Lo hacían habitualmente en unas habitaciones de los monasterios llamadas scriptorium, donde trabajaban también otros monjes. Casi siempre escribían sobre un pupitre, pero no era extraño que lo hicieran sobre las rodillas. Por tanto, el copista solía acabar agarrotado y dolorido.
La forma casi exclusiva que toma el libro medieval es el códice manuscrito sobre pergamino, aunque hasta el s. XV se utilizaron minoritariamente otros soportes escriptóreos ya conocidos como las tablillas o el papiro.
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Lo hacían habitualmente en unas habitaciones de los monasterios llamadas scriptorium, donde trabajaban también otros monjes. Casi siempre escribían sobre un pupitre, pero no era extraño que lo hicieran sobre las rodillas. Por tanto, el copista solía acabar agarrotado y dolorido.
La forma casi exclusiva que toma el libro medieval es el códice manuscrito sobre pergamino, aunque hasta el s. XV se utilizaron minoritariamente otros soportes escriptóreos ya conocidos como las tablillas o el papiro.