se trata de manera clara los mecanismos simbólicos de violencia sacrificial presentes en los relatos fundacionales de la identidad cultural salvadoreña. La mencionada identidad se construye a partir de un ejercicio de memoria que usurpa las historias particulares de sujeción y despojo de los grupos subalternos y las transforma en memoria “nacional”. Esta dinámica es sacrificial por cuanto implica un proceso de despojo y silenciamiento de la memoria de la víctima para sustentar una mitología que sitúe la modernidad dentro del telos del genio nacional. Bajo esta lógica, interesa inventarse una “particularidad”, una “diferencia”, que no es otra que la forma nación, que paradójicamente permita la inscripción en la universalidad moderna. Esta fabricación es una ficcionalización, o más propiamente dicha una poética (una poiesis), que se presenta siempre con un proceso de elaboración estética, en el cual participa activamente la mirada contemplativa del artista. Podemos adelantar, sin embargo, que esta complicidad activa se da, pero con mala conciencia. Deja rastros de su labor, los que posibilitan una labor de anamnesis desde una relectura suspicaz.
se trata de manera clara los mecanismos simbólicos de violencia sacrificial presentes en los relatos fundacionales de la identidad cultural salvadoreña. La mencionada identidad se construye a partir de un ejercicio de
memoria que usurpa las historias particulares de sujeción y despojo de los grupos
subalternos y las transforma en memoria “nacional”. Esta dinámica es sacrificial por
cuanto implica un proceso de despojo y silenciamiento de la memoria de la víctima para
sustentar una mitología que sitúe la modernidad dentro del telos del genio nacional. Bajo
esta lógica, interesa inventarse una “particularidad”, una “diferencia”, que no es otra que
la forma nación, que paradójicamente permita la inscripción en la universalidad moderna.
Esta fabricación es una ficcionalización, o más propiamente dicha una poética (una
poiesis), que se presenta siempre con un proceso de elaboración estética, en el cual
participa activamente la mirada contemplativa del artista. Podemos adelantar, sin
embargo, que esta complicidad activa se da, pero con mala conciencia. Deja rastros de su
labor, los que posibilitan una labor de anamnesis desde una relectura suspicaz.