Los asuntos privados no tienen relevancia en la vida pública ni en el mundo del poder, aunque no escapan a su jurisdicción y se pueden volver asuntos públicos (regulados por el Estado) en cualquier momento.
El hombre es un ser que vive en sociedad, en compañía con otros seres. Cada persona tiene su historia, su forma de pensar, de tomar decisiones y de actuar. Estas decisiones deberían importar sólo a la persona en cuestión. Decisiones como a qué dedicarse, en dónde trabajar, a quien amar, cuándo bañarse, qué tomar, qué comprar o qué estudiar deberían ser responsabilidad exclusiva de cada individuo. ¿Cuándo se convierten en asuntos públicos las decisiones que deberían ser privadas? Para contestar esa pregunta veamos un poquito de historia.
Respuesta:
Los asuntos privados no tienen relevancia en la vida pública ni en el mundo del poder, aunque no escapan a su jurisdicción y se pueden volver asuntos públicos (regulados por el Estado) en cualquier momento.
El hombre es un ser que vive en sociedad, en compañía con otros seres. Cada persona tiene su historia, su forma de pensar, de tomar decisiones y de actuar. Estas decisiones deberían importar sólo a la persona en cuestión. Decisiones como a qué dedicarse, en dónde trabajar, a quien amar, cuándo bañarse, qué tomar, qué comprar o qué estudiar deberían ser responsabilidad exclusiva de cada individuo. ¿Cuándo se convierten en asuntos públicos las decisiones que deberían ser privadas? Para contestar esa pregunta veamos un poquito de historia.
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