Por medio de Su evangelio, Jesucristo nos proporciona una paz interior que sobrepasa la paz que ofrece el mundo. Si confiamos en Él con fe, podemos sentir paz en cualquier circunstancia. El Salvador enseñó: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27; cursiva agregada).
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Por medio de Su evangelio, Jesucristo nos proporciona una paz interior que sobrepasa la paz que ofrece el mundo. Si confiamos en Él con fe, podemos sentir paz en cualquier circunstancia. El Salvador enseñó: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27; cursiva agregada).