Samuel quería ser bombero, como su padre, como su abuelo y como su tío. Lo deseaba con todas sus fuerzas. Samuel sabía todo lo que se podía saber sobre el fuego, los incendios, el funcionamiento de los camiones y el protocolo de rescate.
Su padre se lo llevaba muchas veces a la estación de bomberos. Allí, todo el mundo apreciaba su ilusión y su coraje. Jamás nadie había visto nunca a un niñocon tanta ilusión por ser bombero. Porque Samuel no temía a nada y le daba igual que fuese en silla de ruedas.
Un día, mientras Samuel jugaba en el interior de uno de los camiones, el que conducía su padre, hubo un aviso. Se había declarado un incendio en el centro comercial más importante de la ciudad. Los bomberos subieron a toda prisa a los vehículos para responder al aviso cuanto antes.
- ¡Papá, estoy aquí! -dijo Samuel cuando vio que todos los bomberos subían sin sacarlo primero.
- No te preocupes hijo, no hay tiempo que perder -respondió su padre-. Te vienes con nosotros.
- ¡Genial! -dijo el niño, muy contento.
Aquel día, Samuel vio a su padre, a su abuelo, a su tío y a todos sus compañeros trabajar duro para sacar a la gente que aún había quedado atrapada en el edificio.
Tras varias horas de intenso trabajo, los bomberos lograron apagar el fuego
Respuesta:
de nada coronita porfis
Explicación:
Samuel quería ser bombero, como su padre, como su abuelo y como su tío. Lo deseaba con todas sus fuerzas. Samuel sabía todo lo que se podía saber sobre el fuego, los incendios, el funcionamiento de los camiones y el protocolo de rescate.
Su padre se lo llevaba muchas veces a la estación de bomberos. Allí, todo el mundo apreciaba su ilusión y su coraje. Jamás nadie había visto nunca a un niñocon tanta ilusión por ser bombero. Porque Samuel no temía a nada y le daba igual que fuese en silla de ruedas.
Un día, mientras Samuel jugaba en el interior de uno de los camiones, el que conducía su padre, hubo un aviso. Se había declarado un incendio en el centro comercial más importante de la ciudad. Los bomberos subieron a toda prisa a los vehículos para responder al aviso cuanto antes.
- ¡Papá, estoy aquí! -dijo Samuel cuando vio que todos los bomberos subían sin sacarlo primero.
- No te preocupes hijo, no hay tiempo que perder -respondió su padre-. Te vienes con nosotros.
- ¡Genial! -dijo el niño, muy contento.
Aquel día, Samuel vio a su padre, a su abuelo, a su tío y a todos sus compañeros trabajar duro para sacar a la gente que aún había quedado atrapada en el edificio.
Tras varias horas de intenso trabajo, los bomberos lograron apagar el fuego