Plutocracia es una forma de oligarquía en la que una sociedad está gobernada o controlada por la minoría formada por sus miembros más ricos.
Etimología
La palabra plutocracia proviene del griego antiguo, de los vocablos “ploutos” (riqueza) y “krathos” (poder, gobierno).
Este término fue usado por primera vez por el historiador y filósofo griego Jenofonte, para referirse a la sociedad ateniense previa a las reformas de Solón, cuyo congreso político era controlado por los grandes terratenientes y dueños de la mayoría de los esclavos, forzando la promulgación de medidas que excluían a las clases bajas del gobierno y les permitían mandar a sus anchas.
Concepto clásico
El precepto tradicional de plutocracia refiere al control del gobierno de una nación por parte de sus élites económicas, quienes disponen de los mecanismos del sistema político para promulgar leyes que beneficien sus intereses, vayan o no en detrimento del resto de la población.
No debe confundirse con sistemas de participación política que requieran de un monto de riqueza mínima para ejercer el voto, por ejemplo. El rasgo distintivo de la plutocracia es el manejo de los poderes públicos a favor de los intereses particulares de la élite económica de la nación, sea cual sea el mecanismo de participación o el sistema político en cuestión.
En ese sentido, la plutocracia suele implicar lo siguiente:
Los gobernantes retribuyen el apoyo de las élites económicas favoreciendo sus necesidades por encima de la voluntad general de la población.
Los plutócratas pueden revocar el mandato de los gobernantes electos.
Los gobernantes rinden cuentas, por ende, a los plutócratas antes que al pueblo.
Los poderes públicos están sometidos a instrucciones vinculantes de la élite.
El poder económico
Si las democracias republicanas como las conocemos funcionan en base a la convivencia y mutua regulación de los poderes públicos, a menudo son vulnerables al llamado poder económico, es decir, a la influencia del capital y de los intereses de las clases más pudientes en el quehacer político.
Estos poderes suelen ser más o menos invisibles en el debate político, por lo que a menudo juegan el rol del poder detrás del trono, vale decir, tiran de los hilos invisibles de la política.
Plutocracia y oligarquía
El concepto de plutocracia está muy vinculado con el de oligarquía, que no es otra cosa que el gobierno de unos pocos (del griego oligos, “pocos”; y arko, “mandato”). Podría bien decirse que la plutocracia es una forma de oligarquía, ya que las élites económicas son siempre minoritarias en comparación con el resto del pueblo llano.
Existen acusaciones de plutocracia en sociedades como la mexicana o la estadounidense, dados los circuitos monopólicos u oligopólicos, holdings empresariales y otras formas de asociación económica que tienen una notoria influencia en las dinámicas políticas.
En particular la existencia de grupos multiempresariales como Grupo Prisa en España o Grupo Clarín en Argentina, que controlan sectores informativos, agrarios, financieros, etc., supone la existencia de poderes influyentes en el país pero fuera del control directo de las instituciones.
Respuesta:
Plutocracia es una forma de oligarquía en la que una sociedad está gobernada o controlada por la minoría formada por sus miembros más ricos.
Etimología
La palabra plutocracia proviene del griego antiguo, de los vocablos “ploutos” (riqueza) y “krathos” (poder, gobierno).
Este término fue usado por primera vez por el historiador y filósofo griego Jenofonte, para referirse a la sociedad ateniense previa a las reformas de Solón, cuyo congreso político era controlado por los grandes terratenientes y dueños de la mayoría de los esclavos, forzando la promulgación de medidas que excluían a las clases bajas del gobierno y les permitían mandar a sus anchas.
Concepto clásico
El precepto tradicional de plutocracia refiere al control del gobierno de una nación por parte de sus élites económicas, quienes disponen de los mecanismos del sistema político para promulgar leyes que beneficien sus intereses, vayan o no en detrimento del resto de la población.
No debe confundirse con sistemas de participación política que requieran de un monto de riqueza mínima para ejercer el voto, por ejemplo. El rasgo distintivo de la plutocracia es el manejo de los poderes públicos a favor de los intereses particulares de la élite económica de la nación, sea cual sea el mecanismo de participación o el sistema político en cuestión.
En ese sentido, la plutocracia suele implicar lo siguiente:
Los gobernantes retribuyen el apoyo de las élites económicas favoreciendo sus necesidades por encima de la voluntad general de la población.
Los plutócratas pueden revocar el mandato de los gobernantes electos.
Los gobernantes rinden cuentas, por ende, a los plutócratas antes que al pueblo.
Los poderes públicos están sometidos a instrucciones vinculantes de la élite.
El poder económico
Si las democracias republicanas como las conocemos funcionan en base a la convivencia y mutua regulación de los poderes públicos, a menudo son vulnerables al llamado poder económico, es decir, a la influencia del capital y de los intereses de las clases más pudientes en el quehacer político.
Estos poderes suelen ser más o menos invisibles en el debate político, por lo que a menudo juegan el rol del poder detrás del trono, vale decir, tiran de los hilos invisibles de la política.
Plutocracia y oligarquía
El concepto de plutocracia está muy vinculado con el de oligarquía, que no es otra cosa que el gobierno de unos pocos (del griego oligos, “pocos”; y arko, “mandato”). Podría bien decirse que la plutocracia es una forma de oligarquía, ya que las élites económicas son siempre minoritarias en comparación con el resto del pueblo llano.
Existen acusaciones de plutocracia en sociedades como la mexicana o la estadounidense, dados los circuitos monopólicos u oligopólicos, holdings empresariales y otras formas de asociación económica que tienen una notoria influencia en las dinámicas políticas.
En particular la existencia de grupos multiempresariales como Grupo Prisa en España o Grupo Clarín en Argentina, que controlan sectores informativos, agrarios, financieros, etc., supone la existencia de poderes influyentes en el país pero fuera del control directo de las instituciones.