doy corona Lee el texto y responde las siguientes preguntas.
Relaciones de género en Mesoamérica
Durante la primera etapa de la civilización mesoamericana. Es probable que las actividades femeninas practicadas les otorgaran mayor estatus y prestigio en sus comunidades y más equidad en las relaciones de géneros. Como recolectoras, aportaban el 75% de la dieta de la familia, participaban en la domesticación de las plantas y fueron autoras de una importante tecnología alimentaria.
Desde el preclásico medio. Con el surgimiento de grupos de elites, la edificación de grandes centros ceremoniales y de habitación y el crecimiento de corporaciones militares, las mujeres (…) sufrieron un descenso en sus status y prestigio en las sociedades (…)
las mujeres nobles mayas gozaban de más prestigio y estatus que las mujeres nobles mexicas(…) En el ámbito público del poder maya, las mujeres y hombres podían tomar parte de manera igualitaria : inclusive a las mujeres seles permitió participar en la sucesión(…) varias mujeres ocuparon los tronos de los sitios mayas más importantes de la época clásica, como Tikal, palenkem edzna, no como las esposas ni madres reinantes, sino como reina
1. Según el texto ¿qué cambios experimento la situación de la mujer en Mesoamérica?. 2-¿Qué diferencias se aprecian entre las mujeres mayas y aztecas?
Los artículos que componen la presente obra provienen de dos congresos organizados en México por María Rodríguez–Shadow y que tuvieron por tema el papel de las mujeres y las relaciones de género en Mesoamérica prehispánica. El primero de estos eventos es la III Mesa de Estudios de Género (2003), que reunía por vez primera a investigadores mexicanos y foráneos para tratar el asunto.1 Y el segundo es el Simposio Arqueología de Género (2004), que se celebró en el marco de la XXVII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología (SMA).2 Ambos eventos surgen en un momento de efervescencia de estas investigaciones, entre las que destacan las de Joyce [2000] y Ardren [2002], sobre las relaciones de género en Mesoamérica y la situación de las mujeres mayas prehis–pánicas, respectivamente.
Siguiendo el modelo de compilación de artículos, surge la presente obra, dirigida a los investigadores interesados en el papel de las mujeres y en las relaciones entre sexos y géneros. Y es igualmente accesible para el público general, en mayor medida que las de Joyce y Ardren, puesto que el lenguaje ni el contenido entrañan dificultad, no se requiere una especialización previa en el tema y se definen repetidamente los sencillos términos empleados, tales como género, división sexual del trabajo y grupo doméstico.
El libro está estructurado internamente del siguiente modo. En primer lugar, la autora arranca con una serie de reconocimientos (pp. 7–8) a las personas que contribuyeron a su trabajo, y continúa con una introducción (pp. 9–21). En ésta hace un repaso historiográfico de los estudios sobre mujeres y relaciones de género; y propone la obra como una contribución interdisciplinaria que aborda diferentes periodos y áreas culturales a lo largo de los 11 artículos que la integran, y que resume brevemente.
Estos artículos tienen una extensión variable entre las diez y las 30 páginas, y una desigual distribución de notas3 (sólo en Wiesheu, Barba y Benavides), imágenes (en Moya y López), cuadros y tablas (en Benavides, Pool y Hernández y González). El sistema de citas es abreviado (apellido, fecha: páginas), inserto dentro del texto, y cada artículo es seguido de una bibliografía que se ajusta a un patrón común, pero con variaciones.4 Se disponen en cuatro apartados, de extensión igualmente variable; el primero sirve de introducción teórica al tema y los otros tres se centran en áreas geográficas y culturales de Mesoamérica. Según su esquema, la parte I o sección introductoria (pp. 23–75), consta de dos artículos; la parte II, del área maya (pp. 77–168), es la más extensa, con cuatro artículos; la parte III, sobre la zona de Oaxaca (pp. 169–197), cuenta con dos; y la parte IV, relativa a la cultura mexica (pp. 199–274), tiene tres.
Enseguida de los artículos hay un apéndice titulado "Acerca de los autores" (pp. 275–278), con un breve resumen curricular de unas ocho líneas aproximadamente sobre cada uno de ellos, ordenados alfabéticamente por el primer apellido.5 Son especialistas en su área cultural y, la mayoría, en estudios sobre mujer y género, y abordan los temas desde diversas disciplinas, metodologías y fuentes.
Al final del libro se ubica el índice (pp. 279–280, sin numerar), seguido por una breve nota sobre la impresión de la presente edición (p. 281, ídem).
A continuación se muestra un resumen de cada artículo para mostrar su orientación, objetivos y aportaciones a la evolución de estas investigaciones.
