alexiacevallos
CONCORDIA.- Cuando apenas era un niño, Don Santos Vázquez observaba a la chara pinta entre los bosques del ejido El Palmito, en parvadas, alegrando con su canto el entorno y el paisaje con sus colores negro azulado y blanco.
Le gustaba esta ave por su animosidad, su graciosa cresta y conducta solidaria. Pero nunca pensó que la protección de la chara pinta fuera a convertirse en su proyecto de vida, en una tierra ejidal que por décadas ha vivido de la tala de madera.
Don Santos es uno de los 64 ejidatarios que apuntalan el proyecto de conservación de esta especie endémica, cuyo hábitat es un reducido refugio de no más de 100 kilómetros a la redonda, entre la línea del Trópico de Cáncer y el acantilado del Espinazo del Diablo, en este municipio serrano.
No hay otro rincón en el Mundo para la reproducción de esta especie. Y la explotación de árboles como el encino, donde la chara se aparea, anida y se alimenta, la ha colocado en la lista de aves en peligro de extinción.
Con preocupación, el guía de observadores de aves advirtió que en 2009 se realizó un conteo de la chara pinta. Entonces se calculó la población en mil ejemplares, pero ésta se ha reducido en 20 por ciento o más. Se estima que sólo habitan en este lugar de 700 a 800. Es afortunado aquel que logra encontrarse con la apreciada ave y escuchar sus trinos.
"Es una especie única y sólo se puede ver aquí en la región, su hábitat es muy pequeño. No pasa de 80 a 100 kilómetros. Y la otra dificultad es que son duras de reproducirse. Se juntan en grupitos de diez, y anida sólo una al año, entonces ponen uno o dos huevos y entre todos los cuidan", relató quien también se ha convertido en un cuidador de la Naturaleza.
Un tesoro sin descubrir Fue hasta hace unos años cuando se dieron cuenta del valor de la chara pinta. Los ejidatarios notaron el interés de los extranjeros por visitar este punto geográfico, a 2 mil metros de altura y enclavado en las entrañas de la Sierra Madre Occidental. Al investigar encontraron que ese pájaro cantador era en realidad un ser único y muy valorado entre los ambientalistas de todo el Planeta. En el lugar no sólo puede observarse la chara pinta. Más de 200 especies de aves, entre endémicas y migratorias, forman parte del catálogo de El Palmito, un ejido que busca transitar de su vocación de talamontes a la de ser guardián de un santuario ecoturístico.
Desde 2003, con el objetivo de disminuir presión a la tala del bosque, comenzaron los trámites para que la zona fuera declarada Área Natural Protegida, un logro que ocurrió un año más tarde y marcó el inicio de una nueva aventura para los habitantes de El Palmito. Así, crearon la organización comunal Ecotours Chara Pinta.
Sin embargo, para Santos Vázquez, el riesgo de que esta ave desaparezca es latente, porque los mil habitantes del ejido no cuentan con otra opción de empleo que no sea cortar los árboles, acotando con esto el hogar de los emplumados.
"La población (de la chara) ha bajado en un 20 por ciento, y no es por la depredación, sino porque no hay trabajo para la gente que se dedican a la madera. Por ello necesitamos que el Gobierno nos ayude con el programa de Empleo Temporal, porque no podemos quitarle a los avecindados del ejido su fuente de trabajo", manifestó.
El ecoturismo: una alternativa de vida El ejido ve en el ecoturismo no únicamente la salvación para la chara pinta, sino también para la propia comunidad. Con esta idea, fundaron un campamento compuesto por varias cabañas, construidas con madera y materiales de la región. Allí ofrecen el turismo de naturaleza, observación de aves y senderismo en un ambiente de paz en medio de la montaña.
La comisaria, Genoveva Rodríguez Hernández, relató a Noroeste que El Palmito, al igual que otros pueblos de la sierra, busca sacudirse el estigma de la violencia, por eso necesitan impulsar el turismo y más actividades productivas, más ahora que quedaron fuera de la principal ruta hacia el Norte, al abrirse la nueva autopista Mazatlán-Durango.
"La gente aquí trabaja en la madera dos o tres días a la semana, pero fuera de eso no hay mucho qué hacer; cuando estuvieron las constructoras todo mundo contento, pero se han ido y estamos muy preocupados por la falta de empleo", resaltó.
Ella, como muchos otros, confía en que la chara pinta y el turismo de naturaleza podrían abrir un camino de esperanza a toda la comunidad.
SANTUARIO DE LA CHARA PINTA * Ubicación: Eijdo El Palmito, Concordia, Sinaloa
* Extensión: 1,150 hectáreas de Área Nacional Protegida de bosque-encino protegido (2004).
* Medio ambiente: Cuenta con inmensa variedad de vegetación que enriquece a los paisajes de gran belleza; entre sus bosques de coníferas, manantiales y barrancas, así como cerca de 200 especies de aves, entre endémicas y migratorias.
