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Nicialmente existían dos modalidades de salto de altura: con impulso y sin impulso. En los Juegos Olímpicos de París 1900, San Luis 1904, Londres 1908 y Estocolmo 1912 se hizo en su doble forma. Los primeros saltadores franqueaban el listón con el denominado estilo de tijera, técnica que consistía en, tras una corta carrera de aproximación, afrontar el listón con un movimiento de tijera con sus piernas, en el que primero pasaba una pierna y después la otra. Con esta técnica se llegó a superar la altura de 1,97 metros.
Una mejora en los saltos se produjo con la introducción del llamado estilo de rodillo costal, desarrollado por el norteamericano George Horine, en el que el atleta rueda lateralmente sobre el listón. Esta técnica permitió a Horine convertirse en el primer hombre en superar la barrera de los 2 metros de altura. El siguiente avance se produjo mediante un perfeccionamiento de la técnica del rodillo costal o californiano, que daría lugar al llamado estilo de rodillo ventral, en la cual el atleta ataca el listón de frente, se sitúa sobre el listón pasando primero una pierna y un brazo y gira sobre el eje imaginario que formaría su propio cuerpo sobre el listón para lograr superarlo. Esta técnica fue desarrollada a mediados del siglo XX por los saltadores soviéticos, logrando con ello situarse como los grandes dominadores de la prueba y superar, en la persona de Valeri Brumel, la altura de los 2,28 metros.
Una mejora en los saltos se produjo con la introducción del llamado estilo de rodillo costal, desarrollado por el norteamericano George Horine, en el que el atleta rueda lateralmente sobre el listón. Esta técnica permitió a Horine convertirse en el primer hombre en superar la barrera de los 2 metros de altura. El siguiente avance se produjo mediante un perfeccionamiento de la técnica del rodillo costal o californiano, que daría lugar al llamado estilo de rodillo ventral, en la cual el atleta ataca el listón de frente, se sitúa sobre el listón pasando primero una pierna y un brazo y gira sobre el eje imaginario que formaría su propio cuerpo sobre el listón para lograr superarlo. Esta técnica fue desarrollada a mediados del siglo XX por los saltadores soviéticos, logrando con ello situarse como los grandes dominadores de la prueba y superar, en la persona de Valeri Brumel, la altura de los 2,28 metros.