La Revolución en Marcha comprende el periodo que va desde 1.934 a 1.938, llamado así para establecer el contraste entre el gobierno de Alfonso López Pumarejo y el de la Concentración Nacional presidido por Enrique Olaya Herrera. El liberalismo y las fuerzas populares y sindicales que acompañaron la revolución en marcha se movían en un mundo de extrañas paradojas, el ascenso de las reformas populares y la presencia del fascismo italiano, el falangismo español y el nazismo Alemán, fuerzas incidentes en nuestra vida por la propaganda desatada de los interesados, sus agencias de difusión ideológica y sus agentes en el país.
El presidente Alfonso López y su esposa, María Michelsen, ingresan al Palacio de La Carrera el 7 de agosto de 1934. Los acompañan, detrás, el coronel León Gómez, y de frente, el teniente Eduardo Torres, de la Guardia Presidencial. Foto Cromos
En marcha la Revolución Liberal
Desde antes de la llegada de López al Mando Supremo, Laureano Gómez, Jefe virtual del partido conservador desde los debates contra Olaya, decretó una política de no colaboración, extensiva a las Cámaras Legislativas. Así, el Partido Liberal sin tener con quien pelear, se puso a pelear consigo mismo y a generar divisiones internas con relación a las reformas propuestas, como consecuencia de los diferentes intereses que se movían en el interior del partido, de la economía nacional y de las clases sociales en pugna.
Las masas se hicieron lopistas y la convención liberal de 1.935 se comprometía a “demoler la economía nacional que establecieron los españoles y que la república en sus primeros tiempos ha venido consolidando”.
La Clase terrateniente se fue haciendo enemiga de las reformas de la revolución en marcha porque sus capitales ensamblados con el agro, no podían permitir la influencia de una legislación de tierras que se encaminaba balbuceante hacia la ruptura de las formas atrasadas de producción.
La derecha fundó la A.P.E.N. Sus jefes: el conservador José Camacho Carreño y el Liberal Juan Lozano y Lozano. Su periódico: La Razón. Sus objetivos eran: defender el sagrado derecho de propiedad amenazado por un artículo de la Constitución que declaraba que la propiedad es una función social que implica obligaciones.
Izquierda: Agosto 7, 1934. Ante los presidentes del Senado y de la Cámara, doctores Laureano Gómez y Alejandro Galvis Galvis, el doctor Alfonso López presta el juramento solemne como nuevo mandatario de los colombianos. Foto Cromos. Derecha: El presidente Alfonso López pronuncia su discurso de posesión. A su derecha el presidente del Senado, Laureano Gómez.
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La Revolución en Marcha comprende el periodo que va desde 1.934 a 1.938, llamado así para establecer el contraste entre el gobierno de Alfonso López Pumarejo y el de la Concentración Nacional presidido por Enrique Olaya Herrera. El liberalismo y las fuerzas populares y sindicales que acompañaron la revolución en marcha se movían en un mundo de extrañas paradojas, el ascenso de las reformas populares y la presencia del fascismo italiano, el falangismo español y el nazismo Alemán, fuerzas incidentes en nuestra vida por la propaganda desatada de los interesados, sus agencias de difusión ideológica y sus agentes en el país.
El presidente Alfonso López y su esposa, María Michelsen, ingresan al Palacio de La Carrera el 7 de agosto de 1934. Los acompañan, detrás, el coronel León Gómez, y de frente, el teniente Eduardo Torres, de la Guardia Presidencial. Foto Cromos
En marcha la Revolución Liberal
Desde antes de la llegada de López al Mando Supremo, Laureano Gómez, Jefe virtual del partido conservador desde los debates contra Olaya, decretó una política de no colaboración, extensiva a las Cámaras Legislativas. Así, el Partido Liberal sin tener con quien pelear, se puso a pelear consigo mismo y a generar divisiones internas con relación a las reformas propuestas, como consecuencia de los diferentes intereses que se movían en el interior del partido, de la economía nacional y de las clases sociales en pugna.
Las masas se hicieron lopistas y la convención liberal de 1.935 se comprometía a “demoler la economía nacional que establecieron los españoles y que la república en sus primeros tiempos ha venido consolidando”.
La Clase terrateniente se fue haciendo enemiga de las reformas de la revolución en marcha porque sus capitales ensamblados con el agro, no podían permitir la influencia de una legislación de tierras que se encaminaba balbuceante hacia la ruptura de las formas atrasadas de producción.
La derecha fundó la A.P.E.N. Sus jefes: el conservador José Camacho Carreño y el Liberal Juan Lozano y Lozano. Su periódico: La Razón. Sus objetivos eran: defender el sagrado derecho de propiedad amenazado por un artículo de la Constitución que declaraba que la propiedad es una función social que implica obligaciones.
Izquierda: Agosto 7, 1934. Ante los presidentes del Senado y de la Cámara, doctores Laureano Gómez y Alejandro Galvis Galvis, el doctor Alfonso López presta el juramento solemne como nuevo mandatario de los colombianos. Foto Cromos. Derecha: El presidente Alfonso López pronuncia su discurso de posesión. A su derecha el presidente del Senado, Laureano Gómez.