DOY CORONA Y SIGO EL MATADERO CUENTO... 1. ¿Cómo reconocen al unitario? ¿qué le cuestionan? ¿por qué se lo llevan? ¿qué tipo de maltrato recibe? El lenguaje que utiliza, es el mismo que el utilizado por la gente del matadero? Justifica.
esta narración híbrida por excelencia1 es la superposición o entrelazamiento de códigos que conviven, mezclándose. La mezcla -explícitamente repudiada pero implícitamente practicada- se exalta por fin en la figura de la sangre -figura poética y crudo recorte de la realidad- que desborda, rebalsa y da homogeneidad a los protagonistas del más violento de los ritos, donde elementos de parodia, carnaval y grotesco confluyen en la sentencia de una Historia transformada en historia: microcosmos (micropaís, o «simulacro»), ejemplo, símbolo.
El despliegue de los diferentes códigos instaura una riqueza de registros en el lenguaje narrativo. Registros que convergen en la fuerza suprema de un acto que los otros no llegan a ejecutar sobre el héroe (el degüello) pero que éste perpetra -sin armas- sobre sí mismo. El joven unitario muere en la ley del Matadero, haciendo de su cuerpo una vibrante cuchilla y de su espina dorsal una «serpiente», matándose con un exabrupto de pasión, porque no puede matar. Aquí el adversario no es ya político sino metafísico, pero la respuesta aprendida por el estanciero que pasa sus ocios en París es la misma, bárbara e irrefutable cuchilla. Hay, así, implícito, un modelo de exégesis de la realidad y una compleja -ambivalente- actitud de entrega y resistencia frente a sus agresiones.
Respuesta:
esta narración híbrida por excelencia1 es la superposición o entrelazamiento de códigos que conviven, mezclándose. La mezcla -explícitamente repudiada pero implícitamente practicada- se exalta por fin en la figura de la sangre -figura poética y crudo recorte de la realidad- que desborda, rebalsa y da homogeneidad a los protagonistas del más violento de los ritos, donde elementos de parodia, carnaval y grotesco confluyen en la sentencia de una Historia transformada en historia: microcosmos (micropaís, o «simulacro»), ejemplo, símbolo.
El despliegue de los diferentes códigos instaura una riqueza de registros en el lenguaje narrativo. Registros que convergen en la fuerza suprema de un acto que los otros no llegan a ejecutar sobre el héroe (el degüello) pero que éste perpetra -sin armas- sobre sí mismo. El joven unitario muere en la ley del Matadero, haciendo de su cuerpo una vibrante cuchilla y de su espina dorsal una «serpiente», matándose con un exabrupto de pasión, porque no puede matar. Aquí el adversario no es ya político sino metafísico, pero la respuesta aprendida por el estanciero que pasa sus ocios en París es la misma, bárbara e irrefutable cuchilla. Hay, así, implícito, un modelo de exégesis de la realidad y una compleja -ambivalente- actitud de entrega y resistencia frente a sus agresiones.
Explicación: