas un día podían arruinar las tomadas en otro, se instaló el mecanismo graphe paranomon, que impedía tomar decisiones contrarias a las realizadas antes. Gracias a la expansión de la cultura griega, este mecanismo fue instalado en algunas culturas aledañas.
«La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos». Aristóteles
Años después, el Imperio Romano implementó el sistema democrático griego, aunque permitiéndoles la participación a personas que no fueran romanas de nacimiento. Esto se debió en gran parte a la apropiación de los principios cristianos, según los cuales todos los cristianos eran iguales para los ojos de Dios; y gracias también al estoicismo romano, cuya filosofía abogaba por conceptos como el alma en lugar de los bienes materiales y los linajes.
Sin embargo, hay registros anteriores y paralelos de democracia fuera de la Antigua Grecia o el Imperio Romano. Por ejemplo, en el antiguo tratado de Arthaśāstra, escrito por Kautilya aproximadamente en el año 300 a.C., se habla de estados donde, a pesar de tener reyes, el orden de la nación dependía de la participación ciudadana. Se sabe que la mayoría de civilizaciones del norte de la India, como Vaiśālī, Kapilavatthu o Kusavati, poseían sistemas de esta índole. Fuera del tratado de Kautilya, también se puede encontrar evidencia de estas sociedades en las descripciones de las campañas de Alejandro Magno, donde se reconocen al menos 18 localidades indias organizadas de este modo. Sin embargo, la mayoría de estos pueblos fueron invadidos por gobiernos monárquicos que abolieron toda formación democrática.
Historia de la democracia
La democracia es un sistema político en el cual las decisiones de gobierno se someten a una votación donde gana la mayoría de los votos. La etimología de la palabra democracia es de origen griego. Esta es compuesta por la partícula dḗmos, que puede entenderse como “pueblo”, y krátos, que significa “gobierno, poder”. Por lo tanto, democracia se entiende como gobierno del pueblo o poder del pueblo. Hay, sin embargo, dos formas de democracia: directa y representativa. La primera se refiere a un sistema donde acude toda la población de una comunidad para votar determinadas decisiones; la segunda hace referencia al sistema más popular en la actualidad, en la que el pueblo elige un grupo de personas que los representarán en asambleas o congresos donde estos tomarán las decisiones de Estado.
El origen de su práctica se remonta a la Antigua Grecia, que estaba dividida en ciudades-estado denominadas polis. En estas urbes las decisiones no eran tomadas por un monarca, sino por una asamblea de ciudadanos libres. Es decir, por aquellos varones que tenían la mayoría de edad y que no estaban en condición de servidumbre. De manera que no había representantes que actuaran por el pueblo, sino que todos los ciudadanos sometían a votación las acciones del Estado. Dado que las decisiones tomadas un día podían arruinar las tomadas en otro, se instaló el mecanismo graphe paranomon, que impedía tomar decisiones contrarias a las realizadas antes. Gracias a la expansión de la cultura griega, este mecanismo fue instalado en algunas culturas aledañas.
«La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos». Aristóteles
Años después, el Imperio Romano implementó el sistema democrático griego, aunque permitiéndoles la participación a personas que no fueran romanas de nacimiento. Esto se debió en gran parte a la apropiación de los principios cristianos, según los cuales todos los cristianos eran iguales para los ojos de Dios; y gracias también al estoicismo romano, cuya filosofía abogaba por conceptos como el alma en lugar de los bienes materiales y los linajes.
Sin embargo, hay registros anteriores y paralelos de democracia fuera de la Antigua Grecia o el Imperio Romano. Por ejemplo, en el antiguo tratado de Arthaśāstra, escrito por Kautilya aproximadamente en el año 300 a.C., se habla de estados donde, a pesar de tener reyes, el orden de la nación dependía de la participación ciudadana. Se sabe que la mayoría de civilizaciones del norte de la India, como Vaiśālī, Kapilavatthu o Kusavati, poseían sistemas de esta índole. Fuera del tratado de Kautilya, también se puede encontrar evidencia de estas sociedades en las descripciones de las campañas de Alejandro Magno, donde se reconocen al menos 18 localidades indias organizadas de este modo. Sin embargo, la mayoría de estos pueblos fueron invadidos por gobiernos monárquicos que abolieron toda formación democrática.