Había llegado el día anhelado. Dios le habló a moisés desde la zarza ardiente y le dijo, dile al faraón: “¡deja salir a mi pueblo y me servirán!” pero el faraón no estaba dispuesto a dejar que una deidad suprema y exclusiva le haga perder su autoridad. Ese era su imperio y ningún “Dios de los hebreos” iba a derribar sus pirámides.
Los milagros
El faraón estaba por recibir una sorpresa. Hasta ese momento, la gente creía que éste era un mundo bastante fiable. En general, la naturaleza parecía marchar muy bien como otro de los grandes proyectos del faraón y sus pirámides. Pero, todo iba a cambiar. Moisés derrumbó esa confiable maquina de levantar pirámides. Con un milagro tras otro (en total diez), demostró que detrás de la fachada de las leyes de la naturaleza hay un deliberado propósito divino. Existe un Dios quién escucha el llanto del oprimido, quién exige la justicia y ama a aquellos que hacen el bien.
La liberación
Finalmente, el testarudo faraón se rindió. En aquel día, más de 600.000 familias judías comenzaron su éxodo de Egipto hacia la tierra prometida con sus cabezas erguidas y alegres canciones en sus labios. El punto más alto de esta travesía fue su parada al pie del monte Sinaí para escuchar una transmisión pública de la sabiduría y voluntad divina de Dios mismo, documentadas en la “Torá”. Es esta sabiduría divina la que nos mantuvo unidos como una nación a pesar de todos los sucesos vividos a lo largo de los siglos. Y es esta sabiduría y experiencia la que transmitimos al mundo entero. Hoy cada vez más pueblos reconocen los derechos de cada ser humano, hecho “a semejanza e imagen de Dios”.
Respuesta:El éxodo de Egipto es probablemente el núcleo más primitivo de la fe de Israel;
en su origen pudo ser la tradición de alguna tribu nómada del desierto que más
tarde fue asumida por el conjunto del pueblo. No voy a hablar de las vicisitudes
históricas de la salida de Egipto, es decir, no voy a hablar del valor histórico de los
episodios que se narran en la Biblia; tampoco de cómo evolucionó la tradición del
éxodo hasta adquirir la fuerza y centralidad que tiene en la fe de Israel. Voy a
intentar exponer en qué consiste esa tradición, cuales son sus elementos
fundamentales y cómo fueron interpretándose dentro de la Biblia misma, incluso
dentro del NT.
Constatamos que la liberación de Egipto -Dios que nos sacó de la esclavitud de
Egipto- se constituyó en el núcleo más primitivo de la fe de Israel, a la que después
se fueron incorporando más elementos: la promesa a los patriarcas, la alianza en el
Sinaí, la creación… En uno de los credos más primitivos que se encuentran en la
Biblia -capítulo 26, 5-9 del libro del Deuteronomio- cuando el fiel lleva las primicias
de las cosechas y las presenta en el templo, recita estas palabras de origen
tradicional: Mi padre era un arameo errante, y bajó a Egipto y residió allí siendo unos pocos
hombres, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos
oprimieron y nos impusieron dura servidumbre. Nosotros clamamos a Yahvé, Dios de nuestros
padres, y Yahvé escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria, nuestras penalidades y nuestra opresión.
Y Yahvé nos sacó de Egipto, con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, con señales y con
prodigios; y nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.
El versículo central, Yahvé nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido,
expresa la convicción de que Dios se revela en la historia, precisamente en la
liberación de un pequeño pueblo de próximo oriente
Explicación: :V
Respuesta:
Había llegado el día anhelado. Dios le habló a moisés desde la zarza ardiente y le dijo, dile al faraón: “¡deja salir a mi pueblo y me servirán!” pero el faraón no estaba dispuesto a dejar que una deidad suprema y exclusiva le haga perder su autoridad. Ese era su imperio y ningún “Dios de los hebreos” iba a derribar sus pirámides.
Los milagros
El faraón estaba por recibir una sorpresa. Hasta ese momento, la gente creía que éste era un mundo bastante fiable. En general, la naturaleza parecía marchar muy bien como otro de los grandes proyectos del faraón y sus pirámides. Pero, todo iba a cambiar. Moisés derrumbó esa confiable maquina de levantar pirámides. Con un milagro tras otro (en total diez), demostró que detrás de la fachada de las leyes de la naturaleza hay un deliberado propósito divino. Existe un Dios quién escucha el llanto del oprimido, quién exige la justicia y ama a aquellos que hacen el bien.
La liberación
Finalmente, el testarudo faraón se rindió. En aquel día, más de 600.000 familias judías comenzaron su éxodo de Egipto hacia la tierra prometida con sus cabezas erguidas y alegres canciones en sus labios. El punto más alto de esta travesía fue su parada al pie del monte Sinaí para escuchar una transmisión pública de la sabiduría y voluntad divina de Dios mismo, documentadas en la “Torá”. Es esta sabiduría divina la que nos mantuvo unidos como una nación a pesar de todos los sucesos vividos a lo largo de los siglos. Y es esta sabiduría y experiencia la que transmitimos al mundo entero. Hoy cada vez más pueblos reconocen los derechos de cada ser humano, hecho “a semejanza e imagen de Dios”.