Walburga Mª. Wiesheu abre la primera parte del libro o sección introductoria con "Jerarquía de género y organización de la producción en los estados prehispánicos" (pp. 25–47). Este es un artículo enfocado desde la arqueología de género y el materialismo histórico que analiza la división del trabajo, principalmente textil y femenino entre los mexicas, en función del sexo y de la clase social. Pone de manifiesto que no se deben extrapolar las ideas etnocéntricas sobre división de tareas y espacios femeninos y masculinos occidentales —que asocian a la mujer con la esfera privada y al hombre con la pública— porque no se corresponden con la realidad mesoamericana. Pero también muestra cómo esta división laboral resultaba cada vez más desfavorable para las mujeres, según evolucionaba la organización política hacia formas estatales, pues su trabajo era acaparado por los varones, al igual que hacían ellos con todo tipo de poder.
Respuesta:
corona¿?
Explicación:
Los artículos que componen la presente obra provienen de dos congresos organizados en México por María Rodríguez–Shadow y que tuvieron por tema el papel de las mujeres y las relaciones de género en Mesoamérica prehispánica. El primero de estos eventos es la III Mesa de Estudios de Género (2003), que reunía por vez primera a investigadores mexicanos y foráneos para tratar el asunto.1 Y el segundo es el Simposio Arqueología de Género (2004), que se celebró en el marco de la XXVII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología (SMA).2 Ambos eventos surgen en un momento de efervescencia de estas investigaciones, entre las que destacan las de Joyce [2000] y Ardren [2002], sobre las relaciones de género en Mesoamérica y la situación de las mujeres mayas prehis–pánicas, respectivamente.
Siguiendo el modelo de compilación de artículos, surge la presente obra, dirigida a los investigadores interesados en el papel de las mujeres y en las relaciones entre sexos y géneros. Y es igualmente accesible para el público general, en mayor medida que las de Joyce y Ardren, puesto que el lenguaje ni el contenido entrañan dificultad, no se requiere una especialización previa en el tema y se definen repetidamente los sencillos términos empleados, tales como género, división sexual del trabajo y grupo doméstico.
El libro está estructurado internamente del siguiente modo. En primer lugar, la autora arranca con una serie de reconocimientos (pp. 7–8) a las personas que contribuyeron a su trabajo, y continúa con una introducción (pp. 9–21). En ésta hace un repaso historiográfico de los estudios sobre mujeres y relaciones de género; y propone la obra como una contribución interdisciplinaria que aborda diferentes periodos y áreas culturales a lo largo de los 11 artículos que la integran, y que resume brevemente.
Estos artículos tienen una extensión variable entre las diez y las 30 páginas, y una desigual distribución de notas3 (sólo en Wiesheu, Barba y Benavides), imágenes (en Moya y López), cuadros y tablas (en Benavides, Pool y Hernández y González). El sistema de citas es abreviado (apellido, fecha: páginas), inserto dentro del texto, y cada artículo es seguido de una bibliografía que se ajusta a un patrón común, pero con variaciones.4 Se disponen en cuatro apartados, de extensión igualmente variable; el primero sirve de introducción teórica al tema y los otros tres se centran en áreas geográficas y culturales de Mesoamérica. Según su esquema, la parte I o sección introductoria (pp. 23–75), consta de dos artículos; la parte II, del área maya (pp. 77–168), es la más extensa, con cuatro artículos; la parte III, sobre la zona de Oaxaca (pp. 169–197), cuenta con dos; y la parte IV, relativa a la cultura mexica (pp. 199–274), tiene tres.
Enseguida de los artículos hay un apéndice titulado "Acerca de los autores" (pp. 275–278), con un breve resumen curricular de unas ocho líneas aproximadamente sobre cada uno de ellos, ordenados alfabéticamente por el primer apellido.5 Son especialistas en su área cultural y, la mayoría, en estudios sobre mujer y género, y abordan los temas desde diversas disciplinas, metodologías y fuentes.
Al final del libro se ubica el índice (pp. 279–280, sin numerar), seguido por una breve nota sobre la impresión de la presente edición (p. 281, ídem).
A continuación se muestra un resumen de cada artículo para mostrar su orientación, objetivos y aportaciones a la evolución de estas investigaciones.
Walburga Mª. Wiesheu abre la primera parte del libro o sección introductoria con "Jerarquía de género y organización de la producción en los estados prehispánicos" (pp. 25–47). Este es un artículo enfocado desde la arqueología de género y el materialismo histórico que analiza la división del trabajo, principalmente textil y femenino entre los mexicas, en función del sexo y de la clase social. Pone de manifiesto que no se deben extrapolar las ideas etnocéntricas sobre división de tareas y espacios femeninos y masculinos occidentales —que asocian a la mujer con la esfera privada y al hombre con la pública— porque no se corresponden con la realidad mesoamericana. Pero también muestra cómo esta división laboral resultaba cada vez más desfavorable para las mujeres, según evolucionaba la organización política hacia formas estatales, pues su trabajo era acaparado por los varones, al igual que hacían ellos con todo tipo de poder.