El trabajo no lo es todo en la vida. Estarnos sumergidos en una sociedad de consumo que, de forma consciente o inconsciente, nos esclaviza en una rutina diaria: el trabajo, los niños, la pareja, los estudios, la casa, el coche, la televisión, el ordenador, las fiestas, las compras, etc. Este ritmo de vida, el de dejarnos llevar, hace que poco a poco nos vayamos olvidando de nosotros mismos, puesto que no dedicarnos a penas ni un minuto diario al cuidado de nuestro cuerpo. Vamos perdiendo, progresivamente, nuestra autoestima y dejamos pasar los años sin hacer nada más que envejecer con enfermedades. No deberíamos llegar nunca a este extremo, tendríamos que ser conscientes de todo lo que hacemos y reflexionar cómo lo hacemos.
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El trabajo no lo es todo en la vida. Estarnos sumergidos en una sociedad de consumo que, de forma consciente o inconsciente, nos esclaviza en una rutina diaria: el trabajo, los niños, la pareja, los estudios, la casa, el coche, la televisión, el ordenador, las fiestas, las compras, etc. Este ritmo de vida, el de dejarnos llevar, hace que poco a poco nos vayamos olvidando de nosotros mismos, puesto que no dedicarnos a penas ni un minuto diario al cuidado de nuestro cuerpo. Vamos perdiendo, progresivamente, nuestra autoestima y dejamos pasar los años sin hacer nada más que envejecer con enfermedades. No deberíamos llegar nunca a este extremo, tendríamos que ser conscientes de todo lo que hacemos y reflexionar cómo lo hacemos.