Cuento " En este pueblo no hay ladrones" de gabriel garcia marquez (resumen)
fermdr
Dámaso y Ana son marido y mujer; ella tiene 6 meses de embarazo y viven en un cuartito. El 20 de junio de 1962 Dámaso se ausento toda la noche mientras su esposa había estado esperándolo.
Cuando llego, traía una bolsa con 3 bolas de billar que había robado con otros ladrones, Ana se lo imagino pero él terminó por contárselo todo.
Al día siguiente Ana salió a la plaza para “echarse una vueltecita”, pero todo el pueblo sabía que habían entrado a robar en el billar, habían cargado con las bolas de billar y $200.00, la policía pensaba que había sido un forastero.
Ella regreso con su esposo al cuartito, ella le dijo que se habían robado $200.00 y no 25 centavos como él había dicho, Dámaso le volvió a decir lo mismo hasta convencerla. Esa noche él fue con sus amigos al cine, ya comenzada la película la policía entró precipitadamente y agarro a un negro monumental pretendiendo que él era el ladrón, Dámaso se alteró pero no dijo nada, terminó de ver la película y regreso al cuartito con Ana, para cuando llego hasta ella sabía lo que había ocurrido, por lo que él enterró las bolas debajo de la cama, fumo unos cigarrillos y se durmió.
A la mañana siguiente Dámaso fue al billar con Don Roque, el propietario y se enteró que Don Roque había ordenado nuevas bolas y que llegarían antes de un mes. Un día Dámaso le dijo a su esposa que se iba y no regresaba, estaba molesto por un dinero que le pidió prestado a ella tiempo atrás, pero ella se negó a prestárselo, así que cuando Dámaso le dijo eso Ana ni se inmutó. Esa noche Dámaso fue hacia la sala de baile donde una muchacha conocida platicaba con él; comieron y después fueron a un cuartito donde él se quedó dormido. En esa mañana, casi todo el pueblo estaba reunido en el puerto para ver al negro zarpar . Ana se encontró a Dámaso en la plaza. Llevaban al negro en una lancha, sobre el techo, amarrado de pies y manos a un tambo de petróleo.
Después del espectáculo Ana se regresó a su casa y Dámaso fue hacia el billar, estaba ayudando a Don Roque con la clientela; llego a su casa por la madrugada.
Por una semana, Dámaso salía muy temprano por la mañana y no regresaba sino hasta la medianoche.
Un día a mediados de Julio, Dámaso regresó por la tarde a su casa, evitaba a Ana y sólo hasta por la noche platicó con ella sobre las bolas, quería devolverlas pero no sabía cómo pues las que había pedido Don Roque eran ahora más caras y el propietario se negó.
El 20 de agosto, Dámaso fue al billar a platicar con Don Roque; después muy entrada la noche se dirigió hacia el salón de baile, ahí se encontró con su amiga, pero ya estaba muy borracho para platicar, después de un rato regresó a su casa por las bolas.
Ana al ver lo que su esposo iba a hacer, intentó detenerlo pero él la golpeó hasta que ella desistió.
Dámaso se dirigió hacia el billar para devolver las bolas, entró como la vez pasada, pero ahora fue sorprendido por Don Roque que venía armado, fue entonces cuando el propietario se dio cuenta de todo y se llevó a Dámaso con el alcalde.
El 20 de junio de 1962 Dámaso se ausento toda la noche mientras su esposa había estado esperándolo.
Cuando llego, traía una bolsa con 3 bolas de billar que había robado con otros ladrones, Ana se lo imagino pero él terminó por contárselo todo.
Al día siguiente Ana salió a la plaza para “echarse una vueltecita”, pero todo el pueblo sabía que habían entrado a robar en el billar, habían cargado con las bolas de billar y $200.00, la policía pensaba que había sido un forastero.
Ella regreso con su esposo al cuartito, ella le dijo que se habían robado $200.00 y no 25 centavos como él había dicho, Dámaso le volvió a decir lo mismo hasta convencerla.
Esa noche él fue con sus amigos al cine, ya comenzada la película la policía entró precipitadamente y agarro a un negro monumental pretendiendo que él era el ladrón, Dámaso se alteró pero no dijo nada, terminó de ver la película y regreso al cuartito con Ana, para cuando llego hasta ella sabía lo que había ocurrido, por lo que él enterró las bolas debajo de la cama, fumo unos cigarrillos y se durmió.
A la mañana siguiente Dámaso fue al billar con Don Roque, el propietario y se enteró que Don Roque había ordenado nuevas bolas y que llegarían antes de un mes.
Un día Dámaso le dijo a su esposa que se iba y no regresaba, estaba molesto por un dinero que le pidió prestado a ella tiempo atrás, pero ella se negó a prestárselo, así que cuando Dámaso le dijo eso Ana ni se inmutó.
Esa noche Dámaso fue hacia la sala de baile donde una muchacha conocida platicaba con él; comieron y después fueron a un cuartito donde él se quedó dormido.
En esa mañana, casi todo el pueblo estaba reunido en el puerto para ver al negro zarpar . Ana se encontró a Dámaso en la plaza.
Llevaban al negro en una lancha, sobre el techo, amarrado de pies y manos a un tambo de petróleo.
Después del espectáculo Ana se regresó a su casa y Dámaso fue hacia el billar, estaba ayudando a Don Roque con la clientela; llego a su casa por la madrugada.
Por una semana, Dámaso salía muy temprano por la mañana y no regresaba sino hasta la medianoche.
Un día a mediados de Julio, Dámaso regresó por la tarde a su casa, evitaba a Ana y sólo hasta por la noche platicó con ella sobre las bolas, quería devolverlas pero no sabía cómo pues las que había pedido Don Roque eran ahora más caras y el propietario se negó.
El 20 de agosto, Dámaso fue al billar a platicar con Don Roque; después muy entrada la noche se dirigió hacia el salón de baile, ahí se encontró con su amiga, pero ya estaba muy borracho para platicar, después de un rato regresó a su casa por las bolas.
Ana al ver lo que su esposo iba a hacer, intentó detenerlo pero él la golpeó hasta que ella desistió.
Dámaso se dirigió hacia el billar para devolver las bolas, entró como la vez pasada, pero ahora fue sorprendido por Don Roque que venía armado, fue entonces cuando el propietario se dio cuenta de todo y se llevó a Dámaso con el alcalde.