“Todo inició en Marzo, en la temporada de vacaciones; Pedrito se encontraba sobre unas rocas junto a la playa, cuando de pronto vio caer sobre el mar algo que parecía un cohete, pensó que era testigo de un desastre aéreo, sin embargo, observó algo blanco flotando, pero esto que flotaba comenzó a acercarse rápidamente; se trataba de un niño que vestía un traje blanco, era simpático y tenía un acento extraño.
Al llegar la noche apareció una hermosa luna llena que iluminaba toda la playa, el niño le preguntó a Pedrito si creía en los extraterrestres, fue así como antes de responderle recordó el avión en llamas, el traje y la extraña aparición de aquel niño que manejaba un avión; entonces, Pedrito le hizo otra pregunta: ¿eres un extraterrestre? Y aunque no le contestó exactamente aquel interrogante, Pedrito comprendió que él venía de otro mundo.
El niño extraterrestre se la pasaba mirando el firmamento y admirando las cosas de la Tierra; poco a poco le fue hablando a Pedrito sobre los demás mundos del universo mientras paseaban por la playa, entre tanto, Pedrito le preguntó su nombre, pero el niño le explicó que no se lo podía decir porque los sonidos de su nombre no existían en nuestro idioma, por lo cual Pedrito decidió llamarlo Ami, con esto sellaron su amistad continuaron hablando acerca de los extraterrestres.
Ami, intentó hacerle comprender muchas cosas a Pedrito, entre ellas, el verdadero significado del amor y como su gran fuerza permitía o diferenciaba un mundo civilizado de uno incivilizado y, aunque Pedrito no le entendía muy bien, Ami sólo le insistía que todo era consecuencia de un proceso evolutivo hacía el amor.
Posteriormente, Ami, invitó a Pedrito a dar un paseo en su nave y así comenzaron una gran aventura, un gran recorrido en el que visitaron la casa de Pedrito, su colegio, la cordillera de los Andes el Océano Atlántico, África, asía (la India), el Océano Indico, bajaron sobre la ciudad de Tokio y fue entonces cuando Ami, le explicó acerca de Dios y de la idolatría; también le habló sobre la guerra y le mostró en una pantalla imágenes en las cuales desde tanques, los soldados lanzaban cohetes contra edificios y se destruían unos a otros; éstos dos temas los relacionaba y le decía que no se podía ir contra el sistema evolutivo que Dios ha creado.
Luego visitaron la luna y Pedrito quedó maravillado por como se veía la Tierra, ya que en realidad tenía un color azul claro; también escucharon música y bailaron, además, Ami lo animaba a aprender a conquistar la libertad de ser él mismo.
Finalmente, Pedrito conoció el planeta Ofir, un planeta civilizado, ya que tenía un mayor grado de evolución; sus habitantes eran muy tranquilos, relajados y amables, en general, la gente no andaba sola; más bien lo hacían en grupos y se tocaban mucho unos a otros al conversar.
Cuando Pedrito se dio cuenta que ellos estaban siempre contentos, Ami, le dijo que tenía que disfrutar todo lo que había a su alrededor y para ello debía tener presente que primero debía amar, ya que debemos vivir en amor.
Con esta explicación, procedió a hablarle de la ley fundamental del universo, es decir, que la base de toda organización es el amor y así era como vivían en Ofir, todos se amaban como hermanos; con éste ejemplo, Pedrito comprendió todo y Ami, quedó muy contento.
Regresaron a la Tierra, Pedrito era otra persona; miraba todo maravilloso; Ami lo acompañó a la salida, se abrazaron y le recordó a Pedrito que el amor es el camino hacia la felicidad.”
“Todo inició en Marzo, en la temporada de vacaciones; Pedrito se encontraba sobre unas rocas junto a la playa, cuando de pronto vio caer sobre el mar algo que parecía un cohete, pensó que era testigo de un desastre aéreo, sin embargo, observó algo blanco flotando, pero esto que flotaba comenzó a acercarse rápidamente; se trataba de un niño que vestía un traje blanco, era simpático y tenía un acento extraño.
Al llegar la noche apareció una hermosa luna llena que iluminaba toda la playa, el niño le preguntó a Pedrito si creía en los extraterrestres, fue así como antes de responderle recordó el avión en llamas, el traje y la extraña aparición de aquel niño que manejaba un avión; entonces, Pedrito le hizo otra pregunta: ¿eres un extraterrestre? Y aunque no le contestó exactamente aquel interrogante, Pedrito comprendió que él venía de otro mundo.
El niño extraterrestre se la pasaba mirando el firmamento y admirando las cosas de la Tierra; poco a poco le fue hablando a Pedrito sobre los demás mundos del universo mientras paseaban por la playa, entre tanto, Pedrito le preguntó su nombre, pero el niño le explicó que no se lo podía decir porque los sonidos de su nombre no existían en nuestro idioma, por lo cual Pedrito decidió llamarlo Ami, con esto sellaron su amistad continuaron hablando acerca de los extraterrestres.
Ami, intentó hacerle comprender muchas cosas a Pedrito, entre ellas, el verdadero significado del amor y como su gran fuerza permitía o diferenciaba un mundo civilizado de uno incivilizado y, aunque Pedrito no le entendía muy bien, Ami sólo le insistía que todo era consecuencia de un proceso evolutivo hacía el amor.
Posteriormente, Ami, invitó a Pedrito a dar un paseo en su nave y así comenzaron una gran aventura, un gran recorrido en el que visitaron la casa de Pedrito, su colegio, la cordillera de los Andes el Océano Atlántico, África, asía (la India), el Océano Indico, bajaron sobre la ciudad de Tokio y fue entonces cuando Ami, le explicó acerca de Dios y de la idolatría; también le habló sobre la guerra y le mostró en una pantalla imágenes en las cuales desde tanques, los soldados lanzaban cohetes contra edificios y se destruían unos a otros; éstos dos temas los relacionaba y le decía que no se podía ir contra el sistema evolutivo que Dios ha creado.
Luego visitaron la luna y Pedrito quedó maravillado por como se veía la Tierra, ya que en realidad tenía un color azul claro; también escucharon música y bailaron, además, Ami lo animaba a aprender a conquistar la libertad de ser él mismo.
Finalmente, Pedrito conoció el planeta Ofir, un planeta civilizado, ya que tenía un mayor grado de evolución; sus habitantes eran muy tranquilos, relajados y amables, en general, la gente no andaba sola; más bien lo hacían en grupos y se tocaban mucho unos a otros al conversar.
Cuando Pedrito se dio cuenta que ellos estaban siempre contentos, Ami, le dijo que tenía que disfrutar todo lo que había a su alrededor y para ello debía tener presente que primero debía amar, ya que debemos vivir en amor.
Con esta explicación, procedió a hablarle de la ley fundamental del universo, es decir, que la base de toda organización es el amor y así era como vivían en Ofir, todos se amaban como hermanos; con éste ejemplo, Pedrito comprendió todo y Ami, quedó muy contento.
Regresaron a la Tierra, Pedrito era otra persona; miraba todo maravilloso; Ami lo acompañó a la salida, se abrazaron y le recordó a Pedrito que el amor es el camino hacia la felicidad.”