Cuentos del respeto ,corto no largo, rápido por favor
jhairstevanmore
El dia oficial de lo inventos Era un día importante en el país Mirinda, porque era el divertido Día Oficial de los Inventos. En una casita roja se podía sentir el entusiasmo por cada una de sus esquinas.
Tres hermanos estaban ultimando los detalles de cada uno de sus inventos. El mayor de ellos se llamaba Milos. Su nombre significaba felicidad y diversión. Por ello su máquina se llamaba “El acompañador” un pequeño robot que se adaptaba a jugar al juego que el niño le dijera en voz alta. Si no querías jugar solo al ping-pong decías el nombre del juego y el robot cogía la pala y se colocaba en la mesa.
El hermano mediano se llamaba Kilian. Su nombre se traducía como pequeño guerrero y su máquina se llamaba “El defensor”. Era una especie de mochila que tiraba bolas por los hombros si alguien se metía con el dueño de la mochila. Kilian estaba enfadado porque cada vez que la mochila se quedaba sin bolas le costaba mucho volver a introducirlas.
Guim, el pequeño, tenía un invento que hacía referencia a su nombre. Se llamaba “La máquina de ayudar”. El robot era voluntarioso y acompañaría a las personas a la compra o a cargar maletas.
Cuando todos sus inventos estuvieron a punto decidieron ir a la plaza del pueblo a presentarlos delante de los jueces. Se empujaban para salir por la puerta de casa y su madre los reñía al fondo e intentaba separarlos para que salieran de uno a uno y no discutieran. Parecía imposible, porque los tres hermanos estaban entusiasmados y cada uno pensaba que su invento era el mejor.
Una vez que llegaron a la plaza del pueblo vieron que estaba lleno de gente y de participantes. Había multitud de inventos. Una niña llevaba la máquina de reír, un robot que si te veía la cara con mueca triste te hacía cosquillas para que te rieras. Otra niña presentaría “El cancionero”, un invento donde tu metías escrito el nombre de las canciones que te gustaría escuchar a lo largo del día y se programaba para ello. Así de uno en uno hasta 40 inventos.
A medida que iban saliendo los diferentes genios con sus máquinas, los hermanos se iban sintiendo cada vez más nerviosos. Milos se reía de sus hermanos diciéndoles que no sabía por qué no se iban a casa, Guim los ignoraba, porque estaba decidido a subir el primero aun siendo el pequeño.
Kilian acabó sacando su espíritu guerrero y, ante la actitud de sus hermanos, les dio un empujón a cada uno. Milos y Guim se lo devolvieron y la máquina de Kilian se cayó en el suelo y esté empezó a gritar. Tal fue la pelea que empezaron que uno de los jueces se levantó de su mesa, fue donde estaban y les dijo:
-¡Alto pequeños hermanos! Está claro que seréis muy inteligentes, pero como por desgracia no tenemos la máquina de la paz y al final ser compañeros y estar unidos es lo más importante y no habéis sabido demostrarlo os dejo fuera del concurso.
Los tres hermanos se quedaron parados escuchando. Se dieron cuenta de que el juez tenía razón y agacharon la cabeza. Se dieron la mano y recogieron sus inventos. Habían aprendido la lección.
Era un día importante en el país Mirinda, porque era el divertido Día Oficial de los Inventos. En una casita roja se podía sentir el entusiasmo por cada una de sus esquinas.
Tres hermanos estaban ultimando los detalles de cada uno de sus inventos. El mayor de ellos se llamaba Milos. Su nombre significaba felicidad y diversión. Por ello su máquina se llamaba “El acompañador” un pequeño robot que se adaptaba a jugar al juego que el niño le dijera en voz alta. Si no querías jugar solo al ping-pong decías el nombre del juego y el robot cogía la pala y se colocaba en la mesa.
El hermano mediano se llamaba Kilian. Su nombre se traducía como pequeño guerrero y su máquina se llamaba “El defensor”. Era una especie de mochila que tiraba bolas por los hombros si alguien se metía con el dueño de la mochila. Kilian estaba enfadado porque cada vez que la mochila se quedaba sin bolas le costaba mucho volver a introducirlas.
Guim, el pequeño, tenía un invento que hacía referencia a su nombre. Se llamaba “La máquina de ayudar”. El robot era voluntarioso y acompañaría a las personas a la compra o a cargar maletas.
Cuando todos sus inventos estuvieron a punto decidieron ir a la plaza del pueblo a presentarlos delante de los jueces. Se empujaban para salir por la puerta de casa y su madre los reñía al fondo e intentaba separarlos para que salieran de uno a uno y no discutieran. Parecía imposible, porque los tres hermanos estaban entusiasmados y cada uno pensaba que su invento era el mejor.
Una vez que llegaron a la plaza del pueblo vieron que estaba lleno de gente y de participantes. Había multitud de inventos. Una niña llevaba la máquina de reír, un robot que si te veía la cara con mueca triste te hacía cosquillas para que te rieras. Otra niña presentaría “El cancionero”, un invento donde tu metías escrito el nombre de las canciones que te gustaría escuchar a lo largo del día y se programaba para ello. Así de uno en uno hasta 40 inventos.
A medida que iban saliendo los diferentes genios con sus máquinas, los hermanos se iban sintiendo cada vez más nerviosos. Milos se reía de sus hermanos diciéndoles que no sabía por qué no se iban a casa, Guim los ignoraba, porque estaba decidido a subir el primero aun siendo el pequeño.
Kilian acabó sacando su espíritu guerrero y, ante la actitud de sus hermanos, les dio un empujón a cada uno. Milos y Guim se lo devolvieron y la máquina de Kilian se cayó en el suelo y esté empezó a gritar. Tal fue la pelea que empezaron que uno de los jueces se levantó de su mesa, fue donde estaban y les dijo:
-¡Alto pequeños hermanos! Está claro que seréis muy inteligentes, pero como por desgracia no tenemos la máquina de la paz y al final ser compañeros y estar unidos es lo más importante y no habéis sabido demostrarlo os dejo fuera del concurso.
Los tres hermanos se quedaron parados escuchando. Se dieron cuenta de que el juez tenía razón y agacharon la cabeza. Se dieron la mano y recogieron sus inventos. Habían aprendido la lección.