mucho tiempo atrás, venía pugnando por establecer un nuevo orden político. En un trabajo anterior(*) analizamos la problemática que se planteara a partir de la década de los 70 del siglo XX acerca de la naturaleza de la independencia peruana y como se contrapusieron, y aún se contraponen, dos tendencias interpretativas, aunque, y justamente como consecuencia de dicho importantísimo debate, hoy tenemos una visión mucho más equilibrada y lo que es más importante, mucho más comprensiva acerca del proceso y naturaleza de la caída del gobierno español en el Perú, para utilizar el título de uno de los libros de Timothy E. Anna, historiador canadiense que ha brindado lúcido análisis de este tema.
Por un lado tenemos la posición hipercrítica - herética para la década del 70 del siglo XX- para la cual la independencia peruana estuvo determinada íntegramente por intereses extrarregionales, básicamente por los intereses comerciales y financieros de Inglaterra. La independencia no puede ser analizada ni interpretada como un proceso interno, como producto de un largo proceso de lucha por ella, sino que les fue impuesta a los peruanos, quienes realmente no la deseaban, por no convenirles la separación con relación aEspaña. Según esta interpretación los peruanos consideraban que permaneciendo fieles a España tenían mucho más que ganar, o por lo menos mucho menos que perder.
Frente a esta posición hipercrítica se encuentra aquella otra que habiendo nacido como una reacción de tipo nacionalista, por lo menos en ciertos historiadores, pasa en poco tiempo a estar caracterizada por un análisis más integral y profundo acerca del proceso y la naturaleza de la independencia peruana, en su contexto interno, regional y mundial. Esta posición tiene matices. Uno de ellos, que llamaremos nacionalista tradicional, sostiene que el proceso separatista peruano o guerra por la soberanía nacional, como prefiere denominarlo el historiador Edmundo Guillén Guillén, tuvo, en su vertiente primigenia, es decir indígena, un carácter de reconquista, que comienza inmediatamente después de la invasión hispana, aunque fue un proceso frustrado que alcanzó su punto climático con el movimiento de Túpac Amaru II, el cual, a su vez, marca una cierta relativa ruptura en dicho proceso, porque con posterioridad a dicho movimiento los que le seguirán cronológicamente serán ya en el siglo XIX y el mando ya no estará en manos del grupo dirigente indígena (caciques) sino de criollos.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos16/san-martin-peru/san-martin-peru.shtml#ixzz4GEhWKJUZmucho tiempo atrás, venía pugnando por establecer un nuevo orden político. En un trabajo anterior(*) analizamos la problemática que se planteara a partir de la década de los 70 del siglo XX acerca de la naturaleza de la independencia peruana y como se contrapusieron, y aún se contraponen, dos tendencias interpretativas, aunque, y justamente como consecuencia de dicho importantísimo debate, hoy tenemos una visión mucho más equilibrada y lo que es más importante, mucho más comprensiva acerca del proceso y naturaleza de la caída del gobierno español en el Perú, para utilizar el título de uno de los libros de Timothy E. Anna, historiador canadiense que ha brindado lúcido análisis de este tema.
Por un lado tenemos la posición hipercrítica - herética para la década del 70 del siglo XX- para la cual la independencia peruana estuvo determinada íntegramente por intereses extrarregionales, básicamente por los intereses comerciales y financieros de Inglaterra. La independencia no puede ser analizada ni interpretada como un proceso interno, como producto de un largo proceso de lucha por ella, sino que les fue impuesta a los peruanos, quienes realmente no la deseaban, por no convenirles la separación con relación aEspaña. Según esta interpretación los peruanos consideraban que permaneciendo fieles a España tenían mucho más que ganar, o por lo menos mucho menos que perder.
