Respuesta:Jesús usó la parábola de los dos deudores para enseñar sobre el perdón y la misericordia. ... Esta parábola nos ayuda a entender la importancia del perdón en nuestras vidas y nos ayuda a apreciar el hecho de que un Dios bueno y justo nos ha perdonado a nosotros
23 Por eso, el reino de los cielos puede compararse[a] a cierto[b] rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos[c]. 25 Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26 Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». 27 Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios[d], y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: «Paga lo que debes». 29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo y te pagaré». 30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?». 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón[e] cada uno a su hermano.
Respuesta:Jesús usó la parábola de los dos deudores para enseñar sobre el perdón y la misericordia. ... Esta parábola nos ayuda a entender la importancia del perdón en nuestras vidas y nos ayuda a apreciar el hecho de que un Dios bueno y justo nos ha perdonado a nosotros
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Parábola de los dos deudores
23 Por eso, el reino de los cielos puede compararse[a] a cierto[b] rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos[c]. 25 Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26 Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: «Ten paciencia conmigo y todo te lo pagaré». 27 Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, y lo soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios[d], y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: «Paga lo que debes». 29 Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo y te pagaré». 30 Sin embargo, él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 31 Así que cuando vieron sus consiervos lo que había pasado, se entristecieron mucho, y fueron y contaron a su señor todo lo que había sucedido. 32 Entonces, llamándolo su señor, le dijo*: «Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. 33 ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?». 34 Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón[e] cada uno a su hermano.
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