1. El centro del equilibrio está en nuestro oído. Ya os lo contamos hace unas semanas en nuestro post de equilibrio y audición.
2. En el oído se encuentra el hueso más pequeño del cuerpo humano. ¿Sabes cuál es? Se denomina estribo o estapedio y es un hueso perteneciente a la cadena de huesecillos del oído medio con una longitud entre 2,5 y 3mm.
3. Según varios estudios científicos, las personas con niveles de colesterol y triglicéridos altos son más propensos a padecer problemas de audición.
4. El oído te ayuda a saborear los alimentos. La cuerda del tímpano permite la conexión entre la lengua y el cerebro. Por tal razón, el oído podría potencialmente afectar a nuestra forma de sentir el sabor de los alimentos que comemos. En este sentido, las enfermedades o las intervenciones quirúrgicas en el oído podrían alterar el sabor.
5. El centro del equilibrio reside en nuestro oído. Concretamente, el oído interno es el encargado de que mantengamos el equilibrio. Por eso, en ocasiones, los vértigos que sentimos tienen su origen en un problema en el sistema auditivo.
6. El hueso más duro de todo el cuerpo lo encontramos en el oído. Es el hueso temporal, cuya principal función es proteger el oído interno. Pero también en el oído encontramos el hueso más pequeño de entre todos los que poseemos. Es el estribo o estapedio, está situado en el oído medio y tiene una longitud que oscila entre los 2,5 y los 3 milímetros.
7. A diferencia de los ojos, que se mantienen siempre al mismo tamaño, la nariz y las orejas continúan creciendo, aunque lentamente, a lo largo de nuestra vida. Esta es la razón por la que muchas personas mayores las tienen tan grandes.
8. El oído es un sentido que no podemos pausar, ni siquiera cuando dormimos. Lo que hace el cerebro es inhibir los sonidos para que podamos descansar, pero si se produce un ruido fuerte cerca de nosotros el oído nos avisa para que podamos ponernos en alerta y reaccionar adecuadamente.
9. Algunos sonidos resultan molestos a un gran número de personas. Entre ellos se encuentran la fricción de un cuchillo contra un cristal o un plato de loza, el sonido agudo que produce una tiza en una pizarra o un arañazo en la misma, los taladros eléctricos, el llanto de un bebé, las arcadas de una persona al vomitar o el chirrido de una puerta cuando tiene las bisagras oxidadas.
10. Los aplausos, la risa de un niño, las olas o el agua fluyendo son sonidos que asociamos con sensaciones placenteras, por lo que nos resultan agradables y en algunos casos hasta relajantes.
Respuesta:
1. El centro del equilibrio está en nuestro oído. Ya os lo contamos hace unas semanas en nuestro post de equilibrio y audición.
2. En el oído se encuentra el hueso más pequeño del cuerpo humano. ¿Sabes cuál es? Se denomina estribo o estapedio y es un hueso perteneciente a la cadena de huesecillos del oído medio con una longitud entre 2,5 y 3mm.
3. Según varios estudios científicos, las personas con niveles de colesterol y triglicéridos altos son más propensos a padecer problemas de audición.
4. El oído te ayuda a saborear los alimentos. La cuerda del tímpano permite la conexión entre la lengua y el cerebro. Por tal razón, el oído podría potencialmente afectar a nuestra forma de sentir el sabor de los alimentos que comemos. En este sentido, las enfermedades o las intervenciones quirúrgicas en el oído podrían alterar el sabor.
5. El centro del equilibrio reside en nuestro oído. Concretamente, el oído interno es el encargado de que mantengamos el equilibrio. Por eso, en ocasiones, los vértigos que sentimos tienen su origen en un problema en el sistema auditivo.
6. El hueso más duro de todo el cuerpo lo encontramos en el oído. Es el hueso temporal, cuya principal función es proteger el oído interno. Pero también en el oído encontramos el hueso más pequeño de entre todos los que poseemos. Es el estribo o estapedio, está situado en el oído medio y tiene una longitud que oscila entre los 2,5 y los 3 milímetros.
7. A diferencia de los ojos, que se mantienen siempre al mismo tamaño, la nariz y las orejas continúan creciendo, aunque lentamente, a lo largo de nuestra vida. Esta es la razón por la que muchas personas mayores las tienen tan grandes.
8. El oído es un sentido que no podemos pausar, ni siquiera cuando dormimos. Lo que hace el cerebro es inhibir los sonidos para que podamos descansar, pero si se produce un ruido fuerte cerca de nosotros el oído nos avisa para que podamos ponernos en alerta y reaccionar adecuadamente.
9. Algunos sonidos resultan molestos a un gran número de personas. Entre ellos se encuentran la fricción de un cuchillo contra un cristal o un plato de loza, el sonido agudo que produce una tiza en una pizarra o un arañazo en la misma, los taladros eléctricos, el llanto de un bebé, las arcadas de una persona al vomitar o el chirrido de una puerta cuando tiene las bisagras oxidadas.
10. Los aplausos, la risa de un niño, las olas o el agua fluyendo son sonidos que asociamos con sensaciones placenteras, por lo que nos resultan agradables y en algunos casos hasta relajantes.