Frente a esta posición hipercrítica se encuentra aquella otra que habiendo nacido como una reacción de tipo nacionalista, por lo menos en ciertos historiadores, pasa en poco tiempo a estar caracterizada por un análisis más integral y profundo acerca del proceso y la naturaleza de la independencia peruana, en su contexto interno, regional y mundial. Esta posición tiene matices. Uno de ellos, que llamaremos nacionalista tradicional, sostiene que el proceso separatista peruano o guerra por
mucho tiempo atrás, venía pugnando por establecer un nuevo orden político. En un trabajo anterior(*) analizamos la problemática que se planteara a partir de la década de los 70 del siglo XX acerca de la naturaleza de la independencia peruana y como se contrapusieron, y aún se contraponen, dos tendencias interpretativas, aunque, y justamente como consecuencia de dicho importantísimo debate, hoy tenemos una visión mucho más equilibrada y lo que es más importante, mucho más comprensiva acerca del proceso y naturaleza de la caída del gobierno español en el Perú, para utilizar el título de uno de los libros de Timothy E. Anna, historiador canadiense que ha brindado lúcido análisis de este tema.
Por un lado tenemos la posición hipercrítica - herética para la década del 70 del siglo XX- para la cual la independencia peruana estuvo determinada íntegramente por intereses extrarregionales, básicamente por los intereses comerciales y financieros de Inglaterra. La independencia no puede ser analizada ni interpretada como un proceso interno, como producto de un largo proceso de lucha por ella, sino que les fue impuesta a los peruanos, quienes realmente no la deseaban, por no convenirles la separación con relación aEspaña. Según esta interpretación los peruanos consideraban que permaneciendo fieles a España tenían mucho más que ganar, o por lo menos mucho menos que perder.
Frente a esta posición hipercrítica se encuentra aquella otra que habiendo nacido como una reacción de tipo nacionalista, por lo menos en ciertos historiadores, pasa en poco tiempo a estar caracterizada por un análisis más integral y profundo acerca del proceso y la naturaleza de la independencia peruana, en su contexto interno, regional y mundial. Esta posición tiene matices. Uno de ellos, que llamaremos nacionalista tradicional, sostiene que el proceso separatista peruano o guerra por la soberanía nacional, como prefiere denominarlo el historiador Edmundo Guillén Guillén, tuvo, en su vertiente primigenia, es decir indígena, un carácter de reconquista, que comienza inmediatamente después de la invasión hispana, aunque fue un proceso frustrado que alcanzó su punto climático con el movimiento de Túpac Amaru II, el cual, a su vez, marca una cierta relativa ruptura en dicho proceso, porque con posterioridad a dicho movimiento los que le seguirán cronológicamente serán ya en el siglo XIX y el mando ya no estará en manos del grupo dirigente indígena (caciques) sino de criollos.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos16/san-martin-peru/san-martin-peru.shtml#ixzz4GEhWKJUZmucho tiempo atrás, venía pugnando por establecer un nuevo orden político. En un trabajo anterior(*) analizamos la problemática que se planteara a partir de la década de los 70 del siglo XX acerca de la naturaleza de la independencia peruana y como se contrapusieron, y aún se contraponen, dos tendencias interpretativas, aunque, y justamente como consecuencia de dicho importantísimo debate, hoy tenemos una visión mucho más equilibrada y lo que es más importante, mucho más comprensiva acerca del proceso y naturaleza de la caída del gobierno español en el Perú, para utilizar el título de uno de los libros de Timothy E. Anna, historiador canadiense que ha brindado lúcido análisis de este tema.
Por un lado tenemos la posición hipercrítica - herética para la década del 70 del siglo XX- para la cual la independencia peruana estuvo determinada íntegramente por intereses extrarregionales, básicamente por los intereses comerciales y financieros de Inglaterra. La independencia no puede ser analizada ni interpretada como un proceso interno, como producto de un largo proceso de lucha por ella, sino que les fue impuesta a los peruanos, quienes realmente no la deseaban, por no convenirles la separación con relación aEspaña. Según esta interpretación los peruanos consideraban que permaneciendo fieles a España tenían mucho más que ganar, o por lo menos mucho menos que perder.
Frente a esta posición hipercrítica se encuentra aquella otra que habiendo nacido como una reacción de tipo nacionalista, por lo menos en ciertos historiadores, pasa en poco tiempo a estar caracterizada por un análisis más integral y profundo acerca del proceso y la naturaleza de la independencia peruana, en su contexto interno, regional y mundial. Esta posición tiene matices. Uno de ellos, que llamaremos nacionalista tradicional, sostiene que el proceso separatista peruano o guerra por