Respuesta:
La no discriminación y la igualdad de la ley y ante la ley constituyen principios
fundamentales del derecho internacional de los derechos humanos. La noción
de igualdad es inseparable de la de la dignidad humana esencial de cada
persona. El respeto de los derechos humanos y los principios de la igualdad y
la no discriminación son interdependientes y en ellos se sustentan la Declaración
Universal de Derechos Humanos y los principales tratados internacionales
de derechos humanos. Además, según la Corte Internacional de Justicia, la
prohibición de la discriminación racial constituye una obligación erga omnes1.
A pesar de los intentos de hacer realidad estos derechos humanos fundamentales,
persiste la discriminación racial en sus numerosas formas. En muchas regiones
del mundo la violencia racial, la incitación al odio, los prejuicios y los
estereotipos son características de la vida cotidiana; algunos grupos siguen
estando desproporcionadamente desfavorecidos y las minorías son silenciadas
o negadas. La discriminación racial sigue dificultando el progreso y el goce de
los derechos de millones de personas.
Ningún Estado está libre de discriminación racial y todos los Estados afrontan
problemas para eliminarla. El contraste entre el principio de igualdad consagrado
en los marcos jurídicos y la realidad de la discriminación basada en motivos de
raza2, color, linaje u origen nacional o étnico requiere un examen más detenido
de las medidas necesarias para combatir el racismo. La lucha contra el racismo
requiere un enfoque, estrategias y políticas integrales que respondan a las
diversas formas de discriminación racial.
Explicación:
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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La no discriminación y la igualdad de la ley y ante la ley constituyen principios
fundamentales del derecho internacional de los derechos humanos. La noción
de igualdad es inseparable de la de la dignidad humana esencial de cada
persona. El respeto de los derechos humanos y los principios de la igualdad y
la no discriminación son interdependientes y en ellos se sustentan la Declaración
Universal de Derechos Humanos y los principales tratados internacionales
de derechos humanos. Además, según la Corte Internacional de Justicia, la
prohibición de la discriminación racial constituye una obligación erga omnes1.
A pesar de los intentos de hacer realidad estos derechos humanos fundamentales,
persiste la discriminación racial en sus numerosas formas. En muchas regiones
del mundo la violencia racial, la incitación al odio, los prejuicios y los
estereotipos son características de la vida cotidiana; algunos grupos siguen
estando desproporcionadamente desfavorecidos y las minorías son silenciadas
o negadas. La discriminación racial sigue dificultando el progreso y el goce de
los derechos de millones de personas.
Ningún Estado está libre de discriminación racial y todos los Estados afrontan
problemas para eliminarla. El contraste entre el principio de igualdad consagrado
en los marcos jurídicos y la realidad de la discriminación basada en motivos de
raza2, color, linaje u origen nacional o étnico requiere un examen más detenido
de las medidas necesarias para combatir el racismo. La lucha contra el racismo
requiere un enfoque, estrategias y políticas integrales que respondan a las
diversas formas de discriminación racial.
Explicación: