La literatura colombiana, como manifestación de cultura, es tropical y diversa. La lucha constante de los legados español, indígena y negro, y la lucha misma en contra de manifestaciones exteriores, producen en Colombia la constante búsqueda por una voz nacional. Tras el éxito de Gabriel García Márquez son muchos los autores colombianos que los lectores alrededor del mundo están descubriendo con deleite.
Tradicionalmente un país de poetas, en las últimas décadas nuestros escritores han virado hacia la novela y se ha generado un surgimiento de jóvenes autores colombianos que despiertan el interés de los lectores hasta en los rincones más recónditos del planeta.
Al igual que la historia de la literatura universal, la de Colombia tiene sus orígenes en la tradición oral: Yuruparí Mito, leyenda y epopeya del Vaupés, publicado por primera vez en italiano en 1890, recoge una historia originaria de la cuenca del río Vaupés y contada sin la influencia del canon de Occidente, en la que se reflejan los intereses de los nativos del Amazonas.
Luego de varios siglos de desarrollo, la literatura colombiana tuvo su mayor crecimiento en el siglo XX, rico en poetas y movimientos poéticos en Colombia. Desde los poetas del postmodernismo Luis Carlos López, lleno de humor y profundidad sencilla, y Porfirio Barba Jacob, intenso, pensativo y melódico, hasta los más recientes poetas de estilos muy diversos como Darío Jaramillo Agudelo, Juan Manuel Roca y Mario Rivero.
Cabe destacar a Los Nuevos, entre los que sobresale León de Greiff; los piedracielistas, con Arturo Camacho Ramírez, Eduardo Carranza y Jorge Rojas; el grupo de mito, liderado por Jorge Gaitán Durán; los nadaístas, encabezados por Gonzalo Arango; la generación golpe de dados, entre cuyos miembros se cuenta a Raúl Gómez Jattin, María Mercedes Carranza y Piedad Bonnet; y el Grupo de Barranquilla, por el que pasaron José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio y el Nobel García Márquez.
En años recientes se ha dado en Colombia un boom de escritores cuyas obras han sido ampliamente acogidas por los lectores y algunas de ellas han sido llevadas al cine. Entre estos autores sobresalen Juan Gabriel Vásquez, Santiago Gamboa, Jorge Franco, Mario Mendoza, Enrique Serrano y Fernando Quiroz. Algunos, más jóvenes, están empezando a publicar obras que demuestran no sólo el interés de la industria editorial por la literatura sino, además, el excelente panorama de las letras colombianas en nuestros días.
El costumbrismo literario es la aplicación del movimiento artístico conocido como costumbrismo a las obras literarias. El costumbrismo literario consiste en reflejar los usos y costumbres sociales sin analizarlos ni interpretarlos, ya que de ese modo se entraría en el realismo literario, con el que se haya directamente relacionado. Así, se limita a la descripción, casi pictórica, de lo más externo de la vida cotidiana. Por lo general se da en prosa más que en verso, lo cual no quiere decir que sea privativo; el género teatral ha dado grandes obras costumbristas.
Dentro de obras de mayor calado y de diferentes estilos se da el incluir cuadros costumbristas a lo largo de toda la historia de la literatura y no sólo en el siglo XIX, cuando tuvo su apogeo este tipo de literatura, especialmente en la literatura española.
Tendencia o género literario que se caracteriza por el retrato e interpretación de las costumbres y tipos del País. La descripción que resulta es conocida como "cuadro de costumbres" si retrata una escena típica, o "artículo de costumbres" si describe con tono humorístico y satírico algún aspecto de la vida. (Raquel Chang-Rodríguez and Malva E. Filer, Voces de Hispanoamérica 535)
Los cuadros de costumbre: concepto:
Los cuadros de costumbres, llamados también artículos de costumbres son bocetos cortos en los que se pintan costumbres, usos, hábitos, tipos característicos o representativos de la sociedad, paisaje, diversiones y hasta animales, unas veces con el ánimo de divertir (cuadros amenos) y otras con marcada intención de crítica social y de indicar reformas con dimensión moralizadora.
El artículo de costumbre es uno de los géneros más ampliamente leídos en el Mundo Hispánico, al parecer porque interpretan raíces hondas de la raza y corresponden al gusto por estos estudios de la realidad circundante. Son características de los cuadros de costumbres: acendrado localismo en sus tipos y lengua; color local, énfasis en el enfoque de los pintoresco y representativo; popularismo; sátira y crítica social, con intención de reforma; infiltración del tema político-social; reproducción casi fotográfica de la realidad con escenas a veces muy crudas y vocabulario rudo y hasta grosero; colorido, plasticidad. Constituye el costumbrismo el punto de partida para el realismo y el naturalismo que vendrían después. El cuadro costumbrista nació indisolublemente ligado al periodismo, quizás por su carácter popular y su anhelo de resaltar costumbres contemporáneas. (Orlando Gómez ***, Historia crítica de la literatura hispanoamericana 344)
La Novela Costumbrista:
". . . la novela costumbrista tuvo numerosos cultores. En parte, la novela costumbrista debe considerarse como la hermana mayor del cuadro de costumbres, que tanta difusión alcanza en la época. Aunque en realidad lo que hacía por lo común la novela costumbrista era disponer como fondo una sucesión de escenas populares, de acentuado color local, a las cuales estaba íntimamente ligada la trama de la obra.
A su vez, conviene declarar que ciertos contactos entre la novela social y la novela costumbrista se rompen al considerar que la segunda acentúa en particular lo local, lo pintoresco que trata de justificarse precisamente por eso, en su carácter propio, distintivo, fuera de alegatos o choques de capas sociales.
La novela costumbrista tuvo especial resonancia en algunos países. Así, en México, en Colombia, donde el costumbrismo penetra también en el campo de otras novelas, no específicamente costumbristas. Por ejemplo, es notorio el peso que elementos de esta naturaleza tienen en una novela sentimental como María, de Jorge Isaacs. Es evidente que el costumbrismo no se superpone aquí al eje fundamental de relato, pero es indudable también que --aun sin fusionarse-- lo sentimos (y evocamos) como un elemento imprescindible del relato: fondo vivo y --¿y por qué no?-- tema secundario que sirve a menudo de necesaria, aquietadora alternancia a la historia sentimental. También, punto de referencia, ámbito de hombre y circunstancia en que la novela nace.
En general, el costumbrismo suele hallarse como ingrediente en gran parte de las novelas hispanoamericanas de todo tipo, de la misma manera que suele hallarse el paisaje americano. Así como a veces recurrían a épocas y tierras lejanas, en ansías de evasión, otras veces gustaban de lo cercano y cotidiano, que --entonces, sobre todo-- despuntaba primicias inéditas. Era esta también una manera de ganar lectores y aun de dar "sello" americano a las novelas. Por una parte, realidad conocida (para el lector de estas tierras), y, por otra, diferenciación frente a obras más famosas que venían del otro lado del Atlántico.
Naturalmente, resultaba común que la obra costumbrista americana, en su afán de reflejar de la manera más fiel posible una realidad, abundara en localismos. De ahí también las notas y
La literatura colombiana, como manifestación de cultura, es tropical y diversa. La lucha constante de los legados español, indígena y negro, y la lucha misma en contra de manifestaciones exteriores, producen en Colombia la constante búsqueda por una voz nacional. Tras el éxito de Gabriel García Márquez son muchos los autores colombianos que los lectores alrededor del mundo están descubriendo con deleite.
Tradicionalmente un país de poetas, en las últimas décadas nuestros escritores han virado hacia la novela y se ha generado un surgimiento de jóvenes autores colombianos que despiertan el interés de los lectores hasta en los rincones más recónditos del planeta.
Al igual que la historia de la literatura universal, la de Colombia tiene sus orígenes en la tradición oral: Yuruparí Mito, leyenda y epopeya del Vaupés, publicado por primera vez en italiano en 1890, recoge una historia originaria de la cuenca del río Vaupés y contada sin la influencia del canon de Occidente, en la que se reflejan los intereses de los nativos del Amazonas.
Luego de varios siglos de desarrollo, la literatura colombiana tuvo su mayor crecimiento en el siglo XX, rico en poetas y movimientos poéticos en Colombia. Desde los poetas del postmodernismo Luis Carlos López, lleno de humor y profundidad sencilla, y Porfirio Barba Jacob, intenso, pensativo y melódico, hasta los más recientes poetas de estilos muy diversos como Darío Jaramillo Agudelo, Juan Manuel Roca y Mario Rivero.
Cabe destacar a Los Nuevos, entre los que sobresale León de Greiff; los piedracielistas, con Arturo Camacho Ramírez, Eduardo Carranza y Jorge Rojas; el grupo de mito, liderado por Jorge Gaitán Durán; los nadaístas, encabezados por Gonzalo Arango; la generación golpe de dados, entre cuyos miembros se cuenta a Raúl Gómez Jattin, María Mercedes Carranza y Piedad Bonnet; y el Grupo de Barranquilla, por el que pasaron José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio y el Nobel García Márquez.
En años recientes se ha dado en Colombia un boom de escritores cuyas obras han sido ampliamente acogidas por los lectores y algunas de ellas han sido llevadas al cine. Entre estos autores sobresalen Juan Gabriel Vásquez, Santiago Gamboa, Jorge Franco, Mario Mendoza, Enrique Serrano y Fernando Quiroz. Algunos, más jóvenes, están empezando a publicar obras que demuestran no sólo el interés de la industria editorial por la literatura sino, además, el excelente panorama de las letras colombianas en nuestros días.
El costumbrismo literario es la aplicación del movimiento artístico conocido como costumbrismo a las obras literarias. El costumbrismo literario consiste en reflejar los usos y costumbres sociales sin analizarlos ni interpretarlos, ya que de ese modo se entraría en el realismo literario, con el que se haya directamente relacionado. Así, se limita a la descripción, casi pictórica, de lo más externo de la vida cotidiana. Por lo general se da en prosa más que en verso, lo cual no quiere decir que sea privativo; el género teatral ha dado grandes obras costumbristas.
Dentro de obras de mayor calado y de diferentes estilos se da el incluir cuadros costumbristas a lo largo de toda la historia de la literatura y no sólo en el siglo XIX, cuando tuvo su apogeo este tipo de literatura, especialmente en la literatura española.
Tendencia o género literario que se caracteriza por el retrato e interpretación de las costumbres y tipos del País. La descripción que resulta es conocida como "cuadro de costumbres" si retrata una escena típica, o "artículo de costumbres" si describe con tono humorístico y satírico algún aspecto de la vida. (Raquel Chang-Rodríguez and Malva E. Filer, Voces de Hispanoamérica 535)
Los cuadros de costumbre: concepto:
Los cuadros de costumbres, llamados también artículos de costumbres son bocetos cortos en los que se pintan costumbres, usos, hábitos, tipos característicos o representativos de la sociedad, paisaje, diversiones y hasta animales, unas veces con el ánimo de divertir (cuadros amenos) y otras con marcada intención de crítica social y de indicar reformas con dimensión moralizadora.
El artículo de costumbre es uno de los géneros más ampliamente leídos en el Mundo Hispánico, al parecer porque interpretan raíces hondas de la raza y corresponden al gusto por estos estudios de la realidad circundante. Son características de los cuadros de costumbres: acendrado localismo en sus tipos y lengua; color local, énfasis en el enfoque de los pintoresco y representativo; popularismo; sátira y crítica social, con intención de reforma; infiltración del tema político-social; reproducción casi fotográfica de la realidad con escenas a veces muy crudas y vocabulario rudo y hasta grosero; colorido, plasticidad. Constituye el costumbrismo el punto de partida para el realismo y el naturalismo que vendrían después. El cuadro costumbrista nació indisolublemente ligado al periodismo, quizás por su carácter popular y su anhelo de resaltar costumbres contemporáneas. (Orlando Gómez ***, Historia crítica de la literatura hispanoamericana 344)
La Novela Costumbrista:
". . . la novela costumbrista tuvo numerosos cultores. En parte, la novela costumbrista debe considerarse como la hermana mayor del cuadro de costumbres, que tanta difusión alcanza en la época. Aunque en realidad lo que hacía por lo común la novela costumbrista era disponer como fondo una sucesión de escenas populares, de acentuado color local, a las cuales estaba íntimamente ligada la trama de la obra.
A su vez, conviene declarar que ciertos contactos entre la novela social y la novela costumbrista se rompen al considerar que la segunda acentúa en particular lo local, lo pintoresco que trata de justificarse precisamente por eso, en su carácter propio, distintivo, fuera de alegatos o choques de capas sociales.
La novela costumbrista tuvo especial resonancia en algunos países. Así, en México, en Colombia, donde el costumbrismo penetra también en el campo de otras novelas, no específicamente costumbristas. Por ejemplo, es notorio el peso que elementos de esta naturaleza tienen en una novela sentimental como María, de Jorge Isaacs. Es evidente que el costumbrismo no se superpone aquí al eje fundamental de relato, pero es indudable también que --aun sin fusionarse-- lo sentimos (y evocamos) como un elemento imprescindible del relato: fondo vivo y --¿y por qué no?-- tema secundario que sirve a menudo de necesaria, aquietadora alternancia a la historia sentimental. También, punto de referencia, ámbito de hombre y circunstancia en que la novela nace.
En general, el costumbrismo suele hallarse como ingrediente en gran parte de las novelas hispanoamericanas de todo tipo, de la misma manera que suele hallarse el paisaje americano. Así como a veces recurrían a épocas y tierras lejanas, en ansías de evasión, otras veces gustaban de lo cercano y cotidiano, que --entonces, sobre todo-- despuntaba primicias inéditas. Era esta también una manera de ganar lectores y aun de dar "sello" americano a las novelas. Por una parte, realidad conocida (para el lector de estas tierras), y, por otra, diferenciación frente a obras más famosas que venían del otro lado del Atlántico.
Naturalmente, resultaba común que la obra costumbrista americana, en su afán de reflejar de la manera más fiel posible una realidad, abundara en localismos. De ahí también las notas y