Respuesta:
PROPÓSITOS DE LA RECLUSIÓN
11. Las cárceles existen en la mayoría de las sociedades desde hace muchos siglos.
Por lo general son lugares en los que las personas quedan detenidas hasta que se
las somete a algún tipo de proceso judicial. Quizá estén esperando a que se
celebre el juicio, a ser ejecutadas o a ser deportadas, o hasta que se abone un
rescate, una multa o una deuda. En ocasiones, una persona que supone una
amenaza particular para el Estado o para el gobernante local puede verse privada
de su libertad durante un largo período. El uso de la reclusión como castigo
directo de un tribunal fue introducido en Europa occidental y Norteamérica en el
siglo XVIII. Gradualmente se ha ido extendiendo a la mayoría de los países, a
menudo como resultado de la opresión colonial. En algunos países, el concepto
de encarcelar a seres humanos no encaja fácilmente en la cultura local.
12. A lo largo de los años se ha producido un intenso debate, que aún se mantiene
vivo, sobre los propósitos del encarcelamiento. Algunos opinan que sólo debe
utilizarse para castigar al delincuente. Otros insisten en que su propósito principal
es no sólo disuadir a los reclusos de cometer nuevos delitos cuando recobren la
libertad, sino también disuadir a las personas que puedan estar tentadas de
cometer un delito. Otra perspectiva es que se encarcela a una persona con el fin
de reformarla o rehabilitarla. Es decir que durante su estancia en la cárcel acaba
por darse cuenta de que delinquir está mal y aprende a hacer cosas que le
ayudarán a vivir en el marco de la ley cuando recobre la libertad. A veces se afirma
que la rehabilitación personal llega gracias al trabajo. En algunos casos, una
persona puede ser recluida porque el delito que ha cometido demuestra que
representa una grave amenaza para la seguridad pública.
13. Desde el punto de vista práctico, los propósitos de la reclusión se interpretan como
una combinación de algunas o todas esas razones. La importancia relativa de cada
una variará según las circunstancias de cada preso. Sin embargo, cada vez está
más extendida la opinión de que la cárcel es un último recurso que resulta
sumamente costoso y sólo debe usarse cuando la autoridad judicial considere
evidente que una medida no privativa de la libertad no sería apropiada.
14. La situación de las personas detenidas a la espera de juicio es una cuestión que
reviste especial interés. Su situación difiere por completo de la de las personas que
han sido condenadas por un delito. Aún no han sido declaradas culpables de
delito alguno y por consiguiente son inocentes a los ojos de la ley. La realidad es
que a menudo son retenidas en condiciones durísimas, que a veces suponen una
afrenta para la dignidad humana. En varios países, la mayoría de las personas
encarceladas están esperando a que se celebre su juicio. La proporción llega en
algunos casos al 60 %. El tratamiento de los presos preventivos reviste problemas
particulares, por ejemplo cuando el acceso a asistencia letrada y a los familiares
viene determinado no por las autoridades penitenciarias sino por otra autoridad,
como el fiscal.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:
PROPÓSITOS DE LA RECLUSIÓN
11. Las cárceles existen en la mayoría de las sociedades desde hace muchos siglos.
Por lo general son lugares en los que las personas quedan detenidas hasta que se
las somete a algún tipo de proceso judicial. Quizá estén esperando a que se
celebre el juicio, a ser ejecutadas o a ser deportadas, o hasta que se abone un
rescate, una multa o una deuda. En ocasiones, una persona que supone una
amenaza particular para el Estado o para el gobernante local puede verse privada
de su libertad durante un largo período. El uso de la reclusión como castigo
directo de un tribunal fue introducido en Europa occidental y Norteamérica en el
siglo XVIII. Gradualmente se ha ido extendiendo a la mayoría de los países, a
menudo como resultado de la opresión colonial. En algunos países, el concepto
de encarcelar a seres humanos no encaja fácilmente en la cultura local.
12. A lo largo de los años se ha producido un intenso debate, que aún se mantiene
vivo, sobre los propósitos del encarcelamiento. Algunos opinan que sólo debe
utilizarse para castigar al delincuente. Otros insisten en que su propósito principal
es no sólo disuadir a los reclusos de cometer nuevos delitos cuando recobren la
libertad, sino también disuadir a las personas que puedan estar tentadas de
cometer un delito. Otra perspectiva es que se encarcela a una persona con el fin
de reformarla o rehabilitarla. Es decir que durante su estancia en la cárcel acaba
por darse cuenta de que delinquir está mal y aprende a hacer cosas que le
ayudarán a vivir en el marco de la ley cuando recobre la libertad. A veces se afirma
que la rehabilitación personal llega gracias al trabajo. En algunos casos, una
persona puede ser recluida porque el delito que ha cometido demuestra que
representa una grave amenaza para la seguridad pública.
13. Desde el punto de vista práctico, los propósitos de la reclusión se interpretan como
una combinación de algunas o todas esas razones. La importancia relativa de cada
una variará según las circunstancias de cada preso. Sin embargo, cada vez está
más extendida la opinión de que la cárcel es un último recurso que resulta
sumamente costoso y sólo debe usarse cuando la autoridad judicial considere
evidente que una medida no privativa de la libertad no sería apropiada.
14. La situación de las personas detenidas a la espera de juicio es una cuestión que
reviste especial interés. Su situación difiere por completo de la de las personas que
han sido condenadas por un delito. Aún no han sido declaradas culpables de
delito alguno y por consiguiente son inocentes a los ojos de la ley. La realidad es
que a menudo son retenidas en condiciones durísimas, que a veces suponen una
afrenta para la dignidad humana. En varios países, la mayoría de las personas
encarceladas están esperando a que se celebre su juicio. La proporción llega en
algunos casos al 60 %. El tratamiento de los presos preventivos reviste problemas
particulares, por ejemplo cuando el acceso a asistencia letrada y a los familiares
viene determinado no por las autoridades penitenciarias sino por otra autoridad,
como el fiscal.