Los azúcares y los almidones son los principales hidratos de carbono digeribles, y proporcionan glucosa para producir energía. El cuerpo almacena el exceso de glucosa en forma de glucógeno, y la ingesta excesiva se convierte en grasa corporal. La glucosa (el único macronutriente que puede proporcionar energía sin oxígeno) puede impulsar actividad intensa y momentánea. La glucosa también es necesaria para la función cerebral. El cuerpo transformará la proteína en glucosa cuando esta se agota. La fibra es otro tipo de hidratos de carbono que no son digeribles y ayuda principalmente al funcionamiento del sistema digestivo.
Papel de los lípidos
Los dos principales lípidos de la dieta son las grasas o aceites y el colesterol. La mayoría de las células utilizan una mezcla de combustible de grasas y glucosa cuando hay oxígeno disponible. Sin la glucosa adecuada, la grasa se metaboliza en forma incompleta y forma moléculas llamadas cetonas, que en su mayoría se excretan. Algunas grasas conocidas como omega-3 y omega-6 se utilizan para sintetizar sustancias parecidas a las hormonas reguladoras. Se necesita una cierta cantidad de grasa corporal como reserva de energía y protección de los órganos internos. El colesterol no proporciona calorías, pero es un bloque de construcción de productos químicos muy importante, como la vitamina D. Los lípidos son también el componente principal de las membranas celulares.
Proteínas para músculos y huesos
La proteína se compone de unidades moleculares llamadas aminoácidos. Es el único macronutriente que contiene nitrógeno. Su función principal es la de construir y mantener las estructuras del cuerpo, como los músculos, los huesos y los órganos internos, y para sintetizar moléculas importantes, como anticuerpos, enzimas, neurotransmisores y varias proteínas de la sangre. La proteína puede ser utilizada para producir energía, pero esa no es la preferencia del organismo. Además, el organismo puede convertir la proteína en glucosa, pero ni los carbohidratos ni los lípidos se puede convertir en proteína. Los aminoácidos no se almacenan, por lo que se requiere su ingesta diaria; sin embargo, si se ingieren en exceso, podrían almacenarse en forma de grasa.
Los azúcares y los almidones son los principales hidratos de carbono digeribles, y proporcionan glucosa para producir energía. El cuerpo almacena el exceso de glucosa en forma de glucógeno, y la ingesta excesiva se convierte en grasa corporal. La glucosa (el único macronutriente que puede proporcionar energía sin oxígeno) puede impulsar actividad intensa y momentánea. La glucosa también es necesaria para la función cerebral. El cuerpo transformará la proteína en glucosa cuando esta se agota. La fibra es otro tipo de hidratos de carbono que no son digeribles y ayuda principalmente al funcionamiento del sistema digestivo.
Papel de los lípidos
Los dos principales lípidos de la dieta son las grasas o aceites y el colesterol. La mayoría de las células utilizan una mezcla de combustible de grasas y glucosa cuando hay oxígeno disponible. Sin la glucosa adecuada, la grasa se metaboliza en forma incompleta y forma moléculas llamadas cetonas, que en su mayoría se excretan. Algunas grasas conocidas como omega-3 y omega-6 se utilizan para sintetizar sustancias parecidas a las hormonas reguladoras. Se necesita una cierta cantidad de grasa corporal como reserva de energía y protección de los órganos internos. El colesterol no proporciona calorías, pero es un bloque de construcción de productos químicos muy importante, como la vitamina D. Los lípidos son también el componente principal de las membranas celulares.
Proteínas para músculos y huesos
La proteína se compone de unidades moleculares llamadas aminoácidos. Es el único macronutriente que contiene nitrógeno. Su función principal es la de construir y mantener las estructuras del cuerpo, como los músculos, los huesos y los órganos internos, y para sintetizar moléculas importantes, como anticuerpos, enzimas, neurotransmisores y varias proteínas de la sangre. La proteína puede ser utilizada para producir energía, pero esa no es la preferencia del organismo. Además, el organismo puede convertir la proteína en glucosa, pero ni los carbohidratos ni los lípidos se puede convertir en proteína. Los aminoácidos no se almacenan, por lo que se requiere su ingesta diaria; sin embargo, si se ingieren en exceso, podrían almacenarse en forma de grasa.