Bajo la dulce sombra, la rosa galena tiembla, Guardan sus ojos el miedo robado a las nietas del deseo, burbujea sus contratiempos la pasión de la lluvia, como el violín asustado del santo ruiseñor.
Señora de las tormentas bajo tus dulces manos, Se estremecen los barcos ebrios del poeta, Estrella enterrada, pulida con tu aliento, Como la tristeza de un deseo, Que ha perdido su alma.
Mariposas imperiales de un trono de agua, Corren desesperadas por la noche, Gritando tu nombre anadiamantado, Susurrando apenas al amor, Como una primavera que aun no ha sido traicionada.
Almendro virginal en el eco solitario del mar, Encendido silencio en el idioma floral De una canción extraviada por un ángel ebrio.
Nocturna rosa galena, Desde los astilleros del invierno se escucha la voz, El amor solo es una respuesta, Con demasiadas preguntas.
Mi rosa galena
Si dulcemente,
voy a raspar un fósforo,
en tu alma y te encandilaré
Bajo la dulce sombra, la rosa galena tiembla,
Guardan sus ojos el miedo robado a las nietas del deseo,
burbujea sus contratiempos la pasión de la lluvia,
como el violín asustado del santo ruiseñor.
Señora de las tormentas bajo tus dulces manos,
Se estremecen los barcos ebrios del poeta,
Estrella enterrada, pulida con tu aliento,
Como la tristeza de un deseo,
Que ha perdido su alma.
Mariposas imperiales de un trono de agua,
Corren desesperadas por la noche,
Gritando tu nombre anadiamantado,
Susurrando apenas al amor,
Como una primavera que aun no ha sido traicionada.
Almendro virginal en el eco solitario del mar,
Encendido silencio en el idioma floral
De una canción extraviada por un ángel ebrio.
Nocturna rosa galena,
Desde los astilleros del invierno se escucha la voz,
El amor solo es una respuesta,
Con demasiadas preguntas.