El hierro y el manganeso pueden darle al agua un sabor, olor y color indeseable. El agua contaminada con hierro y manganeso usualmente contiene bacterias de hierro o manganeso. Estas bacterias se alimentan de los minerales que hay en el agua. A medida que el agua se filtra por el suelo y las piedras puede disolver estos minerales y acarrearlos hacia el agua subterránea. En muchos casos el hierro y el manganeso se encuentran disueltos, pero al entrar en contacto con el oxígeno precipitan al igual que con sustancias oxidantes como el cloro
Por lo general, el agua superficial requiere más tratamiento y filtración que el agua subterránea porque los lagos, ríos y arroyos contienen más sedimentos y contaminantes y es más probable que estén contaminado que el agua subterránea.
El tratamiento del agua elimina los contaminantes y los componentes indeseables o reduce su concentración para que el agua se vuelva apta para el uso final deseado. Este tratamiento es crucial para la salud humana y permite que los seres humanos se beneficien tanto del consumo de agua potable como del riego.
Reduce la cantidad de cloro, residuos del suelo y sustancias orgánicas e inorgánicas.
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El hierro y el manganeso pueden darle al agua un sabor, olor y color indeseable. El agua contaminada con hierro y manganeso usualmente contiene bacterias de hierro o manganeso. Estas bacterias se alimentan de los minerales que hay en el agua. A medida que el agua se filtra por el suelo y las piedras puede disolver estos minerales y acarrearlos hacia el agua subterránea. En muchos casos el hierro y el manganeso se encuentran disueltos, pero al entrar en contacto con el oxígeno precipitan al igual que con sustancias oxidantes como el cloro
Por lo general, el agua superficial requiere más tratamiento y filtración que el agua subterránea porque los lagos, ríos y arroyos contienen más sedimentos y contaminantes y es más probable que estén contaminado que el agua subterránea.
El tratamiento del agua elimina los contaminantes y los componentes indeseables o reduce su concentración para que el agua se vuelva apta para el uso final deseado. Este tratamiento es crucial para la salud humana y permite que los seres humanos se beneficien tanto del consumo de agua potable como del riego.
Reduce la cantidad de cloro, residuos del suelo y sustancias orgánicas e inorgánicas.