El profesor Víctor Raúl llama a una alumna y le dice resuelve este problema; lúcete: Cuatro amigos se sientan alrededor de una mesa circular con cuatro asientos distribuidos simétricamente. Si se sabe que *Miguel se sienta junto y a la derecha de Laura. *Jhon no se sienta junto a Miguel. *Betsy come un helado. ¿Quién no se sienta junto a Laura? para ahora plis
En agosto de 2014 llegó un momento de paz para la argentina Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo, cuando apareció el nieto 114, porque fue el que buscó durante 36 años: Guido, el niño que su hija Laura alumbró en cautiverio, antes de ser asesinada durante la dictadura cívico-militar. Cuando habla de su nieto -que ahora se llama Ignacio Guido Montoya Carlotto, pues cambió su anterior nombre, Ignacio Hurban-, así como de su madre Laura, sus ojos verdes se encienden. Antes de contestar cada pregunta mira fijamente a los ojos de quien la interpela. Se toma su tiempo y, despacio, con voz serena pero de manera franca, contesta, sin dejar de sonreír. Irradia ternura, por ello, a su paso por Ecuador en el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2015), fue una de las personas a quienes se acercaron para abrazarla. “Estela, lloré contigo”, “Eres mi ejemplo para seguir y de lucha”, fueron algunas de las palabras que se llevó de los ecuatorianos, además de obsequios, como algunos ramos florales, entre otros. Su agenda en Quito fue apretada. Tuvo entrevistas para medios televisivos, cenas y reuniones, que le coparon los 3 días que permaneció en la capital. Participó el martes en una mesa redonda, junto a Pedro Restrepo, quien también perdió a sus hijos durante el gobierno del presidente León Febres-Cordero. Durante ese encuentro recordó que cuando a su hija la tomaron prisionera dijo: “No saben con quién se meten, mi madre hará hasta lo imposible por recuperarnos”.
Respuesta:
ENTREVISTA
En agosto de 2014 llegó un momento de paz para la argentina Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo, cuando apareció el nieto 114, porque fue el que buscó durante 36 años: Guido, el niño que su hija Laura alumbró en cautiverio, antes de ser asesinada durante la dictadura cívico-militar. Cuando habla de su nieto -que ahora se llama Ignacio Guido Montoya Carlotto, pues cambió su anterior nombre, Ignacio Hurban-, así como de su madre Laura, sus ojos verdes se encienden. Antes de contestar cada pregunta mira fijamente a los ojos de quien la interpela. Se toma su tiempo y, despacio, con voz serena pero de manera franca, contesta, sin dejar de sonreír. Irradia ternura, por ello, a su paso por Ecuador en el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP 2015), fue una de las personas a quienes se acercaron para abrazarla. “Estela, lloré contigo”, “Eres mi ejemplo para seguir y de lucha”, fueron algunas de las palabras que se llevó de los ecuatorianos, además de obsequios, como algunos ramos florales, entre otros. Su agenda en Quito fue apretada. Tuvo entrevistas para medios televisivos, cenas y reuniones, que le coparon los 3 días que permaneció en la capital. Participó el martes en una mesa redonda, junto a Pedro Restrepo, quien también perdió a sus hijos durante el gobierno del presidente León Febres-Cordero. Durante ese encuentro recordó que cuando a su hija la tomaron prisionera dijo: “No saben con quién se meten, mi madre hará hasta lo imposible por recuperarnos”.