Fuente: Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)
Le gustaba esta ave por su animosidad, su graciosa cresta y conducta solidaria. Pero nunca pensó que la protección de la chara pinta fuera a convertirse en su proyecto de vida, en una tierra ejidal que por décadas ha vivido de la tala de madera.
Don Santos es uno de los 64 ejidatarios que apuntalan el proyecto de conservación de esta especie endémica, cuyo hábitat es un reducido refugio de no más de 100 kilómetros a la redonda, entre la línea del Trópico de Cáncer y el acantilado del Espinazo del Diablo, en este municipio serrano.
No hay otro rincón en el Mundo para la reproducción de esta especie. Y la explotación de árboles como el encino, donde la chara se aparea, anida y se alimenta, la ha colocado en la lista de aves en peligro de extinción.
Con preocupación, el guía de observadores de aves advirtió que en 2009 se realizó un conteo de la chara pinta. Entonces se calculó la población en mil ejemplares, pero ésta se ha reducido en 20 por ciento o más. Se estima que sólo habitan en este lugar de 700 a 800. Es afortunado aquel que logra encontrarse con la apreciada ave y escuchar sus trinos.
"Es una especie única y sólo se puede ver aquí en la región, su hábitat es muy pequeño. No pasa de 80 a 100 kilómetros. Y la otra dificultad es que son duras de reproducirse. Se juntan en grupitos de diez, y anida sólo una al año, entonces ponen uno o dos huevos y entre todos los cuidan", relató quien también se ha convertido en un cuidador de la Naturaleza.
Un tesoro sin descubrir
Fue hasta hace unos años cuando se dieron cuenta del valor de la chara pinta. Los ejidatarios notaron el interés de los extranjeros por visitar este punto geográfico, a 2 mil metros de altura y enclavado en las entrañas de la Sierra Madre Occidental. Al investigar encontraron que ese pájaro cantador era en realidad un ser único y muy valorado entre los ambientalistas de todo el Planeta. En el lugar no sólo puede observarse la chara pinta. Más de 200 especies de aves, entre endémicas y migratorias, forman parte del catálogo de El Palmito, un ejido que busca transitar de su vocación de talamontes a la de ser guardián de un santuario ecoturístico.
Desde 2003, con el objetivo de disminuir presión a la tala del bosque, comenzaron los trámites para que la zona fuera declarada Área Natural Protegida, un logro que ocurrió un año más tarde y marcó el inicio de una nueva aventura para los habitantes de El Palmito. Así, crearon la organización comunal Ecotours Chara Pinta.
Sin embargo, para Santos Vázquez, el riesgo de que esta ave desaparezca es latente, porque los mil habitantes del ejido no cuentan con otra opción de empleo que no sea cortar los árboles, acotando con esto el hogar de los emplumados.
"La población (de la chara) ha bajado en un 20 por ciento, y no es por la depredación, sino porque no hay trabajo para la gente que se dedican a la madera. Por ello necesitamos que el Gobierno nos ayude con el programa de Empleo Temporal, porque no podemos quitarle a los avecindados del ejido su fuente de trabajo", manifestó.
El ecoturismo: una alternativa de vida
El ejido ve en el ecoturismo no únicamente la salvación para la chara pinta, sino también para la propia comunidad. Con esta idea, fundaron un campamento compuesto por varias cabañas, construidas con madera y materiales de la región. Allí ofrecen el turismo de naturaleza, observación de aves y senderismo en un ambiente de paz en medio de la montaña.
La comisaria, Genoveva Rodríguez Hernández, relató a Noroeste que El Palmito, al igual que otros pueblos de la sierra, busca sacudirse el estigma de la violencia, por eso necesitan impulsar el turismo y más actividades productivas, más ahora que quedaron fuera de la principal ruta hacia el Norte, al abrirse la nueva autopista Mazatlán-Durango.
"La gente aquí trabaja en la madera dos o tres días a la semana, pero fuera de eso no hay mucho qué hacer; cuando estuvieron las constructoras todo mundo contento, pero se han ido y estamos muy preocupados por la falta de empleo", resaltó.
Ella, como muchos otros, confía en que la chara pinta y el turismo de naturaleza podrían abrir un camino de esperanza a toda la comunidad.
SANTUARIO DE LA CHARA PINTA
* Ubicación: Eijdo El Palmito, Concordia, Sinaloa
* Extensión: 1,150 hectáreas de Área Nacional Protegida de bosque-encino protegido (2004).
* Medio ambiente: Cuenta con inmensa variedad de vegetación que enriquece a los paisajes de gran belleza; entre sus bosques de coníferas, manantiales y barrancas, así como cerca de 200 especies de aves, entre endémicas y migratorias.
Fuente: Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)