En los últimos años, el continente africano se ha convertido en uno de los destinos más populares entre aquellos viajeros que buscan lugares únicos con un toque exótico, donde disfrutar de nuevas experiencias y vivir aventuras apasionantes. Y así es, porque este continente ofrece al turista todo lo que pueda imaginar e incluso, en muchos casos, puede llegar a superar las expectativas que nos hemos hecho de nuestro viaje. Con la ventaja de que podemos encontrar una gran variedad de viajes a medida a África, permitiéndonos elegir los lugares que queremos visitar y las actividades que queremos hacer, en base a nuestros gustos y del tipo de viaje que queramos llevar a cabo.
Para este tipo de viajes, es habitual que tengamos que tener en cuenta, además de las medidas sanitarias y de las prendas de ropa correspondientes, múltiples factores en función de los destinos que vayamos a visitar. Y es que, obviamente, no es lo mismo hacer un safari en Kenia que hacer un viaje más urbanita a Sudáfrica. África es un continente muy grande, mucho más que Europa, por lo que cada lugar presenta sus propias características y particularidades.
Uno de estos factores está muy relacionado con el clima en África. Tanto porque hay épocas que resultan más recomendables que otras para visitar cada país como por el tipo de ropa que debemos llevar e ir preparados con sombreros, crema solar y agua suficiente para las excursiones. De manera que la experiencia sea realmente agradable y las condiciones climáticas no terminen por arruinar ese viaje que con tanta ilusión habíamos preparado.
El clima en África que más predomina es el tropical. No obstante, las temperaturas pueden cambiar mucho de un lugar a otro dentro del continente y cada país presenta sus propias características climáticas. Así pues, podemos encontrarnos desde un sol de justicia en pleno desierto a lluvias abundantes o, incluso, nieve en las zonas de alta montaña. Por ejemplo, en Angola las temperaturas oscilan entre los 25 y los 28 grados en la zona de interior y entre 20 y 24 grados en el litoral. Mientras que en Etiopía, la temperatura suele ser de 20 grados a lo largo de todo el año.
En cuanto a las estaciones, en África se dividen entre estación seca y estación húmeda. En el caso de Kenia, por ejemplo, la estación lluviosa tiene lugar entre marzo y mayo, cuando el día puede amanecer con un sol precioso y terminar con lluvias casi torrenciales, pero que no suelen durar mucho. Por su parte, Marruecos suele presentar un clima mucho más caluroso y seco, lo que contrasta con las nieves que suelen caer durante los crudos inviernos en el Monte Atlas, situada en los alrededores. Mozambique suele ser una región muy húmeda incluso en los meses de invierno. En cambio, Namibia cuenta con un clima muy cálido, famosa incluso por sus intensas olas de calor. Y Ruanda posee una temperatura media todo el año de 24 grados. En definitiva, un continente con una gran diversidad climática y con condiciones muy cambiantes, que varían en función de la región en la que nos encontremos.
No obstante, podemos clasificar las diferentes regiones dentro de varios grupos climáticos más genéricos, de manera que si visitas varias zonas, puedas saber cuál es el clima predominante en cada una de ellas. En general, el clima en África es uniforme y las temperaturas son cálidas debido a la ubicación geográfica del continente en la zona tropical, a la influencia de determinadas corrientes marítimas y a la ausencia de altas montañas que actúen como barrera climática.
El clima en África se repite como un espejo tanto al norte como al sur del Ecuador, que divide de forma imaginaria el continente en dos. La zona de los trópicos presenta climas cálidos, con temperaturas elevadas todo el año y con abundantes lluvias que van disminuyendo a medida que nos alejamos de la línea del Ecuador, dando como resultado los climas ecuatorial, tropical y desértico. Por su parte, los climas templados, solamente los encontramos en las zonas más pegadas al norte y al sur del continente y suelen presentar veranos secos y una vegetación que se adapta perfectamente a los inviernos fríos y lluviosos en contraste con los veranos calurosos y secos.
