Daniela llevaba un tiempo haciéndose muchas preguntas para las que no hallaba respuestas. Desde que recordaba, su familia le había educado y enseñado a ser una princesa. ¡Incluso tenía reglas para ello! Al principio era divertido. Siempre estaba rodeada de lujosos y coloridos vestidos y tenía una habitación llena de juguetes solo para ella. También había muchas fiestas a las que acudía mucha gente que venía de lugares muy lejanos y que le traían no pocos regalos.
Pero ser princesa empezada a no ser tan divertido. Cuando todos los niños salían al patio a jugar con el balón, siempre había una voz que le recordaba que ella no debía participar porque mancharía su precioso vestido y una princesa nunca debía ensuciarse. De igual forma, no debía escalar por los columpios o acabaría con el pelo enmarañado y la compararían con una pordiosera. Ahora la palabra que más oía a su alrededor era NO y siempre venía seguido de una reglaque le limitaba mucho: 'No debes hacer esto', 'No está bien que te comportes de esa forma'... No, no, no... siempre había un 'no'.
Daniela debía aprender a hacer ricas tartas, pero lo que a ella le gustaba era comérselas. Daniela debía aprender a bailar los bailes de palacio, pero ella prefería saltar. Daniela debía saber tocar un instrumento musical, pero ella buscaba el silencio para jugar al ajedrez.
Daniela ya no quería ser princesa. Triste y cabizbaja vagaba desde entonces por el palacio. Su familia empezó a preocuparse. Pero pronto comprendió que lo único importante era ser feliz. Y así fue como animaron a Daniela a saltar, a jugar con el balón, a comer tartas que mancharan sus vestido... La risa volvió al palacio y Daniela se convirtió desde entonces en la 'Princesa que había vencido al NO'.
Gracias al apoyo de su familia, Daniela superó las expectativas de lo que se esperaba de ella para poder ser libre y decidir qué hacer y qué ser. Descubrió y demostró que las etiquetas que se ponen sobre las personas, como la de ser princesa, solo sirven como límites y que el SÍ siempre es más divertido y enriquecedor que el NO
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Daniela llevaba un tiempo haciéndose muchas preguntas para las que no hallaba respuestas. Desde que recordaba, su familia le había educado y enseñado a ser una princesa. ¡Incluso tenía reglas para ello! Al principio era divertido. Siempre estaba rodeada de lujosos y coloridos vestidos y tenía una habitación llena de juguetes solo para ella. También había muchas fiestas a las que acudía mucha gente que venía de lugares muy lejanos y que le traían no pocos regalos.
Pero ser princesa empezada a no ser tan divertido. Cuando todos los niños salían al patio a jugar con el balón, siempre había una voz que le recordaba que ella no debía participar porque mancharía su precioso vestido y una princesa nunca debía ensuciarse. De igual forma, no debía escalar por los columpios o acabaría con el pelo enmarañado y la compararían con una pordiosera. Ahora la palabra que más oía a su alrededor era NO y siempre venía seguido de una regla que le limitaba mucho: 'No debes hacer esto', 'No está bien que te comportes de esa forma'... No, no, no... siempre había un 'no'.
Daniela debía aprender a hacer ricas tartas, pero lo que a ella le gustaba era comérselas. Daniela debía aprender a bailar los bailes de palacio, pero ella prefería saltar. Daniela debía saber tocar un instrumento musical, pero ella buscaba el silencio para jugar al ajedrez.
Daniela ya no quería ser princesa. Triste y cabizbaja vagaba desde entonces por el palacio. Su familia empezó a preocuparse. Pero pronto comprendió que lo único importante era ser feliz. Y así fue como animaron a Daniela a saltar, a jugar con el balón, a comer tartas que mancharan sus vestido... La risa volvió al palacio y Daniela se convirtió desde entonces en la 'Princesa que había vencido al NO'.
Gracias al apoyo de su familia, Daniela superó las expectativas de lo que se esperaba de ella para poder ser libre y decidir qué hacer y qué ser. Descubrió y demostró que las etiquetas que se ponen sobre las personas, como la de ser princesa, solo sirven como límites y que el SÍ siempre es más divertido y enriquecedor que el NO
sedastian 328#3666