El pelaje es denso, formado por fibras delgadas que crecen muy juntas, con el objetivo de proteger al animal tanto del frío como de la lluvia y el viento. Si las fibras fueran más gruesas y crecieran más distanciadas, dejarían pasar el aire frío y el agua de la lluvia.
Son notables las adaptaciones de las vicuñas (del resto de los camélidos también) a las condiciones de la puna. Esto es consecuencia del proceso de evolución de los animales en su medio y de la coevolución de los camélidos y la estepa. Estas adaptaciones incluyen aspectos que preservan al medio en que viven, como las almohadillas en que terminan sus patas, que no erosionan demasiado el suelo del altiplano. Por su forma de alimentarse se les ha denominado «pastoreadores de bajo impacto», lo que significa la posibilidad de rápida recuperación de las pasturas. A diferencia de los camellos, las vicuñas son «bebedoras obligadas», todos los días, por lo que generalmente viven cerca de los ríos o de lagunas.
Por otro lado, la vicuña forma parte de un ecosistema en equilibrio dinámico en el que unos sirven de alimento a otros. Los sistemas prepuneño, puneño y altoandinos comparten ciertas características de flora y fauna con variaciones de densidad y presencia de especies. Estos sistemas son típicamente estepas y pastizales que poseen pequeños parches más verdes y ricos (vegas o bofedales) en las zonas húmedas y zonas sin vegetación (peladares y salares). Algunas de las especies más características son la tola, la yareta, el ichu y otros pastos.
Estos sistemas, de baja biomasa de vegetales, sostienen varias especies de herbívoros entre los cuales se encuentran los camélidos silvestres, vicuñas y guanacos. Otras especies silvestres que pastorean en la puna son los suris Rhea pennata garleppi y tarapacensis, las vizcachas, las chinchillas, los cuyes, los armadillos, etc. También estas estepas son el recurso base para la ganadería de camélidos domésticos (llamas y alpacas), ovinos, caprinos, mulares y vacunos. Dentro de los predadores naturales se encuentran los zorros, los pumas y las jaurías de perros asilvestrados. Las carcasas son el alimento del necrófago más grande de la zona: el cóndor.
Respuesta:
El pelaje es denso, formado por fibras delgadas que crecen muy juntas, con el objetivo de proteger al animal tanto del frío como de la lluvia y el viento. Si las fibras fueran más gruesas y crecieran más distanciadas, dejarían pasar el aire frío y el agua de la lluvia.
Son notables las adaptaciones de las vicuñas (del resto de los camélidos también) a las condiciones de la puna. Esto es consecuencia del proceso de evolución de los animales en su medio y de la coevolución de los camélidos y la estepa. Estas adaptaciones incluyen aspectos que preservan al medio en que viven, como las almohadillas en que terminan sus patas, que no erosionan demasiado el suelo del altiplano. Por su forma de alimentarse se les ha denominado «pastoreadores de bajo impacto», lo que significa la posibilidad de rápida recuperación de las pasturas. A diferencia de los camellos, las vicuñas son «bebedoras obligadas», todos los días, por lo que generalmente viven cerca de los ríos o de lagunas.
Por otro lado, la vicuña forma parte de un ecosistema en equilibrio dinámico en el que unos sirven de alimento a otros. Los sistemas prepuneño, puneño y altoandinos comparten ciertas características de flora y fauna con variaciones de densidad y presencia de especies. Estos sistemas son típicamente estepas y pastizales que poseen pequeños parches más verdes y ricos (vegas o bofedales) en las zonas húmedas y zonas sin vegetación (peladares y salares). Algunas de las especies más características son la tola, la yareta, el ichu y otros pastos.
Estos sistemas, de baja biomasa de vegetales, sostienen varias especies de herbívoros entre los cuales se encuentran los camélidos silvestres, vicuñas y guanacos. Otras especies silvestres que pastorean en la puna son los suris Rhea pennata garleppi y tarapacensis, las vizcachas, las chinchillas, los cuyes, los armadillos, etc. También estas estepas son el recurso base para la ganadería de camélidos domésticos (llamas y alpacas), ovinos, caprinos, mulares y vacunos. Dentro de los predadores naturales se encuentran los zorros, los pumas y las jaurías de perros asilvestrados. Las carcasas son el alimento del necrófago más grande de la zona: el cóndor.
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