Cuando llegó la pandemia del COVID-19, la ciudad de Quito se encontraba en una fuerte crisis estructural y multidimensional configurada desde el cambio de siglo. Era una problemática aguda preexistente, difícilmente comprendida como normal. Este fenómeno del coronavirus aceleró la crisis urbana de la ciudad a niveles sin precedentes y provocó un shock urbano que, mediante su lógica disruptiva, llegó a paralizar el Distrito Metropolitano de Quito (Carrión, 2020). En ese sentido, la pandemia no solo reveló la aguda crisis que vivía Quito, sino que también la potenció al extremo.
El shock urbano ha conducido a la ciudad, en plazos muy cortos, por tres momentos secuenciales: i) el del contagio, que inicialmente fue importado y luego comunitario, para terminar infectando a la ciudad en su conjunto; ii) el del tratamiento curativo o la letalidad, que desnudó al precario sistema sanitario de la urbe, y iii) el que se iniciará con el proceso de vacunación. Con este último se podrá conocer la real dimensión de la herencia que deja la pandemia, y también iniciar el proceso de regreso a la supuesta normalidad (a la crisis); aunque en realidad no se debe tratar aquello, sino de solventar los grandes problemas estructurales que tiene la ciudad, aún más acrecentados luego de este período.
Las ciudades son las más afectadas debido a que el turismo urbano presenta una oferta de visita a museos, eventos y congresos internacionales, entre otros, llevados a cabo en espacios cerrados, lo cual no congenia con el distanciamiento social. El sector manifiesta una caída de ingresos del 60%. Se prevé que el turismo lentamente recupere su demanda y sus ingresos al término del 2021 (Cabanilla, Molina, Lastra y Garrido, 2020: 42); sin embargo, este regreso no será un regreso a lo mismo que se ha conocido hasta hoy: la seguridad se ha convertido en el factor fundamental para asegurar la fidelidad del turista en los destinos.
Respuesta:
Cuando llegó la pandemia del COVID-19, la ciudad de Quito se encontraba en una fuerte crisis estructural y multidimensional configurada desde el cambio de siglo. Era una problemática aguda preexistente, difícilmente comprendida como normal. Este fenómeno del coronavirus aceleró la crisis urbana de la ciudad a niveles sin precedentes y provocó un shock urbano que, mediante su lógica disruptiva, llegó a paralizar el Distrito Metropolitano de Quito (Carrión, 2020). En ese sentido, la pandemia no solo reveló la aguda crisis que vivía Quito, sino que también la potenció al extremo.
El shock urbano ha conducido a la ciudad, en plazos muy cortos, por tres momentos secuenciales: i) el del contagio, que inicialmente fue importado y luego comunitario, para terminar infectando a la ciudad en su conjunto; ii) el del tratamiento curativo o la letalidad, que desnudó al precario sistema sanitario de la urbe, y iii) el que se iniciará con el proceso de vacunación. Con este último se podrá conocer la real dimensión de la herencia que deja la pandemia, y también iniciar el proceso de regreso a la supuesta normalidad (a la crisis); aunque en realidad no se debe tratar aquello, sino de solventar los grandes problemas estructurales que tiene la ciudad, aún más acrecentados luego de este período.
Las ciudades son las más afectadas debido a que el turismo urbano presenta una oferta de visita a museos, eventos y congresos internacionales, entre otros, llevados a cabo en espacios cerrados, lo cual no congenia con el distanciamiento social. El sector manifiesta una caída de ingresos del 60%. Se prevé que el turismo lentamente recupere su demanda y sus ingresos al término del 2021 (Cabanilla, Molina, Lastra y Garrido, 2020: 42); sin embargo, este regreso no será un regreso a lo mismo que se ha conocido hasta hoy: la seguridad se ha convertido en el factor fundamental para asegurar la fidelidad del turista en los destinos.
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Espero sirva