a democracia en México está severamente cuestionada. La ciudadanía cree cada vez menos en las instituciones y desconfía severamente de la honestidad y de la capacidad de quienes gobiernan, de manera tal que hoy la mayoría de quienes tienen más de 18 años de edad, consideran que da lo mismo tener un gobierno autoritario que uno democrático.
Ante la nueva legislación en materia electoral, es se suma relevancia considerar que el Instituto Nacional Electoral enfrenta el reto de conducir a todo el país, hacia una nueva cultura democrática, es decir, hacia la generación y consolidación de valores ciudadanos que abonen a una nueva cultura de respeto a la ley, de apuesta por la tolerancia, el respeto a la diversidad, y sobre todo, por una nueva cultura para la paz y el bienestar.
Lo anterior es urgente ante los datos que arrojan las distintas encuestas y estudios de opinión y percepción ciudadana, en los cuales, paradójicamente, quienes tienen la responsabilidad y el privilegio de representar a la ciudadanía, son quienes gozan de mayor descrédito, a la par de las instituciones e instancias responsables de la seguridad pública, la procuración y la impartición de justicia.
El retroceso democrático
La vida en democracia puede ser concebida como un proceso en continua construcción; se ha dicho en incontables ocasiones, que la vida democrática ni se reduce ni se agota en los procesos electorales; y que éstos únicamente representan uno de los principales momentos de expresión de la soberanía popular.
Así visto, es de singular relevancia destacar que, de acuerdo con el Informe Latinobarómetro, 2013, en México únicamente el 37% de la ciudadanía valora positivamente a nuestra democracia; éste es el indicador más bajo desde que se mide este dato para nuestro país en este informe.
Debe destacarse que la peor caída en el porcentaje de personas que está conforme con la democracia en nuestro país se presentó en la administración de Felipe Calderón. En efecto, a su llegada a la Presidencia de la República, el Informe Latinobarómetro mostraba que el 54% de la ciudadanía apoyaba decididamente a la democracia; al cierre de su administración el indicador estaba en 40%.
Debe decirse además que entre 1995 y 2013, el país ha perdido 12 puntos porcentuales respecto del promedio latinoamericano de apoyo a la democracia, y nos sitúa como el segundo país de América Latina con mayor retroceso en ese indicador.
a democracia en México está severamente cuestionada. La ciudadanía cree cada vez menos en las instituciones y desconfía severamente de la honestidad y de la capacidad de quienes gobiernan, de manera tal que hoy la mayoría de quienes tienen más de 18 años de edad, consideran que da lo mismo tener un gobierno autoritario que uno democrático.
Ante la nueva legislación en materia electoral, es se suma relevancia considerar que el Instituto Nacional Electoral enfrenta el reto de conducir a todo el país, hacia una nueva cultura democrática, es decir, hacia la generación y consolidación de valores ciudadanos que abonen a una nueva cultura de respeto a la ley, de apuesta por la tolerancia, el respeto a la diversidad, y sobre todo, por una nueva cultura para la paz y el bienestar.
Lo anterior es urgente ante los datos que arrojan las distintas encuestas y estudios de opinión y percepción ciudadana, en los cuales, paradójicamente, quienes tienen la responsabilidad y el privilegio de representar a la ciudadanía, son quienes gozan de mayor descrédito, a la par de las instituciones e instancias responsables de la seguridad pública, la procuración y la impartición de justicia.
El retroceso democrático
La vida en democracia puede ser concebida como un proceso en continua construcción; se ha dicho en incontables ocasiones, que la vida democrática ni se reduce ni se agota en los procesos electorales; y que éstos únicamente representan uno de los principales momentos de expresión de la soberanía popular.
Así visto, es de singular relevancia destacar que, de acuerdo con el Informe Latinobarómetro, 2013, en México únicamente el 37% de la ciudadanía valora positivamente a nuestra democracia; éste es el indicador más bajo desde que se mide este dato para nuestro país en este informe.
Debe destacarse que la peor caída en el porcentaje de personas que está conforme con la democracia en nuestro país se presentó en la administración de Felipe Calderón. En efecto, a su llegada a la Presidencia de la República, el Informe Latinobarómetro mostraba que el 54% de la ciudadanía apoyaba decididamente a la democracia; al cierre de su administración el indicador estaba en 40%.
Debe decirse además que entre 1995 y 2013, el país ha perdido 12 puntos porcentuales respecto del promedio latinoamericano de apoyo a la democracia, y nos sitúa como el segundo país de América Latina con mayor retroceso en ese indicador.