Érase una vez hace más de doscientos años, dos hermanos alemanes llamados Jacob y Wilhelm Grimm que tenían como pasatiempo compilar los cuentos de hadas que habían escuchado en sus recorridos por Europa. Gracias a estos entusiastas de la literatura, Caperucita Roja, Cenicienta y Blanca Nieves han pasado de generación en generacion, hasta llegar a nuestros hogares para el deleite de grandes y pequeños.
Sabemos que los cuentos de los hermanos Grimm contienen situaciones no aptas para los pequeños, por lo cual hemos creado versiones adaptadas para los niños y enfocadas hacia la enseñanza de valores. En nuestra colección encontrarás los cuentos de los hermanos Grimm más populares, al igual que los menos conocidos como “El enano saltarín” y “El burro, la mesa y el bastón”. ¡Sumérgete en un mundo de magia y fantasía con nuestros cuentos de los Hermanos Grimm!
- Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso.” Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
Respuesta:
Cuento de los hermanos Grimm
Érase una vez hace más de doscientos años, dos hermanos alemanes llamados Jacob y Wilhelm Grimm que tenían como pasatiempo compilar los cuentos de hadas que habían escuchado en sus recorridos por Europa. Gracias a estos entusiastas de la literatura, Caperucita Roja, Cenicienta y Blanca Nieves han pasado de generación en generacion, hasta llegar a nuestros hogares para el deleite de grandes y pequeños.
Sabemos que los cuentos de los hermanos Grimm contienen situaciones no aptas para los pequeños, por lo cual hemos creado versiones adaptadas para los niños y enfocadas hacia la enseñanza de valores. En nuestra colección encontrarás los cuentos de los hermanos Grimm más populares, al igual que los menos conocidos como “El enano saltarín” y “El burro, la mesa y el bastón”. ¡Sumérgete en un mundo de magia y fantasía con nuestros cuentos de los Hermanos Grimm!
Explicación:
Coronita plisss
Respuesta:
Los dos reyes y los dos laberintos
- Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso.” Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
Explicación:
espero que te sirva