Así reza la primera estrofa del himno de la ciudad de Santa Marta que desde su nombre hasta su tradición ha conservado el sentido de la religiosidad heredado de su nacimiento hispano y llevó el estandarte de la difusión del evangelio en la Castilla de Oro o de la Nueva Granada como posteriormente se conoció a este territorio. Fue habitual en todas las incursiones de los peninsulares en el Nuevo Mundo, todo conquistador viniera acompañado por un cura doctrinero o misionero para la conquista de tierra firme y la evangelización de los naturales.
Aquí tuvo España y la iglesia católica la realización de la primera misa a cargo del sacerdote Juan Rodríguez de la Orden de la Merced, acompañante del fundador de nuestra ciudad D. Rodrigo de Bastidas, que como su santa patrona en la ciudad de Marsella vino a desembarcar en una hermosa bahía. Además el primer obispo consagrado en estos territorios, Juan Fernández de Angulo y la primera iglesia. Prueba de su vocación religiosa en ciudad a lo largo de su historia española, sus hijos han fundado numerosas cofradías dedicadas a Nuestra Señora del Rosario, Animas Benditas, Nuestra Señora de la Concepción y al Santísimo Sacramento. De la misma manera se han bautizado calles, plazas y fortificaciones, conservando múltiples nombres del santoral católico y manteniendo de este modo el cordón umbilical con sus raíces peninsulares.
Hay una realidad propia de la esencia de la ciudad referente al cultivo de sus valores, creemos que las mismas dificultades afrontadas en su devenir histórico, fueron determinantes en la construcción de su memoria histórica, por ello no es extraño ni tampoco sorprendente, que los símbolos que le representan identidad sean subvalorados y subdimensionados a lo que su sombra pueda proyectar y trasmitir como lenguaje. Allí radica la importancia de este trabajo, que busca abrir a la reflexión, contribuir a la motivación de alimentar y sostener un proceso necesariamente colectivo para el conocimiento y construcción de nuestras realidades culturales.
El esquema de exposición de este trabajo aborda tres perspectivas. En primer lugar, contextualizarlos histórica y geográficamente sobre la ciudad de Santa Marta (Colombia); en segundo lugar, todo lo referente al tema religioso y cultural entorno a la figura de la Santa Patrona y por último, como punto final una reflexión sobre el tema en mención.
Así reza la primera estrofa del himno de la ciudad de Santa Marta que desde su nombre hasta su tradición ha conservado el sentido de la religiosidad heredado de su nacimiento hispano y llevó el estandarte de la difusión del evangelio en la Castilla de Oro o de la Nueva Granada como posteriormente se conoció a este territorio. Fue habitual en todas las incursiones de los peninsulares en el Nuevo Mundo, todo conquistador viniera acompañado por un cura doctrinero o misionero para la conquista de tierra firme y la evangelización de los naturales.
Aquí tuvo España y la iglesia católica la realización de la primera misa a cargo del sacerdote Juan Rodríguez de la Orden de la Merced, acompañante del fundador de nuestra ciudad D. Rodrigo de Bastidas, que como su santa patrona en la ciudad de Marsella vino a desembarcar en una hermosa bahía. Además el primer obispo consagrado en estos territorios, Juan Fernández de Angulo y la primera iglesia. Prueba de su vocación religiosa en ciudad a lo largo de su historia española, sus hijos han fundado numerosas cofradías dedicadas a Nuestra Señora del Rosario, Animas Benditas, Nuestra Señora de la Concepción y al Santísimo Sacramento. De la misma manera se han bautizado calles, plazas y fortificaciones, conservando múltiples nombres del santoral católico y manteniendo de este modo el cordón umbilical con sus raíces peninsulares.
Hay una realidad propia de la esencia de la ciudad referente al cultivo de sus valores, creemos que las mismas dificultades afrontadas en su devenir histórico, fueron determinantes en la construcción de su memoria histórica, por ello no es extraño ni tampoco sorprendente, que los símbolos que le representan identidad sean subvalorados y subdimensionados a lo que su sombra pueda proyectar y trasmitir como lenguaje. Allí radica la importancia de este trabajo, que busca abrir a la reflexión, contribuir a la motivación de alimentar y sostener un proceso necesariamente colectivo para el conocimiento y construcción de nuestras realidades culturales.
El esquema de exposición de este trabajo aborda tres perspectivas. En primer lugar, contextualizarlos histórica y geográficamente sobre la ciudad de Santa Marta (Colombia); en segundo lugar, todo lo referente al tema religioso y cultural entorno a la figura de la Santa Patrona y por último, como punto final una reflexión sobre el tema en mención.
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