maosi
Un fin de semana con pablo escobar Era un sábado de Enero de 1983 y hacía calor.En el aire se sentía la humedad de la brisa que venia del Río Magdalena. Alrededor de la casa, situada en el centro de la haciendo, habia muchos arboles cuyas hojas de color verde oscuro se movian con el viento. De pronto, cuando la luz del sol empezó a desvanecerse, centenares de aves blancas comenzaron a llegar volando por el cielo azul, y caminando por la tierra oscura, y una tras otra, se fuero0n posando sobre las ramas de los arboles como obedeciendo a un designio desconocido. En cosa de unos minutos, los arboles estabn atestados de aves de plumas blancas.
Era un sábado de Enero de 1983 y hacía calor.En el aire se sentía la humedad de la brisa que venia del Río Magdalena. Alrededor de la casa, situada en el centro de la haciendo, habia muchos arboles cuyas hojas de color verde oscuro se movian con el viento. De pronto, cuando la luz del sol empezó a desvanecerse, centenares de aves blancas comenzaron a llegar volando por el cielo azul, y caminando por la tierra oscura, y una tras otra, se fuero0n posando sobre las ramas de los arboles como obedeciendo a un designio desconocido. En cosa de unos minutos, los arboles estabn atestados de aves de plumas blancas.