El doctor Sigmund Rascher realizó algunos de los experimentos más horribles durante la era nazi en el campo de concentración de Dachau, en el sur de Alemania.
Uno de los que realizaba con más frecuencia tenía que ver con el frío extremo. Quería saber cuál era la mejor manera de tratar a los pilotos que habían tenido que escapar de su avión en paracaídas en el mar del Norte. Estas pruebas también le servían para simular las condiciones climáticas con las que tenían que lidiar los soldados alemanes en el frente de guerra.
Así que en invierno obligaba a los prisioneros a pararse en el exterior durante 14 horas o los forzaba a meterse en un tanque de agua helada. Cuando perdían la conciencia trataba de revivirlos con baños de agua caliente.
Sin embargo, Heinrich Himmler, uno de los oficiales nazi de más alto rango, tenía una teoría distinta. Aseguraba que las esposas de los pescadores del mar del Norte revivían a sus maridos, cuando en un accidente terminaban en el mar, con el calor corporal.
Para comprobar la hipótesis de Himmler, mujeres gitanas fueron enviadas a Dachau a solicitud de Rascher. El médico las obligó a desnudarse y a acostarse con las víctimas de hipotermia.
Concluyeron que lo más efectivo eran los baños de agua caliente.
La sal milagrosa
El homeópata estadounidense Charles Wentworth Littlefield aseguraba haber descubierto el secreto de la vida.
Cuando atendía a pacientes que habían sufrido alguna cortadura, oraba para curarlos.
Un día tomo una muestra de sales orgánicas que ayudan a que la sangre se coagule y empezó a rezar pensando en un pollo.
Cuando analizó la muestra bajo un microscopio, se sorprendió al ver que la formación de los cristales de la sal era igualita al pollo en el que había estado pensando.
Asumiendo que tenía poderes telepáticos, Littlefield publicó un libro en el que aseguraba que al fijar sus pensamientos en pequeños montones de sal había logrado reproducir con los cristales la silueta del Tío Sam (la característica ilustración de un hombre vestido con los colores de la bandera de Estados Unidos que se usaba para reclutar soldados).
Según el homeópata, las sales también se transformaban en animales minúsculos como cangrejos y peces. Incluso en humanos de tamaño miniatura.
La mayoría de las especies no estaban vivas, a excepción de una raza microscópica de pulpos que, según Littlefield, eran el origen de la vida en la Tierra.
Respuesta:
5.1 Teoría de la relatividad.
5.2 Teoría de la deriva continental.
5.3 Teoría geocéntrica.
Explicación:
hmmm
Verified answer
Medicina nazi
El doctor Sigmund Rascher realizó algunos de los experimentos más horribles durante la era nazi en el campo de concentración de Dachau, en el sur de Alemania.
Uno de los que realizaba con más frecuencia tenía que ver con el frío extremo. Quería saber cuál era la mejor manera de tratar a los pilotos que habían tenido que escapar de su avión en paracaídas en el mar del Norte. Estas pruebas también le servían para simular las condiciones climáticas con las que tenían que lidiar los soldados alemanes en el frente de guerra.
Así que en invierno obligaba a los prisioneros a pararse en el exterior durante 14 horas o los forzaba a meterse en un tanque de agua helada. Cuando perdían la conciencia trataba de revivirlos con baños de agua caliente.
Sin embargo, Heinrich Himmler, uno de los oficiales nazi de más alto rango, tenía una teoría distinta. Aseguraba que las esposas de los pescadores del mar del Norte revivían a sus maridos, cuando en un accidente terminaban en el mar, con el calor corporal.
Para comprobar la hipótesis de Himmler, mujeres gitanas fueron enviadas a Dachau a solicitud de Rascher. El médico las obligó a desnudarse y a acostarse con las víctimas de hipotermia.
Concluyeron que lo más efectivo eran los baños de agua caliente.
La sal milagrosa
El homeópata estadounidense Charles Wentworth Littlefield aseguraba haber descubierto el secreto de la vida.
Cuando atendía a pacientes que habían sufrido alguna cortadura, oraba para curarlos.
Un día tomo una muestra de sales orgánicas que ayudan a que la sangre se coagule y empezó a rezar pensando en un pollo.
Cuando analizó la muestra bajo un microscopio, se sorprendió al ver que la formación de los cristales de la sal era igualita al pollo en el que había estado pensando.
Asumiendo que tenía poderes telepáticos, Littlefield publicó un libro en el que aseguraba que al fijar sus pensamientos en pequeños montones de sal había logrado reproducir con los cristales la silueta del Tío Sam (la característica ilustración de un hombre vestido con los colores de la bandera de Estados Unidos que se usaba para reclutar soldados).
Según el homeópata, las sales también se transformaban en animales minúsculos como cangrejos y peces. Incluso en humanos de tamaño miniatura.
La mayoría de las especies no estaban vivas, a excepción de una raza microscópica de pulpos que, según Littlefield, eran el origen de la vida en la Tierra.