El centralismo es un sistema de gobierno donde un ente principal reúne todas (o la mayor parte) de los poderes del Estado. ... Por ejemplo en Francia, donde se mantiene, al igual que en algunos países de América Latina donde existe un gobierno central, pero que convive con gobiernos subnacionales con ciertas atribuciones.
El centralismo es una doctrina política que propugna la centralización política o administrativa. Es decir, el centralismo promueve un sistema político en el cual el gobierno central reúne todos o la mayor parte de los poderes y facultades para dirigir la nación. Por tanto, el Estado asume competencias ante los estados federados o divisiones administrativas en esta forma de gobierno.
Un estado totalmente centralizado es aquel en el que hay una unidad política, territorial y administrativa; o sea, que sólo el gobierno central tiene el poder de tomar decisiones políticas y es el único encargado de la gestión administrativa de todas las competencias del país. Esta forma de gobierno es muy poco común, aplicándose casi exclusivamente en microestados. Sin embargo, existen otras formas de gobierno centralista menos puras que se aplican, por ejemplo, en Francia ―donde existe descentralización administrativa― y en algunos países hispanoamericanos ―en los que existe un gobierno central que convive con gobiernos subnacionales con ciertas atribuciones―.
Entre los motivos de esta centralización se pueden contar:
La necesidad que tienen los estados de dar servicios a sus ciudadanos que económicamente los territorios federados por sí solos no pueden por falta de fondos.
La necesidad de grandes cantidades de inversiones que exigen un gran porcentaje de recursos, materiales económicos y humanos que colapsarían los territorios federados.
La necesidad de hacer una planificación centralismo administrativo.
Centralismo puro: se da en los Estados unitarios políticamente y administrativamente centralizados, también llamados Estados centralistas. El Estado centralista se basa en que el órgano administrativo central lleva a cabo de forma exclusiva y total el ejercicio de todas las competencias. Ejemplo: Mónaco.
Centralismo con descentralización administrativa: se da en los Estados unitarios políticamente centralizados y administrativamente descentralizados. Esta forma de Estado se basa en la delegación de competencias, cuya titularidad sigue manteniendo el órgano delegante, desde el órgano administrativo central a otros dependientes jerárquicamente. Ejemplos: Chile, Dinamarca, Francia, Perú y Suecia.
Centralismo con descentralización política y administrativa: se da tanto en los Estados unitarios con descentralización política limitada como en los Estados federales unitarios o centralizados. El único rasgo distintivo entre ambas formas de Estado es la unicameralidad del Estado unitario políticamente descentralizado ―ejemplos: Croacia[1] y Venezuela― y la bicameralidad del Estado federal unitario ―ejemplos: Austria, México y la India―.[2][3] El federalismo unitario, que fue conceptualizado por Konrad Hesse, se basa en la tendencia a la centralización política del federalismo cooperativo.[4][5]
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El centralismo es un sistema de gobierno donde un ente principal reúne todas (o la mayor parte) de los poderes del Estado. ... Por ejemplo en Francia, donde se mantiene, al igual que en algunos países de América Latina donde existe un gobierno central, pero que convive con gobiernos subnacionales con ciertas atribuciones.
El centralismo es una doctrina política que propugna la centralización política o administrativa. Es decir, el centralismo promueve un sistema político en el cual el gobierno central reúne todos o la mayor parte de los poderes y facultades para dirigir la nación. Por tanto, el Estado asume competencias ante los estados federados o divisiones administrativas en esta forma de gobierno.
Entre los motivos de esta centralización se pueden contar:
La necesidad que tienen los estados de dar servicios a sus ciudadanos que económicamente los territorios federados por sí solos no pueden por falta de fondos.
La necesidad de grandes cantidades de inversiones que exigen un gran porcentaje de recursos, materiales económicos y humanos que colapsarían los territorios federados.
La necesidad de hacer una planificación centralismo administrativo.
Centralismo puro: se da en los Estados unitarios políticamente y administrativamente centralizados, también llamados Estados centralistas. El Estado centralista se basa en que el órgano administrativo central lleva a cabo de forma exclusiva y total el ejercicio de todas las competencias. Ejemplo: Mónaco.
Centralismo con descentralización administrativa: se da en los Estados unitarios políticamente centralizados y administrativamente descentralizados. Esta forma de Estado se basa en la delegación de competencias, cuya titularidad sigue manteniendo el órgano delegante, desde el órgano administrativo central a otros dependientes jerárquicamente. Ejemplos: Chile, Dinamarca, Francia, Perú y Suecia.
Centralismo con descentralización política y administrativa: se da tanto en los Estados unitarios con descentralización política limitada como en los Estados federales unitarios o centralizados. El único rasgo distintivo entre ambas formas de Estado es la unicameralidad del Estado unitario políticamente descentralizado ―ejemplos: Croacia[1] y Venezuela― y la bicameralidad del Estado federal unitario ―ejemplos: Austria, México y la India―.[2][3] El federalismo unitario, que fue conceptualizado por Konrad Hesse, se basa en la tendencia a la centralización política del federalismo cooperativo.[4][5]