Respuesta:
Explicación:
El ―Plan Bicentenario: El Perú hacia el 2021” recoge dos años de trabajo participativo. Se ha elegido el año 2021,
bicentenario de la Independencia, como horizonte temporal de este primer Plan Estratégico de Desarrollo
Nacional; fecha que propicia una reflexión sobre la situación en la que nos encontraremos.
Los criterios empleados en el Plan se sustentan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el
desarrollo concebido como libertad y en las Políticas de Estado del Acuerdo Nacional. Este Plan estratégico define
seis ejes estratégicos: (i) derechos fundamentales y dignidad de las personas; (ii) oportunidades y acceso a los
servicios; (iii) Estado y gobernabilidad; (iv) economía, competitividad y empleo; (v) desarrollo regional e
infraestructura y (vi) recursos naturales y ambiente. Con este esquema se ha efectuado un diagnóstico de todos los
aspectos de la vida nacional y su relación con la globalización, tales como la reducción de la pobreza, la creciente
participación de los sectores de menores ingresos en la distribución de la renta y la reciente salida del Perú del
grupo de países con mayor desigualdad en el planeta para pasar a ser un país de renta media alta, en donde la
descentralización aparece como la reforma del Estado más profunda y significativa de nuestra vida republicana con
la transferencia de competencias y recursos; y en donde la educación se ha universalizado pero con calidad aún
deficiente, al igual que la salud pública.
La economía peruana ha salido de su estancamiento y en la última década ha crecido a un ritmo sin precedentes y
de manera sostenida. El freno impuesto por la crisis internacional del año 2008 y el carácter primario exportador de
nuestra economía nos hacen ver la necesidad de diversificarla mediante la promoción de la industrialización y el
fortalecimiento del mercado interno, dándole mayor valor agregado. Asimismo, hay avances en la lucha contra la
pobreza y la reducción de la desnutrición crónica y la mortalidad infantil, pero también severo déficit en materia de
infraestructura; siendo necesario fortalecer la calidad de la administración pública, para contar con un Estado
eficiente y transparente.
La crisis internacional del 2008 marca el fin de un ciclo y el ingreso a otro de larga duración, en donde el Estado
recupera la capacidad reguladora; la estabilidad macroeconómica y el equilibrio no son ajenos a la recuperación de
la dinámica internacional, y el nuevo siglo anuncia la redefinición de la hegemonía planetaria, el surgimiento de
nuevas potencias y el afianzamiento de los entornos regionales. El avance de las tecnologías de las comunicaciones
y los nuevos inventos abren un panorama promisorio para una sociedad planetaria diversa pero intercomunicada,
donde el progreso y los beneficios de la globalización sean para todos. El reto de la inclusión, el desarrollo
sostenible y la preservación del medio ambiente impulsan la universalización de la democracia.
Existen tendencias negativas y hay que saber afrontarlas, en particular la violencia terrorista y el narcotráfico, que
parecen ser los flagelos del nuevo siglo. En el Perú, el terrorismo subsiste y trata de exacerbar los conflictos
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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El ―Plan Bicentenario: El Perú hacia el 2021” recoge dos años de trabajo participativo. Se ha elegido el año 2021,
bicentenario de la Independencia, como horizonte temporal de este primer Plan Estratégico de Desarrollo
Nacional; fecha que propicia una reflexión sobre la situación en la que nos encontraremos.
Los criterios empleados en el Plan se sustentan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el
desarrollo concebido como libertad y en las Políticas de Estado del Acuerdo Nacional. Este Plan estratégico define
seis ejes estratégicos: (i) derechos fundamentales y dignidad de las personas; (ii) oportunidades y acceso a los
servicios; (iii) Estado y gobernabilidad; (iv) economía, competitividad y empleo; (v) desarrollo regional e
infraestructura y (vi) recursos naturales y ambiente. Con este esquema se ha efectuado un diagnóstico de todos los
aspectos de la vida nacional y su relación con la globalización, tales como la reducción de la pobreza, la creciente
participación de los sectores de menores ingresos en la distribución de la renta y la reciente salida del Perú del
grupo de países con mayor desigualdad en el planeta para pasar a ser un país de renta media alta, en donde la
descentralización aparece como la reforma del Estado más profunda y significativa de nuestra vida republicana con
la transferencia de competencias y recursos; y en donde la educación se ha universalizado pero con calidad aún
deficiente, al igual que la salud pública.
La economía peruana ha salido de su estancamiento y en la última década ha crecido a un ritmo sin precedentes y
de manera sostenida. El freno impuesto por la crisis internacional del año 2008 y el carácter primario exportador de
nuestra economía nos hacen ver la necesidad de diversificarla mediante la promoción de la industrialización y el
fortalecimiento del mercado interno, dándole mayor valor agregado. Asimismo, hay avances en la lucha contra la
pobreza y la reducción de la desnutrición crónica y la mortalidad infantil, pero también severo déficit en materia de
infraestructura; siendo necesario fortalecer la calidad de la administración pública, para contar con un Estado
eficiente y transparente.
La crisis internacional del 2008 marca el fin de un ciclo y el ingreso a otro de larga duración, en donde el Estado
recupera la capacidad reguladora; la estabilidad macroeconómica y el equilibrio no son ajenos a la recuperación de
la dinámica internacional, y el nuevo siglo anuncia la redefinición de la hegemonía planetaria, el surgimiento de
nuevas potencias y el afianzamiento de los entornos regionales. El avance de las tecnologías de las comunicaciones
y los nuevos inventos abren un panorama promisorio para una sociedad planetaria diversa pero intercomunicada,
donde el progreso y los beneficios de la globalización sean para todos. El reto de la inclusión, el desarrollo
sostenible y la preservación del medio ambiente impulsan la universalización de la democracia.
Existen tendencias negativas y hay que saber afrontarlas, en particular la violencia terrorista y el narcotráfico, que
parecen ser los flagelos del nuevo siglo. En el Perú, el terrorismo subsiste y trata de exacerbar los conflictos