“Mi última esperanza era ese muchacho; cuentan que se había ido con una joven rubia que se enamoró de su figura elástica. Nada se sabía de él desde entonces. Lo veo ahora, cuando llega, y capto su desconcierto. Avanza con sigilo, como queriendo pisar terreno firme, antes de preguntar qué ha pasado; después corre hacia un extremo del espacio abrasado y se queda mirando una estaca que posiblemente sostenía su vivienda; luego deja sobre la ceniza, aún caliente, un morral de lona verde que traía al hombro. Soy testigo de cómo sus ojos oblicuos cambian varias veces de color. Hago señas al fotógrafo para que lo registre y, muy despacio, me voy acercando a él, que me mira angustiado y se pregunta en un español bastante claro, ¿Qué pasó?, ¿y mi familia? Me acerco un poco más para contarle lo que está sucediendo, pero en ese momento aparecen a sus espaldas varios militares que lo llaman por su nombre: Jeenbúda”. Mariela Zuluaga García
Respuesta:
.,..,....,.......................