En los últimos años, el continente africano se ha convertido en uno de los destinos más populares entre aquellos viajeros que buscan lugares únicos con un toque exótico, donde disfrutar de nuevas experiencias y vivir aventuras apasionantes. Y así es, porque este continente ofrece al turista todo lo que pueda imaginar e incluso, en muchos casos, puede llegar a superar las expectativas que nos hemos hecho de nuestro viaje. Con la ventaja de que podemos encontrar una gran variedad de viajes a medida a África, permitiéndonos elegir los lugares que queremos visitar y las actividades que queremos hacer, en base a nuestros gustos y del tipo de viaje que queramos llevar a cabo.
Para este tipo de viajes, es habitual que tengamos que tener en cuenta, además de las medidas sanitarias y de las prendas de ropa correspondientes, múltiples factores en función de los destinos que vayamos a visitar. Y es que, obviamente, no es lo mismo hacer un safari en Kenia que hacer un viaje más urbanita a Sudáfrica. África es un continente muy grande, mucho más que Europa, por lo que cada lugar presenta sus propias características y particularidades.
Uno de estos factores está muy relacionado con el clima en África. Tanto porque hay épocas que resultan más recomendables que otras para visitar cada país como por el tipo de ropa que debemos llevar e ir preparados con sombreros, crema solar y agua suficiente para las excursiones. De manera que la experiencia sea realmente agradable y las condiciones climáticas no terminen por arruinar ese viaje que con tanta ilusión habíamos preparado.
El clima en África que más predomina es el tropical. No obstante, las temperaturas pueden cambiar mucho de un lugar a otro dentro del continente y cada país presenta sus propias características climáticas. Así pues, podemos encontrarnos desde un sol de justicia en pleno desierto a lluvias abundantes o, incluso, nieve en las zonas de alta montaña. Por ejemplo, en Angola las temperaturas oscilan entre los 25 y los 28 grados en la zona de interior y entre 20 y 24 grados en el litoral. Mientras que en Etiopía, la temperatura suele ser de 20 grados a lo largo de todo el año.
En cuanto a las estaciones, en África se dividen entre estación seca y estación húmeda. En el caso de Kenia, por ejemplo, la estación lluviosa tiene lugar entre marzo y mayo, cuando el día puede amanecer con un sol precioso y terminar con lluvias casi torrenciales, pero que no suelen durar mucho. Por su parte, Marruecos suele presentar un clima mucho más caluroso y seco, lo que contrasta con las nieves que suelen caer durante los crudos inviernos en el Monte Atlas, situada en los alrededores. Mozambique suele ser una región muy húmeda incluso en los meses de invierno. En cambio, Namibia cuenta con un clima muy cálido, famosa incluso por sus intensas olas de calor. Y Ruanda posee una temperatura media todo el año de 24 grados. En definitiva, un continente con una gran diversidad climática y con condiciones muy cambiantes, que varían en función de la región en la que nos encontremos.
No obstante, podemos clasificar las diferentes regiones dentro de varios grupos climáticos más genéricos, de manera que si visitas varias zonas, puedas saber cuál es el clima predominante en cada una de ellas. En general, el clima en África es uniforme y las temperaturas son cálidas debido a la ubicación geográfica del continente en la zona tropical, a la influencia de determinadas corrientes marítimas y a la ausencia de altas montañas que actúen como barrera climática.
El clima en África se repite como un espejo tanto al norte como al sur del Ecuador, que divide de forma imaginaria el continente en dos. La zona de los trópicos presenta climas cálidos, con temperaturas elevadas todo el año y con abundantes lluvias que van disminuyendo a medida que nos alejamos de la línea del Ecuador, dando como resultado los climas ecuatorial, tropical y desértico. Por su parte, los climas templados, solamente los encontramos en las zonas más pegadas al norte y al sur del continente y suelen presentar veranos secos y una vegetación que se adapta perfectamente a los inviernos fríos y lluviosos en contraste con los veranos calurosos y secos.