Discursos en la ceremonia de entrega de la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina a Guillermo Blanco
VIVIR, REVIVIR, ESCRIBIR
Discurso al recibir la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina
Guillermo Blanco
A veces le preguntan a uno por qué escribe. El preguntado se sorprende, casi siempre. Escribir -piensa- es un acto sin porque. Tampoco es fácil dar respuesta a ¿por qué vive? Ni razonar una sonrisa; ni explicar por qué A se enamoró de B y no de otra persona; o por qué a algunos nos gusta escuchar la música del agua en instrumentos como una cascada, un estero entre piedras, o la lluvia.
¿Por qué escribe?
Si lo arrinconan, uno busca la ficción de una respuesta: "Como me cuesta abrirme a los demás, le hago mis confidencias al papel". O: "Escribo porque siento". O: "Porque tengo la vocación de la palabra". Y/o: "Porque me importa lo que pasa" (y para evitar que pase, en el sentido de irse sin dejar un rastro).
En fin, viene la tentación de contestar a la española: "Porque me da la gana" (que es más sabio de lo que aparenta, siempre que no sean ganas nacidas de soberbia o de capricho, sino esas ganas amables que nacen del anhelo, la energía interna; de no aguantarse los impulsos, de urgencia de parir lo que te crece dentro)...
Respuesta:
DISCURSOS
Discursos en la ceremonia de entrega de la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina a Guillermo Blanco
VIVIR, REVIVIR, ESCRIBIR
Discurso al recibir la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina
Guillermo Blanco
A veces le preguntan a uno por qué escribe. El preguntado se sorprende, casi siempre. Escribir -piensa- es un acto sin porque. Tampoco es fácil dar respuesta a ¿por qué vive? Ni razonar una sonrisa; ni explicar por qué A se enamoró de B y no de otra persona; o por qué a algunos nos gusta escuchar la música del agua en instrumentos como una cascada, un estero entre piedras, o la lluvia.
¿Por qué escribe?
Si lo arrinconan, uno busca la ficción de una respuesta: "Como me cuesta abrirme a los demás, le hago mis confidencias al papel". O: "Escribo porque siento". O: "Porque tengo la vocación de la palabra". Y/o: "Porque me importa lo que pasa" (y para evitar que pase, en el sentido de irse sin dejar un rastro).
En fin, viene la tentación de contestar a la española: "Porque me da la gana" (que es más sabio de lo que aparenta, siempre que no sean ganas nacidas de soberbia o de capricho, sino esas ganas amables que nacen del anhelo, la energía interna; de no aguantarse los impulsos, de urgencia de parir lo que te crece dentro)...