Había una vez una mujer rubia, elegante y bella llamada Nilda, ella estaba en la ciudad de Zeballos estudiando magisterio. Hete aquí, ella decidió viajar hacia la ciudad Carolina a visitar a su hermana. Sin saber, la sorpresa que se llevaría en su viaje. Emocionada por su gran aventura se dirige hacia la boletería y compra un boleto de tren con destino a San Carlos. Una vez a abordo del tren, el guarda recoge asiento por asiento cada boleto. Resulta que despistadamente, no se imaginó que el boleto estaba mal fichado, su destino era otro. A lo largo del viaje se fija en el paisaje y lo encuentra algo distinto a lo usual a ver. Además estaba anocheciendo y sentía que ya debería haber llegado hace mucho tiempo. Ya con el cuerpo frío, pálido y temblando decide ir a preguntar cual era el problema, pero lo único que encontró allí fueron asientos vacíos y un sin fin de oscuridad. Desesperadamente ella grita desde sus entrañas; ``Auxilioooooooooooo´´ pero lo único que se escuhó fue un rotundo silencio y el sonido del tren. (Chucu-Chucu-Chucu-Chuchu). Pero esto no termina aquí, ella mira hacia la fría y densa niebla de los vagones y ve una silueta delgada y blanca. Nilda estaba paralizada, lívida y no sentía sus manos ni las piernas, parecía como si la silueta se acercara cada vez más dando unos pequeños y sigilosos pasos, Nilda pestanea y siente el palpitar de su corazón, vuelve a pestañear y entre sus labios rojos y carnosos el respirar de una persona, cuando pestanea nuevamente siente una mano cálida y una reiterada voz que le dice; ``Amor despiértate´´.
Había una vez una mujer rubia, elegante y bella llamada Nilda, ella estaba en la ciudad de Zeballos estudiando magisterio.
Hete aquí, ella decidió viajar hacia la ciudad Carolina a visitar a su hermana.
Sin saber, la sorpresa que se llevaría en su viaje. Emocionada por su gran aventura se dirige hacia la boletería y compra un boleto de tren con destino a San Carlos.
Una vez a abordo del tren, el guarda recoge asiento por asiento cada boleto.
Resulta que despistadamente, no se imaginó que el boleto estaba mal fichado, su destino era otro.
A lo largo del viaje se fija en el paisaje y lo encuentra algo distinto a lo usual a ver. Además estaba anocheciendo y sentía que ya debería haber llegado hace mucho tiempo.
Ya con el cuerpo frío, pálido y temblando decide ir a preguntar cual era el problema, pero lo único que encontró allí fueron asientos vacíos y un sin fin de oscuridad. Desesperadamente ella grita desde sus entrañas; ``Auxilioooooooooooo´´ pero lo único que se escuhó fue un rotundo silencio y el sonido del tren. (Chucu-Chucu-Chucu-Chuchu).
Pero esto no termina aquí, ella mira hacia la fría y densa niebla de los vagones y ve una silueta delgada y blanca.
Nilda estaba paralizada, lívida y no sentía sus manos ni las piernas, parecía como si la silueta se acercara cada vez más dando unos pequeños y sigilosos pasos, Nilda pestanea y siente el palpitar de su corazón, vuelve a pestañear y entre sus labios rojos y carnosos el respirar de una persona, cuando pestanea nuevamente siente una mano cálida y una reiterada voz que le dice; ``Amor despiértate´´.