1. La relación entre tu cerebro y el apetito o saciedad. Se trata de los pensamientos que te estimulan negativamente a seguir comiendo.
2. La educación alimentaria. Todos aquellos hábitos y creencias que desde la infancia te fueron inculcados.
3. Gustos y preferencias. Algunos de tus hábitos pasados (negativos o positivos), son primordiales para la actual elección de alimentos.
4. La disponibilidad de alimentos. Actualmente estamos bombardeados por publicidad y comida en todas partes que influyen en tus elecciones y en el número de comidas que realizas, dado que siempre están a la mano.
5. Presiones de tiempo. Debido al actual ritmo acelerado de vida, las personas cada vez se dan menos tiempo para alimentarse adecuadamente, permitirse una buena digestión, o realizar alguna actividad física tras su consumo.
6. Economía. Algunas opciones, como la comida rápida, suelen ser porciones menores y más económicas; sin embargo, frecuentemente son las que más calorías contienen.
7. Estado de ánimo. Comemos por desahogo o fuga de ciertas emociones que difieren de persona a persona. Muchas veces se ingieren automáticamente y, como no hemos razonado el proceso, el mecanismo se repite.
8. Compañía. Estudios arrojan algunas personas comen por imitación, por lo que su conducta está influenciada por quienes le rodean.
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Respuesta:
1. La relación entre tu cerebro y el apetito o saciedad. Se trata de los pensamientos que te estimulan negativamente a seguir comiendo.
2. La educación alimentaria. Todos aquellos hábitos y creencias que desde la infancia te fueron inculcados.
3. Gustos y preferencias. Algunos de tus hábitos pasados (negativos o positivos), son primordiales para la actual elección de alimentos.
4. La disponibilidad de alimentos. Actualmente estamos bombardeados por publicidad y comida en todas partes que influyen en tus elecciones y en el número de comidas que realizas, dado que siempre están a la mano.
5. Presiones de tiempo. Debido al actual ritmo acelerado de vida, las personas cada vez se dan menos tiempo para alimentarse adecuadamente, permitirse una buena digestión, o realizar alguna actividad física tras su consumo.
6. Economía. Algunas opciones, como la comida rápida, suelen ser porciones menores y más económicas; sin embargo, frecuentemente son las que más calorías contienen.
7. Estado de ánimo. Comemos por desahogo o fuga de ciertas emociones que difieren de persona a persona. Muchas veces se ingieren automáticamente y, como no hemos razonado el proceso, el mecanismo se repite.
8. Compañía. Estudios arrojan algunas personas comen por imitación, por lo que su conducta está influenciada por quienes le rodean.
Explicación:
espero haberte ayudado dame corona xfa